T¨²nez, la rep¨²blica de los funcionarios insatisfechos
Las movilizaciones de los empleados p¨²blicos amenazan la estabilidad del Gobierno
El perfil de Cherif Jraifi es representativo de una amplia capa de la juventud en T¨²nez: los llamados diplom¨¦s chome?rs (licenciados en paro). ¡°Despu¨¦s de licenciarme, me he pasado 12 a?os pasando un trabajo precario a otro, todos sin cobertura social¡±, comenta este treinta?ero ataviado con una boina. Los j¨®venes parados desempe?aron un papel clave en la revoluci¨®n de 2011, cuyo detonante, la inmolaci¨®n de Mohamed Buazizi, cumpli¨® el lunes su octavo aniversario. Los diplomados en paro, unos 350.000, cuentan con un influyente sindicato desde 2006, la UDC, de la que Jraifi es presidente. La aspiraci¨®n de la mayor¨ªa de sus miembros es entrar en la funci¨®n p¨²blica.
Su objetivo no suena extra?o en un pa¨ªs que ocupa la parte alta del ranking mundial de funcionarios per c¨¢pita. Sus 800,000 trabajadores p¨²blicos representan casi un 25% del total de la poblaci¨®n empleada, una cifra notablemente superior a la media de la OCDE (18%) y que le acerca a los est¨¢ndares escandinavos. Ellos forman la base de la UGTT, con m¨¢s de un mill¨®n de afiliados, el sindicato m¨¢s poderoso del mundo ¨¢rabe, que recibi¨® el premio Nobel de la Paz en 2015 por su rol de mediador en la ¨²nica transici¨®n democr¨¢tica nacida de la primavera ¨¢rabe. ¡°En el sector p¨²blico tenemos una tasa de afiliaci¨®n del 90%. En el privado, es de un 20%¡±, explica Buali Mbarki, vice secretario general de la organizaci¨®n.
Mientras en Europa los sindicatos experimentan un progresivo desgaste, su capacidad de movilizaci¨®n en T¨²nez sigue siendo vigorosa. Durante las ¨²ltimas semanas, sus huelgas sectoriales han paralizado algunos sectores clave. Por ejemplo, los profesores de secundaria se han negado a realizar los ex¨¢menes de fin de trimestre y el sindicato est¨¢ preparando una huelga general en toda la funci¨®n p¨²blica para el 17 de enero. El motivo es la congelaci¨®n salarial decretada por el Gobierno a pesar de una inflaci¨®n superior al 7%. Seg¨²n los analistas, la UGTT es hoy el actor m¨¢s potente de la oposici¨®n.
El rol pol¨ªtico de la UGTT
De hecho, la central sindical no reh¨²ye ese rol pol¨ªtico, como demuestra su campa?a en la que pide? la dimisi¨®n del primer ministro o las visitas de sus dirigentes a Siria para apoyar al presidente Bachar el Asad. ¡°Tienen una legitimidad hist¨®rica vinculada a su papel en la lucha por la independencia ¡ Y los tunecinos lo ven como representante de las clases populares, no solo de sus afiliados¡±, apunta Lorenzo Feltrin, un investigador especializado en la UGTT. El hecho de que los partidos de izquierda se hundieran en las ¨²ltimas elecciones y tengan una presencia marginal en el Parlamento fortalece su condici¨®n de referente.
El principal argumento de la UGTT contra Ejecutivo tiene connotaciones nacionalistas. ¡°Es inaceptable que las decisiones sobre el presupuesto vengan dictadas de fuera, sobre todo por el FMI¡±, espeta Mbarki. Entre las recetas del Fondo, que el Gobierno debe aplicar a cambio de un pr¨¦stamo de 2.500 millones de euros, figura reducir la carga salarial de la masa funcionarial. En 2017 los sueldos de los funcionarios representaron casi el 15% del PIB, una cifra solo superada en el mundo por pa¨ªses como Corea del Norte o Cuba. El a?o pasado el Gobierno present¨® un programa para incentivar la jubilaci¨®n anticipada de los empleados p¨²blicos. No obstante, ha sido un fracaso y este a?o ha optado por congelar de nuevo los salarios.
Algunos comentaristas pol¨ªticos atribuyen buena parte del problema a la contrataci¨®n masiva que se produjo tras la revoluci¨®n del 2011, que supuso un aumento casi de 150.000 personas a sueldo del Estado. Seg¨²n los adversarios de Ennahda, el partido islamista moderado que gobern¨® buena parte de ese periodo, los islamistas colocaron a miles de sus seguidores con fines clientelistas. ¡°No es cierto. La mayor¨ªa de contratados eran gente que hab¨ªa estado trabajando para el Estado durante a?os sin tener cobertura social. Lo ¨²nico que se hizo fue regularizar su situaci¨®n¡±, se defiende Sayida Unissi, la ministra de Trabajo, perteneciente a Ennahda.
El funcionariado, "pol¨ªtica social" de Ben Al¨ª
Sea como fuere, la verdad es que los siete Gobiernos que han asumido las riendas del pa¨ªs en el periodo posrevolucionario han recurrido a menudo a la oferta de empleos p¨²blicos sin contenido real para desactivar las recurrentes protestas sociales que han sacudido el pa¨ªs. Esta es una pol¨ªtica con hondas ra¨ªces en la historia de T¨²nez. ¡°El r¨¦gimen de Ben Al¨ª utilizaba el empleo p¨²blico como una pol¨ªtica social. Y serv¨ªa tambi¨¦n para apaciguar a la poblaci¨®n¡±, asevera Unissi, una joven de solo 31 a?os con una carrera acad¨¦mica en Francia antes de entrar en pol¨ªtica.
Esta pol¨ªtica explica que, seg¨²n un estudio del Banco Mundial, la productividad de los funcionarios tunecinos sea vergonzosa: equivale a ocho minutos de trabajo al d¨ªa. Muchos de ellos simplemente no tienen nada que hacer. Tambi¨¦n explica la mentalidad de muchos diplom¨¦s chome?rs. ¡°No todos, pero s¨ª muchos de nuestros miembros de la UDC quieren ser funcionarios porque es la ¨²nica opci¨®n que ven de empleo estable y para toda la vida¡±, cuenta Jraifi, que considera que la oferta de empleo p¨²blico debe ser una de las principales soluciones al problema del paro juvenil, cuya tasa dobla la media nacional con un 31%.
Sin embargo, Unissi replica que esta salida ya no es posible. Adem¨¢s, asegura que hay 150.000 vacantes de empleo en el pa¨ªs que no hay manera de ocupar. ¡°En algunos casos es por falta de trabajadores cualificados. Pero en otros, la gente las rechaza por estar mal pagados y no tener cobertura social o por motivos culturales¡±, apostilla Unissi. Mientras muchos observadores occidentales insisten en buscar en el islam las claves del ¨¦xito o fracaso de la consolidaci¨®n de la democracia, esta depender¨¢ de la capacidad hacer encajar las potencialidades y recursos del pa¨ªs con las aspiraciones y formaci¨®n de su juventud. Una compleja ecuaci¨®n a¨²n lastrada por la funesta herencia del s¨¢trapa Ben Al¨ª.
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