Trump busca una tregua con los talibanes para retirar sus tropas de Afganist¨¢n
El enviado de Washington, que se ha reunido cuatro veces con los insurgentes, ha sugerido progresos tras su ¨²ltima cita
El presidente de EE UU, Donald Trump, busca un alto el fuego en Afganist¨¢n que le permita sacar a sus tropas de ese pa¨ªs asi¨¢tico. De momento, se ha filtrado que planea la retirada de hasta la mitad de sus 14.000 soldados, pero desde septiembre intensifica sus esfuerzos diplom¨¢ticos para sentar a negociar a los talibanes con el Gobierno de Kabul. El enviado norteamericano para la Reconciliaci¨®n, Zalmay Khalilzad, se ha reunido cuatro veces con los insurgentes. A la ¨²ltima cita, esta semana en Abu Dhabi, ha sumado a delegados de Pakist¨¢n, Arabia Saud¨ª y Emiratos ?rabes Unidos (EAU), lo que parece haber dado un impulso a las conversaciones, aunque todav¨ªa no ha logrado que la guerrilla talib¨¢n acepte hablar directamente con el Gobierno afgano.
¡°Tuve reuniones productivas en EAU con interlocutores afganos e internacionales para promover el di¨¢logo intra afgano con vistas a poner fin al conflicto en Afganist¨¢n¡±, tuite¨® Khalilzad al concluir los dos d¨ªas de reuniones en la capital de Emiratos el pasado mi¨¦rcoles.
Nada m¨¢s ha trascendido por parte estadounidense. Tampoco sus anfitriones emirat¨ªes han aclarado en qu¨¦ consisten los resultados, a los que se han referido como ¡°tangibles y positivos¡± para todas las partes implicadas, aunque han asegurado que habr¨¢ una nueva reuni¨®n. Seg¨²n algunos medios que citan fuentes de la guerrilla sin identificar, EE UU propuso una retirada de tropas a cambio de una tregua de seis meses. Sin embargo, el portavoz de los talibanes, Zabibullah Mujahid, ha querido dejar claro que ellos no discutieron ninguna tregua. Asegura en un comunicado que las conversaciones de Abu Dhabi se centraron ¡°en la retirada de las tropas extranjeras, las v¨ªctimas civiles de los bombardeos a¨¦reos y el trato a los presos talibanes¡±.
En la actualidad, EE UU tiene desplegados en torno a 14.000 soldados (a los que se suman otros 8.000 de diversos pa¨ªses de la OTAN) que se dedican sobre todo al entrenamiento de las fuerzas afganas, el apoyo sobre el terreno y los bombardeos a¨¦reos contra los talibanes y otros grupos insurgentes. La reducci¨®n, difundida por los medios estadounidenses y que al parecer se decidi¨® a la vez que la de Siria, afectar¨¢ sin duda a esas misiones, pero sobre todo env¨ªa un mensaje de debilidad a los talibanes, justo cuando las conversaciones de paz parecen avanzar. Como el propio Trump dijo cuando critic¨® a su predecesor por anunciar una fecha de retirada, est¨¢ dando un incentivo a la guerrilla para simplemente esperar a que se vayan las tropas.
Medidas de confianza
Zalmay Khalilzad trata de establecer medidas de confianza con los talibanes que permitan abrir verdaderas negociaciones de paz. Una de sus peticiones parece ser la liberaci¨®n de dos profesores de la Universidad Americana de Afganist¨¢n, el estadounidense Kevin King y el australiano Timothy Weeks, secuestrados en Kabul durante el verano de 2016. Los servicios de informaci¨®n afganos y estadounidenses est¨¢n convencidos de que ambos est¨¢n en manos de los Haqqani, grupo integrado en los talibanes pero que act¨²a con cierta independencia, que al parecer buscan la liberaci¨®n de Anas Haqqani, hermano del jefe del clan, capturado por agentes afganos dos a?os antes. Un gesto en este asunto podr¨ªa se?alar voluntad de avanzar en los contactos. Algunas informaciones apuntan a la presencia de varios miembros de los Haqqani en la delegaci¨®n talib¨¢n. Si fuera cierto, ser¨ªa la primera vez que un enviado de EE. UU. se re¨²ne con ese grupo al que Washington considera terrorista.
Khalilzad, un diplom¨¢tico estadounidense nacido en Afganist¨¢n y que ha sido embajador en Kabul, tiene dos objetivos desde su nombramiento el pasado septiembre: conseguir un alto el fuego antes de las elecciones presidenciales afganas del pr¨®ximo abril y que las dos partes, Gobierno e insurgentes, negocien directamente para poner fin a la guerra. El conflicto se prolonga desde 2001 cuando el Ej¨¦rcito norteamericano derrib¨® al r¨¦gimen talib¨¢n en represalia por albergar a Al Qaeda, cuyo l¨ªder, Osama Bin Laden, plane¨® y financi¨® los atentados del 11-S. Ya ha costado cerca de un bill¨®n de d¨®lares (875.000 millones de euros) a los contribuyentes norteamericanos.
Los talibanes se han negado hasta ahora a hablar con las autoridades de Kabul, a quienes consideran marionetas de Occidente. No ven necesidad en hacerlo. Desde 2014, cuando la OTAN dio por concluida su misi¨®n de combate, han logrado recuperar territorio y hoy se estima que controlan al menos la mitad del pa¨ªs. Raro es el d¨ªa que no realizan ataques contra las fuerzas de seguridad o los empleados gubernamentales. Aunque los l¨ªderes pol¨ªticos respaldan el di¨¢logo con EE. UU. para que retire sus tropas, los jefes militares temen perder en la mesa de negociaci¨®n lo que han ganado en el campo de batalla.
De ah¨ª que Washington haya buscado la ayuda de Pakist¨¢n, Arabia Saud¨ª y Emiratos, los tres ¨²nicos pa¨ªses que reconocieron al r¨¦gimen talib¨¢n (1996-2001). En concreto Pakist¨¢n, ha seguido siendo el principal apoyo de la guerrilla, a algunos de cuyos dirigentes acoge en su territorio. De hecho, tras la reuni¨®n de Abu Dhabi, Khalilzad viaj¨® a Islamabad para agradecer su colaboraci¨®n al jefe del Estado Mayor paquistan¨ª, el general Qamar Javed Bajwa, e informarle de los resultados. Riad y Abu Dhabi act¨²an como facilitadores y podr¨ªan servir como eventuales garantes, dadas sus relaciones con todas las partes.
El Gobierno de Ashraf Ghani se ha mostrado abierto al di¨¢logo desde su elecci¨®n hace cuatro a?os. En su ¨²ltimo gesto, decret¨® un cese unilateral de las hostilidades con motivo del mes de ayuno de Ramad¨¢n el pasado septiembre. Los talibanes respondieron con una tregua, pero se negaron a extenderla tras la fiesta del sacrificio. Aun as¨ª, Ghani sigue apostando por hacer realidad su promesa electoral de poner fin al conflicto como ¨²nica v¨ªa para ser reelegido el pr¨®ximo a?o.
El presidente afgano envi¨® a Abu Dhabi al equipo negociador para, seg¨²n indic¨® su oficina, ¡°iniciar un di¨¢logo de proximidad con la delegaci¨®n talib¨¢n y preparar una reuni¨®n cara a cara entre las dos partes¡±. Sus enviados s¨®lo se vieron con Khalilzad. ¡°No hay planes para reunirse con los representantes de la administraci¨®n de Kabul¡ los rumores en este sentido son mera propaganda¡±, desminti¨® el portavoz talib¨¢n.
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