T¨²nez no es pa¨ªs para refugiados
El pa¨ªs no dispone de una ley de asilo, lo que deja a los refugiados reconocidos por ACNUR en una situaci¨®n legal precaria
¡°T¨²nez es para m¨ª como una c¨¢rcel a cielo abierto ¡ Ni puedo salir, ni tampoco puedo construir nada aqu¨ª¡±, lamenta Joseph (un nombre falso), un joven refugiado de mirada bondadosa que reside en T¨²nez desde hace m¨¢s de tres a?os. Originario de Rep¨²blica Centroafricana, su comunidad ha sufrido especialmente los estragos de la guerra que asola el pa¨ªs desde 2015, raz¨®n por la que el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) le concedi¨® el estatuto de asilado. Sin embargo, y como sucede a muchos otros refugiados, su situaci¨®n en el pa¨ªs magreb¨ª es precaria a causa de la negligencia de las autoridades tunecinas.
¡°Mi tarjeta de ACNUR evita que la polic¨ªa me deporte, pero como el Gobierno no me da el permiso de residencia, estoy en una especie de limbo¡±, comenta Joseph. Por ejemplo, no puede beneficiarse de los servicios p¨²blicos de educaci¨®n o sanidad, ni trabajar de forma legal, o incluso poner una denuncia ante la polic¨ªa al haberle sido sustra¨ªdo su pasaporte hace unos meses. Esta situaci¨®n le expone a todo tipo de abusos, como la explotaci¨®n laboral.
¡°Al trabajar en negro, los patrones me pagan menos que a los tunecinos, y no tengo ning¨²n derecho laboral¡±, se queja. Su sueldo actual haciendo de chico para todo de una empresa, de pintor a ebanista, es de 500 dinares (155 euros). Incluso su anterior casero se aprovech¨® de su debilidad: le ech¨® una semana despu¨¦s de haber entrado en el apartamento habiendo pagado el primer mes y un dep¨®sito.
¡°El gran problema de los refugiados es que en T¨²nez nunca se aprob¨® una ley de asilo que transponga a su ordenamiento jur¨ªdico la convenci¨®n internacional de los refugiados de 1951, que el pa¨ªs s¨ª ha firmado. Por eso, no les dan autom¨¢ticamente el permiso de residencia, que ser¨ªa lo normal¡±, explica Blemassi Tour¨¦, un marfile?o presidente de la asociaci¨®n de africanos ALDA y residente en T¨²nez desde hace ocho a?os.
Esta laguna legal produce algunas situaciones grotescas. Por ejemplo, si Joseph quisiera abandonar el pa¨ªs, antes deber¨ªa desembolsar m¨¢s de 3.000 dinares (1.000 euros) en concepto de multa por haber residido ilegalmente en el pa¨ªs -son 20 dinares a la semana-. ¡°Toda mi familia huy¨® a Camer¨²n, y me planteo reunirme con ellos. Pero no tengo esos 3.000 dinares¡±, dice encogi¨¦ndose de hombros.
Seg¨²n la oficina local de ACNUR, hay 1.093 refugiados registrados con la organizaci¨®n en T¨²nez, una cifra modesta para un pa¨ªs de 12 millones de habitantes. Entre ellos, predominan los originarios de Siria y de diversos pa¨ªses del ?frica Subsahariana. ¡°En algunos casos espec¨ªficos, la opci¨®n de ser realojados en un tercer pa¨ªs es posible. No obstante, a una escala muy peque?a¡±, declara Mina Shehata, portavoz de ACNUR en este pa¨ªs magreb¨ª.
La agencia de la ONU proporciona asistencia para sufragar las facturas de sanidad y educaci¨®n, como la compra de libros para la escuela. Tambi¨¦n ofrece la ayuda para encontrar un empleo a trav¨¦s de la ONG ADRA. Un contrato legal es la ¨²nica v¨ªa para obtener el permiso de residencia. No obstante, algunos refugiados se quejan que las ayudas son insuficientes y que ADRA no funciona de forma eficaz.
El efecto nocivo de las pol¨ªticas de la UE
Tras la Revoluci¨®n de 2011, una propuesta de ley de asilo fue registrada en el Parlamento, de acuerdo con la nueva Constituci¨®n de 2014, que reconoce el derecho al asilo en el pa¨ªs. Pero desde entonces, duerme el sue?o de los justos. ¡°T¨²nez nunca ha querido aprobar esta ley por temor a que luego la UE lo presione para firmar un Partenariado de la Movilidad que le obligue a recibir a los migrantes interceptados en altamar que hayan pasado por su territorio aunque no sean de nacionalidad tunecina¡±, sostiene Valentin Bonnefoy, investigador de la fundaci¨®n tunecina FTDES. Para los tunecinos, de todos los partidos, esta es una l¨ªnea roja. Existe un amplio consenso pol¨ªtico y social contra la petici¨®n europea de convertirse en un punto de desembarco de los migrantes que van a Europa.
As¨ª pues, el endurecimiento de la pol¨ªtica migratoria de los pa¨ªses de la UE, y sus consiguientes presiones a los pa¨ªses del sur del Mediterr¨¢neo, repercute en una violaci¨®n de los derechos de los refugiados en T¨²nez. Como es de esperar, lo mismo sucede con los migrantes. ¡°Se han registrado casos en los que a los migrantes no se les ofrece la posibilidad de ponerse en contacto con ACNUR por si desean presentar una solicitud de asilo¡±, denuncia Bonnefoy. A menudo, no existe ni tan siquiera ponen a su disposici¨®n int¨¦rpretes del ¨¢rabe en los procesos administrativos y legales en los que se ven envueltos.
Cuando la polic¨ªa intercepta migrantes sin los papeles en regla, los suele llevar a la prisi¨®n de Wardia, a las afueras de la capital. ¡°La mayor¨ªa son deportados, pero las autoridades tunecinas les exigen que paguen antes la multa por residir ilegalmente y el billete de avi¨®n¡±, explica Blemassi Tour¨¦. Un opaco velo cubre el recinto y sus condiciones de detenci¨®n, pues solo le est¨¢ permitida la entrada a la Cruz Roja. ¡°Si los migrantes no pagan su billete, en algunos casos se les ha deportado de forma secreta a Argelia. Es una acci¨®n muy peligrosa porque los dejan en una zona remota y, por ejemplo, una chica fue violada¡±, asegura Tour¨¦. Las organizaciones de derechos humanos han denunciado esta pr¨¢ctica en la propia Argelia, donde parece ser m¨¢s com¨²n.
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