El plan de retirada de tropas de Trump desconcierta a Afganist¨¢n

La filtraci¨®n de que el presidente de EE UU, Donald Trump, planea retirar a la mitad de sus soldados de Afganist¨¢n ha desconcertado al Gobierno de Kabul, as¨ª como al resto de los socios que contribuyen con tropas a la estabilizaci¨®n de ese pa¨ªs asi¨¢tico. Aunque desde septiembre Washington ha intensificado sus esfuerzos diplom¨¢ticos para alcanzar un alto el fuego con los talibanes, nadie esperaba una decisi¨®n antes de que concluyeran las conversaciones que el enviado especial para la Reconciliaci¨®n, Zalmay Khalilzad, est¨¢ manteniendo con la guerrilla.

¡°No tendr¨¢ impacto sobre la seguridad porque desde hace cuatro a?os y medio, est¨¢ bajo total control de los afganos¡±, ha tuiteado Haroon Chakhansuri, portavoz del presidente afgano, Ashraf Ghani, sacando pecho. Su argumento, secundado por algunos analistas, es que las tropas de EE. UU. se han dedicado a tareas de apoyo y asesoramiento, e incluso si se van 7.000 soldados, todav¨ªa quedar¨¢n otros 7.000, m¨¢s 8.000 de otros pa¨ªses, 25.000 agentes privados contratados por el Pent¨¢gono y 304.000 miembros de las fuerzas de seguridad afganas (entre Ej¨¦rcito y polic¨ªa).

Es cierto que en 2014, cuando la OTAN dio por concluida su misi¨®n de combate y se retiraron 100.000 tropas extranjeras, tambi¨¦n hubo una sensaci¨®n de v¨¦rtigo y advertencias de que el pa¨ªs iba a sumirse en el caos. Pero no se trata tanto de n¨²meros como de percepciones y, sobre todo, capacidad operativa. El mensaje que env¨ªa la retirada resulta devastador para la moral de unas fuerzas duramente castigadas por la lucha contra los insurgentes y en las que son frecuentes las deserciones. Muchos afganos temen el regreso de los talibanes al poder o una nueva guerra civil.

Significativamente, su presidente ha mantenido silencio. La noticia se conoci¨® en la madrugada de este viernes, pocas horas despu¨¦s de que recibiera al equipo negociador que envi¨® a Abu Dhabi para asistir a la cita entre Khalilzad y los insurgentes. Tal como prometi¨® durante la campa?a electoral hace cuatro a?os, Ghani quiere negociar directamente con los talibanes, pero estos volvieron a rechazar un encuentro cara a cara con los representantes de un Gobierno que consideran marioneta de Occidente. No ven necesidad en hacerlo. Desde la significativa reducci¨®n de tropas de 2014, han logrado recuperar territorio y hoy controlan al menos la mitad del pa¨ªs.

Se desconoce si Khalilzad estaba al tanto del plan de retirada de Trump cuando se reuni¨® con la guerrilla talib¨¢n, la cuarta ronda de conversaciones que mantiene con el grupo desde que fue nombrado en septiembre. Al concluir la ¨²ltima el mi¨¦rcoles, s¨®lo dijo hab¨ªan sido ¡°productivas¡±, sin dar m¨¢s detalles. La mayor¨ªa de los observadores opina que la decisi¨®n da?a sus esfuerzos.

¡°No s¨¦ si [Khalilzad] lo sab¨ªa, pero no creo que le agrade que Trump debilite su posici¨®n en medio de las conversaciones¡±, declara a EL PA?S Thomas Ruttig, director del centro de estudios Afghanistan Analysts Network y gran conocedor del pa¨ªs. ¡°Por supuesto, mucho depende de qu¨¦ tropas se retiren. En mi opini¨®n, el entrenamiento es una mera tapadera. Si los asesores (y los de operaciones especiales) se quedan para funciones clave, puede aguantar. Pero los gestos a menudo tienen m¨¢s peso que la realidad, y esta [decisi¨®n] no parece un compromiso¡±, a?ade el experto.

Pocos dudan de que en las circunstancias adecuadas, la reducci¨®n de tropas podr¨ªa servir para mostrar a los talibanes que EE. UU. es serio en su compromiso de retirada. Sin embargo, la forma en que se ha conocido la noticia ha dejado desconcertados no s¨®lo al Gobierno afgano, sino incluso a los insurgentes, para quienes constituye una victoria t¨¢ctica sin necesidad de hacer concesi¨®n alguna.

El portavoz talib¨¢n, Zabihullah Mujahid, ha evitado reaccionar en caliente, aunque la agencia France Presse cita a un alto responsable de la guerrilla que no ocultaba su contento. ¡°Con franqueza, no nos esper¨¢bamos esta respuesta inmediata de los americanos. Estamos m¨¢s que satisfechos (¡­). Esperamos m¨¢s buenas noticias¡±, confiaba la fuente desde un lugar no precisado de Pakist¨¢n.

La retirada de la mitad de las tropas supone un giro radical en la estrategia anunciada por EE. UU. hace un a?o, que dio un bal¨®n de ox¨ªgeno al presidente Ghani. Adem¨¢s, el impacto ha sido a¨²n mayor por la noticia del cese del secretario de Defensa, Jim Mattis. El general estaba considerado en Afganist¨¢n como garante del compromiso de EE. UU. con el pa¨ªs.