China suaviza sus represalias comerciales contra Estados Unidos
Pek¨ªn reduce los aranceles a la importaci¨®n de coches norteamericanos para favorecer las negociaciones
Los primeros gestos derivados de la tregua comercial acordada entre Estados Unidos y China llegan desde Pek¨ªn. Las autoridades del pa¨ªs asi¨¢tico han suavizado parte de sus represalias comerciales contra Washington, impuestas en los ¨²ltimos meses, y este viernes han anunciado que suspender¨¢n los aranceles adicionales a coches y autopartes estadounidenses durante tres meses a partir del pr¨®ximo 1 de enero. La decisi¨®n busca facilitar las negociaciones de cara a un acuerdo definitivo con la Administraci¨®n de Donald Trump. Se trata, m¨¢s que de concesiones, de medidas destinadas a normalizar las relaciones entre ambas potencias, enrocadas en un conflicto que trasciende del mero intercambio desequilibrado de mercanc¨ªas.
La tasa actual de los veh¨ªculos fabricados en EE UU, situada en el 40%, se reduce hasta el 15%, es decir, el mismo nivel que pagan los consumidores por coches producidos en cualquier otro pa¨ªs fuera de China. Pek¨ªn tambi¨¦n estar¨ªa planteando la posibilidad de suavizar su pol¨¦mico programa de reconversi¨®n industrial Made in China 2025 para que sea m¨¢s abierto a las empresas extranjeras, seg¨²n la agencia Reuters, aunque el objetivo del pa¨ªs de dominar las tecnolog¨ªas del futuro sigue en pie.
China, seg¨²n han informado desde Estados Unidos, ha reanudado tambi¨¦n sus compras de soja, una de las grandes partidas afectadas por los aranceles que impuso Pek¨ªn como represalia a los de Washington. Es la primera gran compra de este grano (entre 1,5 y 2 millones de toneladas) desde que hace aproximadamente seis meses Pek¨ªn orden¨® cerrar el grifo y las importaciones de soja estadounidenses se desplomaron en cuesti¨®n de d¨ªas. Los 90 d¨ªas de tregua firmados por ambos presidentes, Donald Trump y Xi Jinping, ten¨ªan que ir acompa?ados del compromiso de China de comprar ¡°una cantidad sustancial¡± de productos estadounidenses, principalmente agr¨ªcolas, con lo que Pek¨ªn parece estar cumpliendo con su parte.
Estas medidas se interpretan como un gesto de buena voluntad por parte de Pek¨ªn para allanar el terreno a las conversaciones que probablemente comenzar¨¢n formalmente despu¨¦s de a?o nuevo. Es una forma de minimizar da?os, y de volver al punto de partida en algunos casos, pero ninguna de las medidas supone una victoria para Trump. Las importaciones de soja dif¨ªcilmente volver¨¢n a los niveles de hace unos meses a corto plazo y los aranceles a los coches, de finalmente ser bajados, quedar¨ªan al mismo nivel que en mayo.
El martes, Trump tuite¨® que las conversaciones con China estaban siendo ¡°muy productivas¡± y augur¨® ¡°anuncios muy importantes¡± al respecto, sin dar m¨¢s detalles. Lo cierto es que por ahora lo acordado entre Washington y Pek¨ªn ¡ªp¨²blicamente¡ª es de poco calado. En mayo, ambos pa¨ªses fraguaron un pacto parecido basado en el aumento de compras por parte de China de productos estadounidenses, aunque sin cifras concretas. Precisamente esta vaguedad provoc¨® que Trump lo echara abajo 10 d¨ªas despu¨¦s.
Los movimientos de Pek¨ªn han insuflado cierto optimismo en los mercados financieros. Y muestran que ambas delegaciones han estado en contacto telef¨®nico esta semana, seg¨²n ha confirmado Pek¨ªn, a pesar de las tensiones derivadas del arresto en Canad¨¢ de la influyente vicepresidenta de Huawei, Meng Wanzhou.
Pero llegar a un acuerdo que satisfaga a ambas partes se antoja complicado. Adem¨¢s del desequilibrio comercial, entran en juego cuestiones como las medidas de protecci¨®n de la propiedad intelectual en China o el enfoque del plan de modernizaci¨®n industrial del pa¨ªs, ambos escollos insalvables hasta ahora.
¡°Al final depender¨¢ de lo que el Gobierno chino quiera conceder de esta larga lista de demandas. Creo que cualquier respuesta a Estados Unidos deber¨ªa centrarse en detener esta guerra comercial, siempre con la condici¨®n de que China no aceptar¨¢ ultim¨¢tums y que debe ser una negociaci¨®n por fases. Si el Gobierno chino cree que son demandas aceptables, puede funcionar. No hay que olvidar que China nunca ha querido esta guerra comercial¡±, asegura Yu Yongding, investigador de la Academia China de Ciencias Sociales.
China aguanta el golpe de los aranceles
Los datos de aduanas de noviembre muestran que los importadores de China han sido m¨¢s r¨¢pidos en adaptarse a los aranceles que impuso su Gobierno a los productos estadounidenses en comparaci¨®n con sus contrapartes americanos. Las exportaciones de productos chinos a Estados Unidos crecieron un 9,8% interanual, lo que demuestra que la demanda de mercanc¨ªas de este pa¨ªs en suelo americano se mantuvo fuerte pese a los grav¨¢menes que afectan a muchos de ellos. En cambio, las importaciones de productos estadounidenses a China cayeron el mes pasado hasta un 25% en comparaci¨®n con el mismo periodo del a?o anterior.
Este pronunciado desequilibrio ha provocado que el super¨¢vit comercial de China frente a Estados Unidos haya alcanzado los 35.600 millones de d¨®lares (31.300 millones de euros), una cifra que supone un m¨¢ximo hist¨®rico.
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