Dem¨®cratas y republicanos perfilan un pacto migratorio que desaf¨ªa a Trump
El presidente se muestra receptivo hacia un acuerdo que evitar¨ªa un nuevo cierre del Gobierno pero le proporcionar¨ªa solo una cuarta parte del dinero que quiere para el muro
Los congresistas estadounidenses alcanzaron el lunes por la noche un principio de acuerdo para evitar un nuevo cierre parcial del Gobierno, cuatro d¨ªas antes de que expire el plazo de tres semanas dado por Donald Trump, al concluir el que fue el bloqueo administrativo m¨¢s largo de la historia del pa¨ªs. El compromiso sobre seguridad fronteriza, muy lejos de lo que exig¨ªa el presidente, entra?a un desaf¨ªo a Trump, que deber¨¢ optar entre aceptar una derrota o asumir la responsabilidad de un nuevo cierre. ¡°No puedo decir que est¨¦ contento¡±, reconoci¨®.
A ¨²ltima hora de la tarde del martes, el presidente se mostr¨® m¨¢s receptivo hacia los t¨¦rminos del preacuerdo, dejando entrever, aunque no lo especific¨® expresamente, que podr¨ªa estar dispuesto a aprobarlo. Lo hizo, dijo, despu¨¦s de entrevistarse con el jefe negociador de los congresistas republicanos. "Me acaba de exponer el concepto y los par¨¢metros del acuerdo de seguridad fronteriza el muy trabajador senador Richard Shelby. Mirando todos los aspectos y sabiendo que a esto se le enganchar¨¢ mucho dinero de otras fuentes, tendremos casi 23.000 millones de d¨®lares para seguridad fronteriza. Independientemente del dinero para el muro, est¨¢ siendo construido mientras hablamos¡±, dijo Trump, sin entrar en mayor detalle, en un hilo de tuits.
El pasado 26 de enero, el presidente cedi¨® a la presi¨®n y acord¨® que la administraci¨®n abriera temporalmente, despu¨¦s de 35 d¨ªas en los que m¨¢s de 800.000 funcionarios federales estuvieran sin cobrar por la exigencia de Trump al Congreso, rechazada por los dem¨®cratas, de 5.700 millones de d¨®lares para financiar el muro en la frontera con M¨¦xico.
El principio de acuerdo alcanzado este lunes, seg¨²n fuentes del Congreso citadas por Associated Press, contempla la construcci¨®n de 88 kil¨®metros de nuevo vallado en la frontera con M¨¦xico (frente a los 345 kil¨®metros que la Casa Blanca ped¨ªa en diciembre), y el dinero destinado ser¨ªa apenas una cuarta parte de la cantidad que reclama el presidente para el muro: una cifra de algo menos de 1.400 millones, frente a los 5.700 millones que reclama Trump. Se tratar¨ªa, adem¨¢s, seg¨²n las mismas fuentes, de una valla construida con alguno de los dise?os existentes, como barras de metal, y no de un muro de hormig¨®n como el que promet¨ªa Trump al principio.
¡°No puedo decir que est¨¦ contento [con el principio de acuerdo]¡±, reconoci¨® ayer el presidente, sin aclarar si utilizar¨¢ su derecho de veto. Pero anunci¨®, sin mayor detalle, que realizar¨¢ ¡°a?adidos¡± e insisti¨® en que construir¨¢ ¡°un muro bello, grande y fuerte¡±. La gestaci¨®n del preacuerdo apunta a una situaci¨®n ins¨®lita: se tratar¨ªa de la primera vez que los legisladores republicanos act¨²an de espaldas al presidente, en un tema central de su agenda pol¨ªtica.
Los tuits de esta tarde sugieren que, presionado por su propio partido, el presidente se estar¨ªa inclinando hacia no utilizar su derecho de veto y s¨ª apoyar el acuerdo que despejar¨ªa la posibilidad de un nuevo cierre administrativo, que nadie desea, aunque tenga que decorar su decisi¨®n con imprecisas promesas de fuentes de financiaci¨®n adicionales.
