Los problemas del tactismo
Lejos de imaginar posibilidades estrat¨¦gicas de cambio en el mediano plazo, el actual Gobierno parece empe?ado en construir soluciones inmediatas de car¨¢cter eminentemente t¨¢ctico
El combate al robo de combustible est¨¢ produciendo diversos entendimientos. El presidente L¨®pez Obrador se ha puesto al frente de un movimiento que parece apoyarlo como en sus mejores d¨ªas de campa?a. El cierre de ductos, el se?alamiento de personas, la movilizaci¨®n de fuerzas, le dan sentido a una ¨¦pica de lo gubernamental y lo desinteresado, que contrasta y enfrenta a las manifestaciones privadas y ego¨ªstas de quienes lucran con el patrimonio de todos.
Frente a lo que el presidente calific¨® como corrupci¨®n, desverg¨¹enza o pasividad, su actuar le est¨¢ resultando ventajoso. Sus ¨ªndices de aprobaci¨®n se han incrementado. En el percibir ordinario se asume que finalmente hay un activo l¨ªder que desde temprano y sin fatiga ve por los intereses comunes. Sin dejar de reconocer ese actuar, hay elementos en el modo de enfrentar el robo de combustible que nos muestran, m¨¢s all¨¢ de acciones y velocidades, un problema operativo.
Supongamos que todo lo buscado con la estrategia antihuachicolera resulta. En un tiempo no hay m¨¢s ductos pinchados, nadie en Pemex da pitazos, los empresarios no compran ni venden gasolina robada y las bandas delincuenciales est¨¢n dispersas. Para que este ¨¦xito se logre, tendr¨ªa que haberse dado, al menos, la s¨®lida y moderna vigilancia de los ductos y la seria persecuci¨®n de funcionarios, empresarios y l¨ªderes de bandas. Esto con independencia de si los actuales asociados desean o no continuar en el negocio por razones morales o econ¨®micas, porque la probabilidad de ser atrapados y sancionados se hizo cre¨ªble y eficaz.
Para llegar a esa situaci¨®n ¨®ptima, tendr¨ªan que transformarse m¨¢s cosas que la concreta operaci¨®n de las actuales mafias empresariales y de ducto. Para que haya personas sentenciadas, tendr¨ªa que haber polic¨ªas que investigaran y proveyeran s¨®lida informaci¨®n a los fiscales. Tendr¨ªa que haber peritos que dieran sustento t¨¦cnico a los indicios. Tendr¨ªa que haber fiscales competentes para acusar s¨®lidamente a los presuntos responsables. Tendr¨ªa que haber jueces capaces de condenar a los acusados que lo merecieran. Dicho de abreviada manera, tendr¨ªa que haber un sistema de justicia capaz e independiente.
?Qu¨¦ se ha propuesto en los meses previos a la toma de posesi¨®n y en los d¨ªas que han corrido desde entonces en materia de seguridad y justicia? No me refiero a lo que inevitablemente se ha tenido que decir salteada y reactivamente, sino a lo que se ha planteado con orden y concierto. A decir verdad, pr¨¢cticamente nada. En la primera etapa de la acci¨®n pol¨ªtica de L¨®pez Obrador, hab¨ªa ¨®rdenes aisladas a los miembros del Gabinete; en la segunda y actual, hay ¨®rdenes espec¨ªficas y constantes para enfrentar a los huachicoleros. En el activismo general de entonces y en el particular de ahora radica el problema, no desde luego de la seguridad, sino de su comprensi¨®n y enfrentamiento.
L¨®pez Obrador y su movimiento tienen, ya se sabe, la m¨¢s amplia ocupaci¨®n de cargos p¨²blicos desde los mejores a?os priistas. Tienen, tambi¨¦n, una ampl¨ªsima base social de apoyo y una legitimidad vast¨ªsima para emprender acciones de Gobierno. ?Por qu¨¦ no utilizar esa fuerza pol¨ªtica para lograr de objetivos estrat¨¦gicos que permitan, entre otros asuntos, mejorar la seguridad de todos? ?Por qu¨¦ si se cuenta con todo ese apoyo y posibilidades, se sigue queriendo enfrentar y resolver los problemas coyunturales de manera aislada y pr¨¢cticamente reactiva?
Lejos de imaginar sus posibilidades estrat¨¦gicas de cambio ordenado y completo en el mediano plazo, el actual Gobierno y sus legisladores parecen empe?ados en construir soluciones inmediatas de car¨¢cter eminentemente t¨¢ctico. Lejos de concebir un cuerpo de polic¨ªa nacional y de cuerpos locales, se trastoca a las Fuerzas Armadas para crear una Guardia Nacional; lejos de pensar en el sistema de justicia penal en su conjunto, se vuelve a la f¨¢cil soluci¨®n de la prisi¨®n preventiva. Da la impresi¨®n que a fuerza de querer comunicar mucho y a diario, se deja de lado la acci¨®n de Gobierno que podr¨ªa resultar aut¨¦nticamente transformadora. Ser¨ªa una pena que todo el potencial de cambio que las urnas posibilitaron, quedara subordinado y finalmente anulado por los requerimientos de los performances matutinos. Estos le hacen bien al l¨ªder, pero no a la soluci¨®n de los problemas que ¨¦l mismo, parad¨®jicamente, quiere enfrentar y resolver.
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