La cruel condena de Christine Blasey Ford
La mujer que acus¨® al magistrado Kavanaugh de abuso sexual sigue recibiendo amenazas de muerte y no ha podido volver a trabajar
La ¨²ltima vez que Estados Unidos la vio estaba sentada en un pupitre, frente a un comit¨¦ del Senado, contestando preguntas. Con la voz quebrada, Christine Blasey Ford, de 52 a?os, relataba delante del mundo entero c¨®mo hace m¨¢s de tres d¨¦cadas un adolescente de 17 a?os borracho trat¨® de quitarle la ropa mientras le tapaba la boca, entre risas. Su testimonio contra el juez Brett Kavanaugh, durante la confirmaci¨®n de este como magistrado del Tribunal Supremo, simboliz¨® la llegada del movimiento #MeToo al centro del poder. Pero al apagarse los focos, la vida que ella conoc¨ªa ya no estaba all¨ª.
Esta semana, Blasey Ford volvi¨® a ponerse delante de una c¨¢mara. Esta vez mira directamente. Lo hizo para presentar el premio Deportista del A?o de la revista Sports Illustrated, otorgado a Rachael Denhollander, la primera gimnasta que acus¨® p¨²blicamente de abusos sexuales a Larry Nassar. El antiguo m¨¦dico del equipo ol¨ªmpico de gimnasia result¨® ser el mayor depredador sexual llevado a juicio. Abus¨® de m¨¢s de 140 ni?as durante d¨¦cadas. Si el caso de Blasey Ford quiz¨¢ fue el momento m¨¢s intenso del a?o en que las mujeres levantaron la voz, el juicio de Nassar fue el m¨¢s dram¨¢tico. Fue condenado a 175 a?os de prisi¨®n.
In her first public statement since September, Dr. Christine Blasey Ford presents Sports Illustrated¡¯s Inspiration of the Year Award to Rachael Denhollander https://t.co/2lBOB9nVDk pic.twitter.com/AjRYVYfOmS
— Sports Illustrated (@SInow) December 12, 2018
En el v¨ªdeo, Blasey Ford habla de Denhollander como una mujer ¡°que sufri¨® abusos siendo una atleta adolescente vulnerable y encontr¨® el valor para hablar en p¨²blico y parar el abuso a otras. Su valor inspir¨® a otras supervivientes a romper su silencio, y ya conocemos el resultado¡±. ¡°Al dar un paso adelante, asumiste un enorme riesgo¡±, dice Blasey Ford a la gimnasta, ¡°e inspiraste a las generaciones futuras para alzar la voz, incluso si las circunstancias parece que est¨¢n en su contra. La lecci¨®n es que todos podemos lograr cambios reales y que no podemos dejar que nos definan las acciones de otros¡±.
El breve mensaje tiene un significado especial porque Blasey Ford podr¨ªa estar hablando de s¨ª misma. Experta en psicolog¨ªa y estad¨ªstica, Blasey Ford viv¨ªa junto a su marido y sus dos hijos en el privilegiado Palo Alto, el pueblo m¨¢s rico de California, en el coraz¨®n de Silicon Valley. Daba clases en la Universidad de Palo Alto y era profesora invitada en Stanford. Desde el momento en que su nombre se hizo p¨²blico, todo eso desapareci¨®. Se tuvo que mudar de casa y empez¨® a recibir amenazas de muerte. Tres meses despu¨¦s, su vida no ha vuelto.
¡°El juez Kavanaugh ascendi¨® al Tribunal Supremo, pero las amenazas contra la doctora Ford contin¨²an¡±, dijeron los abogados de Ford en un comunicado recogido por la radio p¨²blica NPR. ¡°El ¨²nico objetivo de la doctora Ford es recuperarse de la experiencia y volver a sus responsabilidades laborales¡±.
Durante su testimonio en el Senado, Christine Blasey Ford ya dijo que estaba recibiendo amenazas de todo tipo y que se hab¨ªa tenido que mudar. En una carta p¨²blica el pasado 21 de noviembre, habl¨® por segunda vez: ¡°Estoy agradecida por haber tenido la oportunidad de cumplir con mi deber c¨ªvico. Al haberlo hecho, me asombran todas las mujeres y hombres que me han escrito con experiencias similares y ahora lo comparten valientemente con su familia y amigos, muchos por primera vez¡±.
Blasey Ford escrib¨ªa en una cuenta de Gofundme, una p¨¢gina web de financiaci¨®n colectiva en la que ha recaudado casi 650.000 d¨®lares antes de cerrarla. El objetivo inicial eran 150.000. ¡°Los fondos que hab¨¦is enviado son una bendici¨®n¡±, dec¨ªa. Aseguraba que todo ha sido empleado en mejoras de seguridad en su casa, en mudanzas, en su estancia en Washington y en protecci¨®n f¨ªsica de ella y su familia ante las amenazas. Sus abogados aseguran que no ha podido a¨²n volver al trabajo.
Ford vive protegida por una situaci¨®n econ¨®mica que los medios describen como muy holgada (el precio medio de una casa en Palo Alto supera los cuatro millones de d¨®lares) y una comunidad que valora la discreci¨®n y la vida de pueblo por encima de todo. Pero la presi¨®n sigue. "Todav¨ªa me env¨ªan mensajes, unos buenos, otros malos y algunos horribles", dec¨ªa a EL PA?S el pasado octubre Liz Kniss, alcaldesa de Palo Alto. Sigue habiendo quien dice "que ella no ten¨ªa credibilidad y que humill¨® a Kavanaugh de forma irresponsable", dice la alcaldesa. La ciudad donde pasean Mark Zuckerberg, Tim Cook y Larry Page en vaqueros y zapatillas, de pronto, ten¨ªa "un famoso que necesitaba protecci¨®n policial", y el Ayuntamiento puso su parte. Kniss, v¨ªctima ella misma de violencia sexual, opinaba que Ford "fue muy valiente".?
Christine Blasey Ford es ya para siempre un s¨ªmbolo del cambio cultural de 2018 en torno a los abusos sexuales. Su imagen con los ojos cerrados y la mano levantada mientras juraba decir toda la verdad se estampa en camisetas. Pero tambi¨¦n es un s¨ªmbolo del coste que sigue teniendo alzar la voz seg¨²n qui¨¦n sea el acusado. La semana pasada, Anita Hill concedi¨® una entrevista a The New York Times en la que dijo que ella y Ford estaban en contacto, sin m¨¢s detalles. Anita Hill es la mujer que en 1991 se sent¨® frente al mismo comit¨¦ del Senado para acusar de acoso sexual a otro candidato al Supremo, Clarence Thomas. La respuesta de los senadores entonces sirvi¨® 27 a?os despu¨¦s como ejemplo de machismo. Hill describi¨® su experiencia como ¡°horrible¡±. Blasey Ford como ¡°aterradora¡±. Tras su declaraci¨®n en el Supremo, Hill pas¨® al ostracismo. Ford ha galvanizado a su alrededor una ola de solidaridad y ya se ha prestado al menos a una promoci¨®n con su imagen, la de Sports Illustrated. Sus pr¨®ximos pasos dir¨¢n si algo ha cambiado.
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