Pierre de Villiers, el general que dijo no a Macron

"Soy un soldado, no un pol¨ªtico¡±, insiste el general Pierre de Villiers. Tomada al pie de la letra, la declaraci¨®n tiene sentido. Pierre Le Jolis de Villiers de Saintignon (Boulogne, 1956) ha sido uno de los militares con una carrera m¨¢s brillante de su generaci¨®n. No milita en ning¨²n partido ni se ha presentado nunca a unas elecciones. Pero sus palabras durante una conversaci¨®n reciente con un grupo de corresponsales en Par¨ªs ten¨ªan una carga pol¨ªtica profunda. Y m¨¢s en estos tiempos de agitaci¨®n social y chalecos amarillos, con la Francia de las ciudades medianas y peque?as con dificultades para llegar a fin de mes, sinti¨¦ndose despreciada por las ¨¦lites.

El general, ya jubilado, fue uno los primeros colaboradores del presidente Macron que le plant¨® cara. Lo hizo unas semanas despu¨¦s de la victoria electoral en mayo de 2017. En ese momento, todo eran parabienes para el joven presidente que hab¨ªa llegado al poder contra pron¨®stico y hab¨ªa evitado una repetici¨®n en Francia de la victoria de Donald Trump en EE UU. Por un desacuerdo sobre el presupuesto de Defensa, el general, entonces jefe del Estado Mayor, critic¨® en p¨²blico a Macron: ¡°No me dejar¨¦ joder tan f¨¢cilmente¡±, dijo ante la Comisi¨®n de Defensa de la Asamblea Nacional. As¨ª de claro. El presidente le reprendi¨® al d¨ªa siguiente, record¨¢ndole que quien mandaba en Francia y en sus ej¨¦rcitos era ¨¦l. ¡°Yo soy vuestro jefe¡±, dijo Macron en el discurso del c¨®ctel anual en el Ministerio de Defensa, el 13 de julio, ante los altos mandos militares de Francia y Estados Unidos, pa¨ªs invitado al desfile del 14 de julio. El general lo vivi¨® como una humillaci¨®n y dio el portazo. Fue el primer contratiempo de Macron.

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De Villiers colg¨® el uniforme. Ahora tiene una consultor¨ªa y escribe libros. Con los chalecos amarillos ha regresado a la primera l¨ªnea. La revuelta, que es una revuelta contra Macron y su estilo de gobernar, ha coincidido con la promoci¨®n del ¨²ltimo libro del general, un ensayo con lecciones de liderazgo. Algunos chalecos amarillos con presencia medi¨¢tica piensan en De Villiers como hipot¨¦tico primer ministro, o incluso presidente. Quienes sue?an con que ¨¦l es el hombre providencial no son mayoritarios, y la idea de que entre activamente en pol¨ªtica tiene pocas posibilidades de prosperar. Pero el hecho de que el nombre de un militar salga a relucir para salvar a Francia, por muy descabellado que sea, revela el grado de desconcierto en el que est¨¢ sumido el pa¨ªs.

¡°Ya no hay un v¨ªnculo de confianza entre los que nos dirigen y el pueblo. No es algo nuevo¡±, diagnostic¨® De Villiers en su encuentro con la prensa. Evit¨® criticar directamente a Macron, pero no esquiv¨® el asunto de los chalecos amarillos, un movimiento que comenz¨® contra la subida de la tasa de carburantes, una decisi¨®n que el general juzga ¡°del todo comprensible¡±, pero cuyas consecuencias ¡°no se midieron bien¡±. ¡°Hay un principio en la historia de Francia¡±, avisa el militar. ¡°Cuando quienes dirigen no toman en cuenta a los m¨¢s peque?os, a los m¨¢s fr¨¢giles, generalmente la cosa termina mal¡±.

La historia de Francia corre por las venas de De Villiers, miembro de una vieja familia cat¨®lica, conservadora y aristocr¨¢tica. Su padre, el vizconde Jac?ques de Villiers, particip¨® en la resistencia contra los nazis. Despu¨¦s se dedic¨® al mundo de la empresa y la pol¨ªtica. A principios de los a?os sesenta pas¨® por la c¨¢rcel por sus v¨ªnculos con la Organizaci¨®n del Ej¨¦rcito Secreto, el grupo terrorista que se opon¨ªa a la independencia de Argelia en 1962. Su hermano mayor, Philippe de Villiers, es un conocido pol¨ªtico de la derecha soberanista, y el promotor de Puy du Fou, singular y popular parque tem¨¢tico sobre la historia nacional. La familia tiene su feudo en la Vend¨¦e, foco de una rebeli¨®n contrarrevolucionaria en 1793 sofocada a sangre y fuego.

Algunos chalecos amarillos con presencia medi¨¢tica piensan en ¨¦l como hipot¨¦tico primer ministro

La carrera de Pierre de Villiers (formado en la Guerra Fr¨ªa; admirador de los generales Lyautey, Lattre y Leclerc; convencido de que un buen jefe debe ser amado por su equipo y sacrificarse por los m¨¢s d¨¦biles para no dejar a nadie en la cuneta) termin¨® cuando en julio de 2017 se convirti¨® en el primer jefe del Estado Mayor en dimitir en la V Rep¨²blica. Fue el ¨²ltimo ejemplo de la larga historia de tensiones entre el poder militar y civil en Francia, con ocasionales episodios golpistas, el ¨²ltimo en 1961 en el Argel a¨²n colonial. Ahora, el motivo era c¨®mo cuadrar los presupuestos de Defensa en una ¨¦poca en la que se han multiplicado las operaciones exteriores. ¡°No me sent¨ªa capaz de gestionar la paradoja entre unas amenazas y unas misiones que aumentan y unos medios que disminuyen¡±, confiesa De Villiers. Su ca¨ªda fue un momento fundacional del quinquenio de Macron, el instante en el que se evidenciaron algunos rasgos de la personalidad del presidente, que un a?o y medio m¨¢s tarde, con los chalecos amarillos, afronta la primera crisis grave. El presidente novato no pod¨ªa permitir que el primer militar de Francia le faltase al respeto, pero su necesidad de subrayar que era ¨¦l quien mandaba fue su primera muestra de debilidad: el buen jefe ¡ªpodr¨ªa rezar una lecci¨®n de De Villiers¡ª no necesita recordar que es el jefe.

Asegura que ha pasado p¨¢gina y no guarda rencor al presidente. Y hay que creerle. Pero no se ha abstenido de replicar al ¡°yo soy vuestro jefe¡± con el que Macron quiso ponerle en su sitio. El t¨ªtulo de su libro, ?Qu¨¦ es un jefe?, lo dice todo.