La marcha de las linternas (B¨²nker de la Fiscal¨ªa, Bogot¨¢)
La ciudadan¨ªa ya no soporta ¨Cporque la ve en vivo y en directo y a las claras¨C la complicidad de los due?os del poder
Yo nunca hab¨ªa visto una marcha contra un fiscal. Hab¨ªa visto valientes protestas contra las injusticias colombianas de siempre: protestas de estudiantes, de profesores, de trabajadores, de mujeres, de ind¨ªgenas, de segregados por su orientaci¨®n sexual, de opositores arrinconados, de v¨ªctimas de las Farc, de v¨ªctimas de los paramilitares, de ciudadanos cansados del Gobierno y de la corrupci¨®n y de la guerra. Hab¨ªa visto aqu¨ª manifestaciones escalofriantes, de r¨¦gimen fascista, contra las minor¨ªas: contra la comunidad LGBT o contra la paz. Pero ¡°la noche de las linternas¡± ante el b¨²nker de la Fiscal¨ªa en Bogot¨¢, que sucedi¨® el pasado viernes 11 de enero en varias ciudades de Colombia, es la causa nueva de una ciudadan¨ªa que ya no soporta ¨Cporque la ve en vivo y en directo y a las claras¨C la complicidad de los due?os del poder.
Que tienen la pol¨ªtica a su servicio. Que tienen las noticias falsas a su servicio. Que tienen la justicia a su servicio.
Yo nunca hab¨ªa visto a ¡°la gente¡± ¨Cese comod¨ªn, esa queja, esa excusa: ¡°la gente¡±¨C plantarse contra un fiscal como dici¨¦ndole ¡°estamos cansados de temerle¡±: ¡°Renuncie fiscal¡±, pod¨ªa leerse en la noche del viernes pasado, en suficientes plazas del pa¨ªs, en carteles hastiados y urgentes iluminados por linternas. Porque, aun cuando los principales periodistas colombianos nos hab¨ªan advertido este presente ¨Cde todas las maneras y en todos los tonos¨C desde que empez¨® a rumorearse que el curtid¨ªsimo Mart¨ªnez Neira quer¨ªa ser el fiscal, ha sido desolador el manejo que se le ha estado dando a la investigaci¨®n de la m¨¢quina corruptora de Odebrecht y ha sido alarmante la manera como el establecimiento se ha ido reagrupando para legitimar los ataques del investigador a sus cr¨ªticos.
Deber¨ªa uno ya estar acostumbrado, pero fue particularmente repugnante e incriminatoria la campa?a que se llev¨® a cabo desde las redes de los poderosos ¨Cay, esos troles pagos que copian y pegan injurias en sus cuentas sin seguidores¨C para hacerles creer a propios y a extra?os que las protestas ciudadanas contra el fiscal eran protestas montadas por los opositores del Gobierno, por los antiguos miembros de las Farc, por los seguidores de la candidatura presidencial del investigado senador Petro. Digo que fue ¡°repugnante¡± porque era mentira, claro, pero adem¨¢s porque era la soluci¨®n colombiana una vez m¨¢s: la estigmatizaci¨®n para la deslegitimaci¨®n. Ni la oposici¨®n, ni el petrismo, ni las Farc prepararon los plantones. Pero, ?y si lo hubieran hecho, qu¨¦?: ?no era ese su derecho?
?Acaso el Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad y la Comisi¨®n Colombiana de Juristas no acaban de demandar ante el Consejo de Estado la elecci¨®n de Mart¨ªnez, con seriedad y rigor, porque ¡°el actual fiscal no fue transparente durante el proceso de selecci¨®n en el que result¨® elegido¡±?
Digo que la campa?a difamatoria contra las protestas fue tambi¨¦n una campa?a ¡°incriminatoria¡±, pues se habl¨® de ellas como de maniobras sovi¨¦ticas para desestabilizar el pa¨ªs. Se difam¨® preventivamente a la izquierda, al expresidente Santos, a los medios. Y s¨ª, en la marcha se lanzaron gritos temerarios y se quem¨® una bandera: para qu¨¦. Y ¨Cen inconveniente coincidencia¨C el excomandante M¨¢rquez, de esas Farc que le sirvieron a la peligrosa cohesi¨®n del establecimiento, sali¨® a decir que hab¨ªa sido un error entregar las armas, y revivi¨® la desconfianza y el horror. Pero detr¨¢s de las linternas s¨®lo estuvo una ciudadan¨ªa cansada de que todo en Colombia sea escandaloso e in¨²til. Colombia es, de por s¨ª, un esc¨¢ndalo. Pero ¡°la gente¡± que sali¨® a marchar no es ¡°la masa¡± irredimible que citan los poderosos, sino la ciudadan¨ªa que se resiste a que este pa¨ªs sea un sino.
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