La izquierda y el autoritarismo
El verdadero progresismo no convive con dictadura alguna
En los a?os setenta, durante la presidencia de Jimmy Carter, el Departamento de Estado hab¨ªa iniciado una agresiva pol¨ªtica de promoci¨®n de derechos humanos con especial ¨¦nfasis en las dictaduras del cono sur de Am¨¦rica Latina. En coordinaci¨®n con la OEA y la CIDH, ello continu¨® en los ochenta con Ronald Reagan y George H. W. Bush en la Casa Blanca.
Una an¨¦cdota ilustra y resume esta forma de injerencia americana. El 5 de octubre de 1988 tuvo lugar el plebiscito en Chile, para determinar con el s¨ª la continuaci¨®n de Augusto Pinochet por otros ocho a?os, o un no que llamar¨ªa a elecciones generales al a?o siguiente. El no hab¨ªa ganado, pero el r¨¦gimen se neg¨®, inicialmente, a reconocer el resultado. Se vivieron momentos de gran tensi¨®n,narraron los protagonistas de aquella historia una y mil veces.
El embajador de Estados Unidos era Harry Barnes Jr., un diplom¨¢tico de excepci¨®n y un dem¨®crata de principios. Cuando Barnes present¨® sus credenciales a Pinochet en 1985 le dijo que ¡°los defectosde la democracia se curan con m¨¢s democracia¡±. Pinochet no pudo contener su ira: ¡°?Desde cu¨¢ndo son los embajadores ¨¢rbitros de nuestros problemas internos? No somos colonia ni esclavos de nadie¡±.
Eso como contexto, pues en el drama de aquella noche de 1988 el embajador Barnes levant¨® el tel¨¦fono varias veces. Primero para hablar con sus colegas de otros pa¨ªses democr¨¢ticos. Luego para hablar con Pinochet, a quien le manifest¨® que el gobierno de Estados Unidos le exhortaba a reconocer su derrota e iniciar la transici¨®n democr¨¢tica tal cual estaba estipulado por su propia Constituci¨®n, la de 1980.
La llamada en cuesti¨®n convenci¨® al general Fernando Matthei, Comandante de la Fuerza A¨¦rea, dela inconveniencia de no reconocer el resultado. Tanto que fue el primer integrante de la Junta deGobierno en dar a conocer el resultado a los periodistas, ignorando al propio Pinochet. Fait accompli,hecho consumado.
La Concertaci¨®n por el no ¡ªalianza de centro-izquierda entre Democristianos, Radicales y Socialistas que enfrent¨® a la dictadura¡ªreconoci¨® y agradeci¨® la intervenci¨®n del Embajador Barnesen innumerables ocasiones. Quien aqu¨ª escribe escuch¨® esta historia contada por los protagonistas decenas de veces. Un fraude electoral fue as¨ª sorteado, la democratizaci¨®n fue posible.
Si hace el lector fast forward, ver¨¢ que Maduro le pidi¨® prestado el script a Pinochet, n¨®tese el lenguaje. El Embajador Barnes bien podr¨ªa haberle prestado el suyo a Luis Almagro, o a Marco Rubio que se ha puesto a Venezuela al hombro en el Senado.
La izquierda de hoy, sin embargo ¡ªNoam Chomsky y sus seguidores, Bernie Sanders y los ultra liberales del Partido Dem¨®crata, el laborismo de Jeremy Corbyn, las mascotas con ventr¨ªlocuos en La Habana o en Pdvsa¡ª no parece tener libreto alguno, solo tiene confusi¨®n e hipocres¨ªa. No es capaz de explicar porqu¨¦ la intervenci¨®n de Estados Unidos y otras democracias fue v¨¢lida para que Pinochet no cometiera fraude electoral y saliera del poder, pero no es v¨¢lida para que Maduro haga lo propio despu¨¦s de haber cometido varios fraudes electorales.
Si es porque Maduro se define de izquierda, son ingenuos o c¨®mplices. Seg¨²n la Cepal, el ¨ªndice de pobreza en Venezuela es cercano al 90% y ya era de 48% en 2014. Casi 3.5 millones de Venezolanos han emigrado, en la crisis de refugiados m¨¢s grande en las Am¨¦ricas en toda la historia. Y el r¨¦gimen ha sido denunciado ante la Corte Penal Internacional por cr¨ªmenes de lesa humanidad.
Solo se trata de una organizaci¨®n criminal en el poder. Los jerarcas chavistas son billonarios, el grueso de sus activos est¨¢ en Estados Unidos. Es que hay una premisa de la pol¨ªtica que el r¨¦gimen de Maduro ha violado. La misma dice que ning¨²n gobierno, sea de derecha o de izquierda,autoritario o democr¨¢tico, busca el sufrimiento de su propio pueblo. Es una m¨¢xima que no tiene validez para Venezuela: Maduro ha buscado deliberadamente el saqueo de su pa¨ªs y el sufrimiento de su pueblo.
El verdadero progresismo no convive con dictadura alguna, no eval¨²a si los derechos humanos son violados por la izquierda o por la derecha. Progresismo es entender el valor supremo de la libertad en un Estado Constitucional, el principio que establece la separaci¨®n y el equilibrio de poderes, ¨²nica manera de proteger los derechos fundamentales de las personas. Y sabe que ello solo se logra en democracia.
Es fundamental la activa intervenci¨®n del mundo democr¨¢tico para acelerar la partida de Maduro delpoder, ya mismo, hoy, en realidad ayer. As¨ª lo entendieron el embajador Barnes y la centro-izquierdachilena en aquel momento decisivo para la transici¨®n chilena, que a su vez fue imprescindible paratoda la regi¨®n.
Treinta a?os m¨¢s tarde, la supervivencia de la democracia en Am¨¦rica Latina depende de lademocratizaci¨®n de Venezuela.
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