Una secuela de la historia
El atentado en la academia de polic¨ªa no supone un retorno al pasado. Colombia ya ha superado su peor etapa de violencia
El atentado con coche bomba en la Escuela General Santander de la Polic¨ªa Nacional de Bogot¨¢ despert¨® una sensaci¨®n de incredulidad y desconcierto en la sociedad colombiana. No es para menos: en la capital del pa¨ªs no se viv¨ªan este tipo de ataques desde hac¨ªa varios a?os. El ¨²ltimo fue en 2010, contra las instalaciones de Caracol Radio, propiedad del grupo PRISA (la sociedad editora de EL PA?S). Adem¨¢s, luego del proceso de paz entre el Estado colombiano y la ex guerrilla de las FARC se pensaba que el pa¨ªs dejaba atr¨¢s m¨¢s de 50 a?os de guerra. Muchos colombianos temen un retorno al pasado.
En todo caso, conviene analiza la realidad, que es distinta. La violencia asociada al conflicto armado ha descendido de forma incre¨ªble: los desplazamientos forzados, las desapariciones forzadas, el secuestro, entre otros indicadores, est¨¢n en m¨ªnimos de d¨¦cadas. El problema es el posconflicto. Nadie dijo que iba a ser f¨¢cil. M¨¢s de 200.000 hect¨¢reas de hoja de coca, decenas de municipios afectados con la miner¨ªa criminal y la existencia de grupos criminales de gran tama?o, as¨ª como de la ¨²ltima guerrilla del pa¨ªs, el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (ELN) suger¨ªan que, si bien habr¨ªa un descenso de la violencia pol¨ªtica, la violencia criminal no iba a dar tregua.
El coche bomba en Bogot¨¢ no es un retorno al pasado. El pa¨ªs ya ha superado su peor etapa de violencia. Es m¨¢s bien una secuela. Generalmente los pa¨ªses en transici¨®n siempre viven posconflictos con grados altos de violencia. Se conocen popularmente como los saboteadores o spoilers, es decir, grupos de personas que se aferran al pasado y no aceptan el cambio. El gran problema es que al ataque se le suman otras dificultades en materia de seguridad. Por ejemplo, en lo que va de 2019, cada dos d¨ªas asesinan un l¨ªder social en Colombia. Esta violencia sistem¨¢tica no se ha podido detener. Por otro lado, hay cuatro subregiones del pa¨ªs que est¨¢n incendiadas: la zona del pac¨ªfico colombiano; el norte?o departamento de Antioquia; la zona fronteriza entre Colombia y Venezuela, particularmente en Catatumbo; y parte del sur oriente del pa¨ªs. Todas ellas sufren verdaderas guerras criminales entre diferentes organizaciones por el control de las zonas que antes ocupaban las FARC.
A este panorama se le suma que en 2019 habr¨¢ elecciones locales y regionales. La polarizaci¨®n pol¨ªtica esta a flor de piel y hay un temor por el aumento de la violencia electoral. Esto significa que Colombia ha avanzado sustancialmente, pero hay retos inmensos, que el nuevo Gobierno de Iv¨¢n Duque debe afrontar de forma urgente.
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