Los mercenarios rusos ¡®invisibles¡¯ para el Kremlin
Nuevos datos alimentan la teor¨ªa de que los tres informadores rusos que investigaban al oscuro grupo paramilitar Wagner en Rep¨²blica Centroafricana fueron v¨ªctimas de un asesinato bien preparado
Orj¨¢n Dzhemal, Aleksandr Rastorg¨²ev y Kiril R¨¢dchenko fueron asesinados en una remota carretera de Rep¨²blica Centroafricana la noche del 31 de julio de 2018. Los tres informadores rusos hab¨ªan viajado al pa¨ªs africano para investigar sobre el terreno la presencia de compatriotas mercenarios del conocido como Grupo Wagner. Nuevos datos sostienen ahora que su muerte no fue casual sino un asesinato bien preparado. La intenci¨®n de los informadores era filmar para el Centro de Direcci¨®n de Investigaciones, financiado por el magnate y opositor Mija¨ªl Jodorkovski, un documental sobre esa oscura compa?¨ªa de seguridad privada rusa, vinculada, seg¨²n distintas investigaciones period¨ªsticas al c¨ªrculo m¨¢s cercano del presidente Vlad¨ªmir Putin. Quer¨ªan saber tambi¨¦n si los paramilitares rusos estaban involucrados en la explotaci¨®n de la riqueza mineral del pa¨ªs africano.
Un espinoso asunto no solo porque en Rusia el trabajo de estos paramilitares es ilegal, tambi¨¦n porque distintos analistas se?alan que el despliegue de estos ¡®soldados secretos¡¯ es una estrategia del Kremlin para la presencia rusa en lugares en los que no puede estar oficialmente; tambi¨¦n una manera de no contabilizar las bajas y sortear la condena de la opini¨®n p¨²blica por su presencia en conflictos
Los informadores no completaron su objetivo. Las autoridades rusas sostienen que fueron v¨ªctimas de un atraco; las centroafricanas que el ataque lleg¨® desde las filas insurgentes en un pa¨ªs sumido en una gran inestabilidad desde 2013. Mientras, una investigaci¨®n financiada por el ex-oligarca Jodorkovski, sostiene que las evidencias apuntan a que su muerte no fue en absoluto casual sino m¨¢s bien un asesinato a sangre fr¨ªa.
El caso ha vuelto a poner sobre la mesa el papel del entramado Wagner, cuyos mercenarios ¨Cy pese a que la ley rusa lo proh¨ªbe-- han actuado en primera l¨ªnea de batalla en Siria, en la regi¨®n Ucrania del Donb¨¢s --en apoyo a los separatistas prorrusos¡ª y en otros lugares de ?frica como Sud¨¢n, como han revelado numerosas investigaciones period¨ªsticas y agencias de inteligencia como la ucrania y la estadounidense. Tambi¨¦n muestra el inter¨¦s (e influencia) cada vez mayor de Rusia en ?frica. Mosc¨² tiene acuerdos bilaterales con varios pa¨ªses, entre ellos Rep¨²blica Centroafricana (CAR), uno de los estados m¨¢s pobres del continente, donde ha enviado dos tandas de instructores militares --recibi¨® autorizaci¨®n de la ONU pese al embargo internacional sobre el pa¨ªs-- y donde fuerzas militares del Ej¨¦rcito ruso han colaborado en la protecci¨®n del presidente Faustin-Archange Touad¨¦ra.
Siete meses despu¨¦s de su muerte, no hay un solo detenido por el asesinato de Dzhemal, de 51 a?os, un veterano periodista especializado en temas militares; Rastorg¨²ev, de 47, un brillante director de documentales, y R¨¢dchenko, de 33 a?os, considerado un prometedor c¨¢mara que ya hab¨ªa trabajado en otros lugares conflictivos como Chechenia. Ahora, evidencias recogidas por el Grupo Dossier, apoyado econ¨®micamente por Jodorkovski, ¨Cque incluyen fotograf¨ªas, registros de llamadas, entrevistas a testigos, facturas y otra documentaci¨®n que prefieren no detallar¡ª alimentan la conclusi¨®n de que fueron v¨ªctimas de una emboscada.
Adem¨¢s, la investigaci¨®n indica que desde que pisaron Bangui, la capital de CAR, los periodistas estaban siendo sometidos a un intenso seguimiento por parte de oficiales centroafricanos estrechamente relacionados con los mercenarios rusos, como muestra el registro de llamadas del conductor local con el que trabajaban, que sali¨® ileso del ataque, y sobre quien ahora hay grandes sospechas de que colabor¨® en la encerrona.
