El jefe del Pent¨¢gono renuncia en plena pol¨¦mica con Trump por Siria
El presidente llevaba tiempo distanciado del general Jim Mattis, ¡®Perro furioso¡¯, un gran detractor del repliegue inmediato de las tropas en territorio sirio
El jefe del Pent¨¢gono, Jim Mattis, alias Perro furioso, un general condecorado y sin problemas en mostrar sus desacuerdos con el presidente de Estados Unidos, comunic¨® su retirada este jueves, tan solo un d¨ªa despu¨¦s de que se conociese el repliegue de las tropas estadounidenses en Siria. Donald Trump afirm¨® en su cuenta de Twitter que el secretario de Defensa se jubilar¨ªa con distinciones a finales de febrero, despu¨¦s de haber ejercido el cargo durante los dos primeros a?os de su Administraci¨®n. El distanciamiento entre el mandatario y el militar resultaba evidente desde hac¨ªa meses, pero la dimisi¨®n se ha producido en plena pol¨¦mica por el repliegue en el conflicto sirio, una decisi¨®n del republicano de la que Mattis discrepa.
La carta de renuncia dirigida a Trump es dura, tambi¨¦n es una reflexi¨®n, una advertencia a la naci¨®n. En ella explica que el presidente necesita un responsable de Defensa con "puntos de vista" m¨¢s alineados con los suyos y lanza varios dardos al mandatario. "En tanto que EE UU permanece como la naci¨®n indispensable en el mundo libre, no podemos proteger nuestros intereses o servir ese papel de manera efectiva sin mantener alianzas fuertes y mostrar respeto a esos aliados", se?ala.
Mattis, de 68 a?os, estaba retirado del Ej¨¦rcito, tras pasar 40 a?os en el cuerpo de Marines, cuando un Donald Trump reci¨¦n elegido en las urnas lo escogi¨® para dirigir el Departamento de Defensa. Era un general respetado, capaz de inspirar dos apodos tan aparentemente opuestos como Perro furioso, por lo agresivo en el campo de batalla, y Monje guerrero, por su bagaje intelectual. La carta de despedida recoge ambos valores, la del furioso y la del guerrero. Su adi¨®s se suma a la ristra de bajas importantes del Gobierno de Trump en los ¨²ltimos meses, entre dimisiones y despidos.
Trump despidi¨® con buenas palabras al general, destacando los progresos logrados durante su mandato en materia de compra de equipos o a la hora de lograr que "aliados y otros pa¨ªses paguen su parte en las obligaciones de Defensa". Pero no hay nada amigable en este adi¨®s. Los rumores de la marcha de Mattis llevaban tiempo circulando en Washington, fruto del enfriamiento de su relaci¨®n con el presidente. En octubre, preguntado por estos extremos, el republicano no pudo ser m¨¢s fr¨ªo: ¡°Creo que es una especie de dem¨®crata, si quiere que le diga la verdad¡±, dijo en una entrevista televisiva el mandatario. ¡°Puede que se vaya, quiero decir, en alg¨²n momento, todo el mundo se va. Todos. La gente se va. Esto es Washington¡±, a?adi¨®.
Giro aislacionista
La retirada de Siria ha hecho m¨¢s claras sus diferencias. El a¨²n jefe del Pent¨¢gono hab¨ªa advertido de que un repliegue prematuro de las tropas del pa¨ªs podr¨ªa ¡°dejar un vac¨ªo que puede ser aprovechado por el r¨¦gimen de [el presidente sirio, Bachar] El Asad o sus apoyos¡±. Tambi¨¦n ha lamentado el peligro en que deja a los aliados kurdos, vulnerables a un ataque de Turqu¨ªa. En el pasado discrep¨® de otras decisiones, de forma m¨¢s discreta, como el veto a los transg¨¦nero en el Ej¨¦rcito o el costoso desfile miltiar que el presidente quiso implantar en EE UU cuando lleg¨® traspuesto del d¨ªa nacional de Francia.
Por la noche, fuentes de Defensa explicaron en varios medios estadounidenses que Trump tambi¨¦n planea recortar a la mitad la presencia militar en Afganist¨¢n, de 14.000 a unos 7.000 soldados, en contra del criterio de los halcones del partido y del Gobierno. No es dif¨ªcil suponer que tambi¨¦n despertaba los recelos de Mattis. En los primeros meses, el neoyorquino cedi¨® a sus consejos. Pero ahora ha pulsado el bot¨®n de retirada y su prometido giro aislacionista empieza a tomar forma.
Aquel Gobierno de generales que Trump cre¨® a los pocos meses de llegar a la Casa Blanca (con Mattis en el Pent¨¢gono, John Kelly como jefe de Gabinete y H. R. McMaster como consejero de Seguridad Nacional) ya es historia.
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