Dos monjas roban medio mill¨®n de d¨®lares para jug¨¢rselo en Las Vegas

Dos monjas han admitido haber robado unos 500.000 d¨®lares (m¨¢s de 438.000 euros) de una escuela cat¨®lica de California en la que serv¨ªan para apostar en casinos de Las Vegas y costearse viajes privados, ha revelado el colegio. Una de ellas era la responsable del centro y la otra, una educadora.

Las hermanas Mary Margaret Kreuper ¡ªexdirectora¡ª y Lana Chang ¡ªexprofesora¡ª hurtaron dinero procedente de las matr¨ªculas, las cuotas y donaciones de la escuela cat¨®lica St. James de Torrance,?un suburbio costero al suroeste de Los ?ngeles,?y lo gastaron en la meca estadounidense del juego, seg¨²n ha informado el diario The Long Beach Press-Telegram. El centro comunic¨® lo sucedido?por carta a los padres a?finales de noviembre.

La archidi¨®cesis de Los ?ngeles explic¨® que la malversaci¨®n de fondos fue descubierta durante una auditor¨ªa de rutina y se cree que las monjas estuvieron robando a su escuela durante al menos una d¨¦cada. Sin embargo, el medio mill¨®n de d¨®lares solo representa lo que los auditores han podido rastrear en seis a?os de registros bancarios y no incluye transacciones en efectivo, seg¨²n admitieron los responsables de la archidi¨®cesis?a los padres en una reuni¨®n celebrada el pasado lunes.

Aunque la polic¨ªa ha sido alertada de que las hermanas Kreuper y Chang se han visto "involucradas en el uso personal de una cantidad sustancial de los fondos escolares", la archidi¨®cesis indic¨® a los padres de los alumnos que no planea presentar una querella penal contra las monjas, que durante a?os ejercieron de educadoras morales de los estudiantes.?

Las dos monjas, descritas como grandes amigas, dejaron la escuela a principios de este a?o ¡ªdonde?Kreuper fue directora 29 a?os y?Chang ense?¨® otros 20¡ª, expresaron su arrepentimiento y prometieron devolver el dinero. Aunque no lo har¨¢n ellas, sino la congregaci¨®n de las Hermanas de San Jos¨¦ de Carondelet, a la que pertenecen, que se ha comprometido a restituir los fondos ¨ªntegramente y a sancionar con dureza a las hermanas. Ambas han sido apartadas y enviadas a dos conventos diferentes. "Nuestra comunidad est¨¢ preocupada y entristecida por esta situaci¨®n y lamentamos cualquier da?o a nuestra larga relaci¨®n con la escuela, que data de 1918", ha se?alado la orden en un comunicado.

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Seis meses antes de la salida de las hermanas,?la archidi¨®cesis orden¨® la auditor¨ªa al tiempo que?una familia solicit¨® una copia de su cheque a la escuela y not¨® que hab¨ªa sido depositado en otra cuenta bancaria, ajena a la del colegio, detall¨® en la reuni¨®n?Michael Meyers, el capell¨¢n del centro.

La entonces directora Kreuper "se mostr¨® muy nerviosa" ante la revisi¨®n de las finanzas de la escuela y solicit¨® al personal que modificara los registros. Un auditor interno alert¨® de estos movimientos y se percat¨® de que "algo no iba bien". Poco despu¨¦s confirm¨® sus sospechas.

La archidi¨®cesis contrat¨® a un auditor independiente para hacer un an¨¢lisis m¨¢s exhaustivo, que hall¨® una "cuenta olvidada" a la que solo ten¨ªan acceso las dos religiosas. La cuenta se abri¨® en?1997 y solo se dispone de los registros bancarios hasta 2012 .?"Sabemos que viajaban con frecuencia. Sabemos que sol¨ªan visitar casinos y la verdad es que usaron la cuenta de la escuela como su cuenta personal", asegur¨® en la misma cita con los padres?Marge Graf, la?abogada del colegio.

La nueva directora, Noreen Maricich, ha cambiado el sistema de pago para evitar que pueda producirse otro fraude en el futuro. Sin embargo,?seg¨²n relata The Long Beach Press-Telegram, muchos padres se indignaron con la decisi¨®n de no presentar cargos y comentaron que si las monjas fueran laicas, estar¨ªan en la c¨¢rcel. Un grupo de ellos se plantea incluso demandarlas, pero al haber un acuerdo entre la orden, la archidi¨®cesis y el colegio, parece improbable que resulten procesadas.?

Algunos padres comentaron que era sabido que las religiosas viajaban a menudo y apostaban en casinos, pero aseguraban que un t¨ªo rico les costeaba estos caprichos. "El t¨ªo rico ¨¦ramos nosotros, los padres del St. James", se lamenta otro progenitor.