Maxim Dbar, portavoz del ex-oligarca ruso, afirma que los caros equipos y el efectivo que llevaban los informadores rusos estaban intactos. ¡°Eso descarta que fuese un robo¡±, dice. ¡°Uno de ellos, Rastorg¨²ev, por ejemplo, recibi¨® dos tiros en el coraz¨®n desde muy cerca. Fue una ejecuci¨®n¡±, se?ala. Dbar explica que un equipo de seis personas, m¨¢s distintos colaboradores sobre el terreno en ?frica, han participado en la recolecci¨®n de evidencias.
El Comit¨¦ de Investigaciones ruso insiste en la tesis del robo. Su portavoz, Svetlana Petrenko, ha acusado adem¨¢s a Jodorkovski de enviar a los tres informadores poco preparados y con visados de turista.
Era la primera vez que los tres informadores trabajaban juntos. Una veterana periodista que trabaj¨® junto a Dzhemal en otras ocasiones y que prefiere ocultar su nombre, se?ala que la primera intenci¨®n del proyecto era filmar en Siria. Apunta que los asesinados mantuvieron su viaje en secreto para la mayor¨ªa de su entorno. Le chirr¨ªa, adem¨¢s, que los informadores se aventurasen de noche a un lugar desconocido; sobre todo contando con Dzhemal, dice, que ten¨ªa una gran experiencia sobre el terreno en conflictos armados y otros lugares inseguros. ¡°Est¨¢ claro que les falt¨® una mejor red de seguridad, lo que les hizo m¨¢s vulnerables y los asesinos, que lo sab¨ªan, se aprovecharon de ello¡±, recalca.
Contratistas militares privados
Las autoridades rusas nunca han reconocido que Wagner --en la lista de sanciones de Estados Unidos por su papel en Ucrania-- opere en Rep¨²blica Centroafricana. Tampoco la presencia de esta oscura entidad y la de otros contratistas militares privados en primera l¨ªnea de batalla, apunta el periodista, Den¨ªs Korotkov, destacado precisamente por sus investigaciones del grupo Wagner en medios rusos como Fontanka y N¨®vaya Gazeta.
Korotkov, que ha recibido amenazas por sus publicaciones, sostiene que el oscuro grupo paramilitar ha tenido unos 150 efectivos desplegados en Rep¨²blica Centroafricana y que por sus filas han pasado alrededor de 3.000 mercenarios. Su investigaci¨®n y otras han trazado la radiograf¨ªa del grupo Wagner y como sus ramificaciones llegan hasta los salones del Kremlin. Primero de la mano de su propio fundador, Dmitri Utkin, un admirador del nazismo y ex oficial de la inteligencia militar rusa (GRU), seg¨²n las investigaciones de Fontanka, que fue condecorado por Putin. Y m¨¢s arriba, a trav¨¦s Evgueni Prigozhin, un empresario de San Petersburgo proveedor de comidas preparadas y conocido como el ¡®chef de Putin¡¯, quien la inteligencia estadounidense cree que es realmente el hombre tras Wagner. El oligarca est¨¢ vinculado tambi¨¦n a la f¨¢brica de trolls que busc¨® influir en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Informadores en la diana
Organizaciones internacionales, como Reporteros sin Fronteras (RSF), exigen al Gobierno ruso y a las autoridades centroafricanas que realicen una investigaci¨®n independiente sobre el asesinato. Alicia G. Montano, vicepresidenta de RSF Espa?a, se?ala las lagunas del caso y recuerda que Maxim Borodin, otro informador ruso que investigaba al grupo Wagner, muri¨® en extra?as circunstancias en marzo del a?o pasado, al caer del balc¨®n de su casa en Ekaterimburgo. Un par de d¨ªas antes, hab¨ªa dicho en su entorno que tem¨ªa que algo le iba a ocurrir y que hab¨ªa visto hombres sospechosos y armados cerca de su domicilio.
En el nuevo informe sobre libertad de prensa de Reporteros sin Fronteras, que se har¨¢ p¨²blico en breve, Rusia ocupa el puesto 148 de 180; Rep¨²blica Centroafricana, donde apenas hay prensa libre "y por tanto menos ataques", se?ala Montano, el 112. Desde 1992, se?ala la vicepresidenta de RSF, 58 periodistas rusos han muerto en extra?as circunstancias.
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