¡°Este Brasil se me quedar¨¢ en las venas por mucho tiempo¡±
El pa¨ªs es capaz de devolverte mejor que cuando llegaste, capaz de ense?arte a ser feliz
Hace solo unos d¨ªas, mi colega Tom C. Avenda?o, que era el corresponsal de EL PA?S en Brasil, tuvo que regresar a la central de Madrid tras dos a?os de permanencia en la sede de S?o?Paulo. Tom me dej¨® como despedida la pena de tener que irse. Y eso que lleg¨® aqu¨ª con miedo de no ser capaz de leer la complejidad del pa¨ªs. Al irse me hizo una confesi¨®n que supone un elogio para los brasile?os: ¡°Este pa¨ªs marciano, Juan, se me quedar¨¢ en las venas por mucho tiempo, porque aqu¨ª me han deconstruido todo lo que daba por cierto y me han vuelto a construir, quiz¨¢s mejor¡±.
Para explicarme, literariamente, por qu¨¦ le dol¨ªa tener que irse de Brasil, Tom que es un esteta de la palabra, escogi¨® la met¨¢fora del cuento Felicidad clandestina, de la escritora brasile?a, Clarice Lispector, considerado como una de las joyas de la literatura mundial. Una ni?a deseosa de poder leer?Las travesuras de Naricita, de Montero Lobato, le pide a una compa?era que se lo preste. La peque?a es mala y la hace ir varias veces a su casa. Cada vez le da una excusa para no dejarle el libro. Su madre que hab¨ªa visto la pasi¨®n de la peque?a, acaba prest¨¢ndoselo. Tanto era el miedo de tener que devolverlo que la ni?a se resiste a leerlo todo lo que puede. ¡°A veces me sentaba en la hamaca para balancearme con el libro abierto en el regazo, sin tocarlo, en un ¨¦xtasis pur¨ªsimo. No era m¨¢s una ni?a con un libro: era una mujer con su amante¡±, escribe Clarice.
Tom hace un parang¨®n del cuento con su relaci¨®n de amor por Brasil y la pena de tener que irse. ¡°Como a la ni?a de Clarice, a m¨ª me toca ahora devolver el libro¡±, me dice. Una lectura de Brasil que le hubiese deseado prolongar. Ese Brasil, del que Tom le ha costado despedirse es el que dejaron tambi¨¦n con nostalgia mis otros dos colegas, Antonio Jim¨¦nez y Xos¨¦ Hermida, ambos exdirectores de la edici¨®n de Brasil, hoy dirigida por Carla Jim¨¦nez,
En v¨ªsperas de la llegada de 2019, con todas las inc¨®gnitas que acarrea, ese ¡°no querer irse de Brasil¡± de mis tres colegas espa?oles me ha hecho pensar que Brasil es uno y muchos a la vez. Existe hoy el dolorido, el perplejo, el desencantado con la pol¨ªtica, el violento, el de las injusticias sociales. Existe el Brasil con miedo, el avergonzado y el de quienes querr¨ªan irse de ¨¦l. Pero existe otro no menos verdadero, que quiz¨¢s seamos capaces de detectar mejor los extranjeros que compartimos sus dolores y alegr¨ªas. Es el Brasil que Tom dice que se le quedar¨¢ en sus venas por mucho tiempo. Es el Brasil, ya contado en esta columna, de los otros dos compa?eros, Antonio Jim¨¦nez y Xos¨¦ Hermida. Los tres, al despedirse, dejaron constancia de que hab¨ªan llegado a este pa¨ªs conscientes de que se trataba de un continente no f¨¢cil de abarcar y analizar. ?Qu¨¦ les hab¨ªa pasado en el poco tiempo de su experiencia brasile?a que acabaron atrapados y sin ganas de volverse? Antonio fue expl¨ªcito: ¡°Este pa¨ªs me ha cambiado. Ahora me siento m¨¢s leve¡±, y a?adi¨®: ¡°En Brasil se me despert¨® el deseo de ser m¨¢s feliz que cuando llegu¨¦¡±. Xos¨¦ tambi¨¦n se mostr¨® triste por irse. Lo que m¨¢s hab¨ªa apreciado de los brasile?os hab¨ªa sido ¡°la capacidad que demuestran de no amargarse la vida in¨²tilmente¡±. Aqu¨ª descubri¨® que, por ejemplo, ¡°Europa es m¨¢s triste que Brasil¡±. Solo la gran desigualdad social, le pareci¨® una de las m¨¢s graves del mundo.
Ese Brasil capaz de devolverte mejor que cuando llegaste, capaz de ense?arte a ser feliz, es tambi¨¦n un Brasil verdadero. El que ense?¨® a mis colegas a descubrir que aqu¨ª no existe la soledad que hoy aflige a millones en la rica y culta Europa porque el brasile?o sabe compartir su vida con una naturalidad que extra?a y cautiva. Su capacidad humana de comunicaci¨®n es proverbial y una de sus mayores riquezas naturales, m¨¢s que el petr¨®leo. Ojal¨¢ ese Brasil hoy ofuscado por los demonios de la pol¨ªtica pueda resurgir con su fuerza real, que no ha muerto. Est¨¢ solo esperando recuperar su viejo derecho de ciudadan¨ªa.
?Feliz 2019 para el Brasil que no se rinde a perder lo que nos conquista a los extranjeros al llegar y nos hace tener saudade cuando toca irnos!
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