Pek¨ªn ultima un plan para adaptar el islam a su ideolog¨ªa
China pretende alinear la religi¨®n con las tesis del Partido Comunista al tiempo que le llueven las cr¨ªticas por los campos de reeducaci¨®n pol¨ªtica en Xinjiang
Las autoridades chinas preparan un plan quinquenal que tiene por objetivo hacer m¨¢s chino el islam. El documento insta a las comunidades isl¨¢micas del pa¨ªs a defender su aproximaci¨®n al socialismo chino y a seguir el liderazgo del Partido Comunista. El proyecto de ley es una nueva muestra del control que ejerce Pek¨ªn sobre las religiones, en particular sobre la musulmana, y se discute en medio de las cr¨ªticas recibidas por la puesta en marcha de medidas draconianas en Xinjiang como la creaci¨®n de campos de reeducaci¨®n pol¨ªtica que, seg¨²n algunos c¨¢lculos, albergan a hasta un mill¨®n de internos.
El partido present¨® el plan este s¨¢bado a ocho asociaciones isl¨¢micas locales, seg¨²n inform¨® el peri¨®dico local Global Times, un proyecto que se empezar¨¢ a aplicar este 2019 y hasta el 2022. Las acciones exactas que contempla el documento no se hicieron p¨²blicas, aunque los altos cargos adelantaron la presencia de libros en las mezquitas de forma inmediata ¡°para ayudar a los creyentes a entender mejor" la asimilaci¨®n del islam a las pol¨ªticas chinas. Yang Faming, presidente de la Asociaci¨®n Isl¨¢mica de China, asegur¨® adem¨¢s que algunas medidas integrar¨¢n ¡°conferencias y cursos de capacitaci¨®n sobre los valores socialistas fundamentales, las leyes y la cultura tradicional, as¨ª como formas de guiar a los musulmanes con un esp¨ªritu positivo¡±.
En los ¨²ltimos dos a?os, China ha internado a miles de personas consideradas sospechosas de extremismo religioso en la regi¨®n occidental de Xinjiang, donde habita la etnia uigur, de religi¨®n musulmana. Las organizaciones de derechos humanos aseguran que la gran mayor¨ªa de los internos lo son en contra de su voluntad y en ocasiones han sido detenidos de forma arbitraria, sin ser acusados formalmente de ning¨²n delito y solamente por practicar su fe. Algunos de los que han salido han denunciado condiciones de aislamiento, trabajos forzados e incluso torturas dentro de estas instalaciones, condenadas por Naciones Unidas.
China, que los llama oficialmente ¡°centros de instrucci¨®n vocacional¡±, rechaza rotundamente estas acusaciones y justifica estos campos para garantizar la seguridad y la estabilidad de la regi¨®n, una zona en la que ha habido episodios recurrentes de violencia entre la minor¨ªa uigur y la etnia de los han, mayoritaria en China. Las autoridades incluso han admitido que desde el a?o 2016 m¨¢s de 1,1 millones de funcionarios en la regi¨®n ¡°se han emparejado¡± con 1,7 millones de hogares en los que viven uigures -o sea, que se les ha asignado una suerte de tutor que visita de forma regular la familia-? ¡°con el objetivo de reforzar la unidad ¨¦tnica¡±. El anuncio cuadra con el testimonio de la poblaci¨®n local relatado a varias organizaciones de derechos humanos, que habla una vigilancia permanente por parte de las autoridades en b¨²squeda de signos de ¡°extremismo religioso¡± que en algunos casos rozan el absurdo, como dejar de beber alcohol o de fumar de forma abrupta o negarse a practicar deporte.
Campos de reeducaci¨®n
En una reciente entrevista con la agencia Reuters, el gobernador de Xinjiang, Shohrat Zakir, de etnia uigur, asegur¨® que los centros han sido ¡°extremadamente efectivos¡± para reducir el extremismo en la regi¨®n mediante la ense?anza de la ley y del mandar¨ªn. Las autoridades se abrieron este lunes a permitir que representantes de la ONU visiten estos campos, si bien han pedido ¡°no interferir en los asuntos dom¨¦sticos y adoptar una actitud neutral y objetiva¡±. Periodistas de Reuters fueron invitados la semana pasada a visitar tres de estos centros y entrevistaron a algunos de los internos, siempre bajo la supervisi¨®n de las autoridades locales. Los visitantes observaron clases de mandar¨ªn y muchas actividades relacionadas con el canto y el baile. Todos los residentes aseguraron estar all¨ª por voluntad propia y muchos usaron un lenguaje muy similar al indicar que "se hab¨ªan infectado con ideas extremistas¡±, seg¨²n relata la agencia.
El modelo en Xinjiang podr¨ªa extenderse otras zonas de china donde habitan minor¨ªas musulmanas. Las autoridades de Ningxia, una regi¨®n donde viven los hui -una de las etnias m¨¢s asimiladas con la mayor¨ªa han-, firmaron en noviembre un acuerdo en materia antiterrorista con sus hom¨®logas de Xinjiang. El objetivo es ¡°aprender de sus experiencias en promover la estabilidad social¡±. En Ningxia, una zona hasta ahora pr¨¢cticamente libre de conflictos ¨¦tnicos, se han registrado en los ¨²ltimos meses algunas protestas por la demolici¨®n de mezquitas o episodios de restricciones a la libertad religiosa que garantiza la Constituci¨®n del pa¨ªs.
"La ¡®sinizaci¨®n¡¯ de la religi¨®n en China es una parte importante del discurso del secretario general del partido, Xi Jinping, sobre el asunto de la religi¨®n y el trabajo religioso", explic¨® en esta reuni¨®n con las asociaciones isl¨¢micas Ma Jin, alto cargo del Departamento de Trabajo del Frente Unido, el ¨®rgano que se encarga del contacto entre el Partido Comunista y otros miembros de la sociedad civil como sindicatos, patronales o grupos religiosos ¨Ctodos oficiales y supervisados por la formaci¨®n-. Para Ma, este a?o es ¡°cr¨ªtico¡± para implementar el plan, una idea a la que el presidente Xi ya hizo referencia en 2016 cuando afirm¨® que China ¡°debe guiar activamente a las religiones para que se adapten a la sociedad socialista¡±.
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