¡°No creo que vayamos a ver un nuevo cierre administrativo¡±, dijo Trump, que no descart¨® una declaraci¨®n de emergencia, controvertida f¨®rmula que le permitir¨ªa conseguir los fondos para su muro sin pasar por el Capitolio. Un nuevo cierre podr¨ªa ser muy perjudicial para los republicanos, a quienes la mayor¨ªa de los estadounidenses, seg¨²n los sondeos, ve¨ªa como responsables del anterior.
El presidente estudiaba a primera hora de la tarde de ayer todas sus posibilidades. Primero, firmar o no el acuerdo, y borrar del escenario, o no, el cierre administrativo. A continuaci¨®n, adoptar o no una orden ejecutiva, o una declaraci¨®n de emergencia, que le permita cumplir su promesa electoral, posibilidades ambas que desencadenar¨ªan muy probablemente una batalla en los tribunales.
Los dem¨®cratas, seg¨²n los t¨¦rminos del preacuerdo difundidos, ceder¨ªan en sus demandas sobre la limitaci¨®n del n¨²mero de camas en los centros de detenci¨®n de la frontera. El principio de acuerdo autoriza la financiaci¨®n de 40.000 camas o plazas en los centros de detenci¨®n de Texas, Arizona y California. Se tratar¨ªa de una reducci¨®n respecto al n¨²mero actual de 49.000 y se acercar¨ªa a los niveles de la ¨¦poca anterior a Trump. Pero la letra peque?a del acuerdo, seg¨²n The New York Times, permitir¨ªa financiar de facto hasta 58.000 camas, algo que los republicanos podr¨¢n vender como una victoria.
El presidente se enfrenta en cualquier caso a un ba?o de realidad, algo a lo que no ha estado acostumbrado durante la primera mitad de su mandato: la necesidad de compromiso, de flexibilidad, a la que obliga la nueva realidad de poder dividido que estren¨® el pa¨ªs tras las elecciones legislativas de noviembre, que dieron el control de la C¨¢mara de Representantes a los dem¨®cratas. Los congresistas republicanos, temerosos de los efectos de un nuevo cierre gubernamental entre sus votantes, han hecho lo que Trump no quiso hacer: negociar con los dem¨®cratas, cuya perseverancia deja a los republicanos muy lejos de los deseos expresados por Trump.
Como en todo compromiso, los t¨¦rminos difundidos dif¨ªcilmente satisfar¨¢n a los legisladores m¨¢s beligerantes, a izquierda y derecha. El descontento no tard¨® en aflorar entre los comentaristas de derechas. "Cualquier republicano que apoye este compromiso basura deber¨¢ dar explicaciones", advirti¨® Sean Hannity, forofo trumpista de Fox News. "Esto no representa ni una fracci¨®n de lo que el presidente ha prometido al pueblo estadounidense", declar¨® el congresista republicano Mark Meadows, seg¨²n The Washington Post.
Al tiempo que los negociadores anunciaban su principio de acuerdo, el presidente se encontraba en la ciudad fronteriza de El Paso, Texas, donde dio su mitin m¨¢s importante desde la campa?a de las elecciones legislativas de noviembre, que entregaron la C¨¢mara de Representantes a los dem¨®cratas. Los gritos de "?Construye el muro!" con los que las miles de personas congregadas le interrump¨ªan a cada rato sugieren que Trump tendr¨¢ dif¨ªcil vender a sus votantes el principio de acuerdo alcanzado en el Congreso como algo parecido al gran muro en la frontera que les vendi¨®.
"Terminar el muro"
En el mitin de Trump en El Paso, el lunes por la noche, el cl¨¢sico "construir el muro", eslogan que adorna indefectiblemente los encuentros del presidente con sus fieles, se convirti¨® en "terminar el muro". Una sutileza terminol¨®gica que Trump no respet¨® desde el atril: "Para que lo sep¨¢is, vamos a construir el muro en cualquier caso", dijo. Y reiter¨®, una vez m¨¢s, su discutible afirmaci¨®n de que construir un muro a lo largo de la frontera detendr¨ªa un supuesto aumento en delitos violentos y tr¨¢fico de drogas a cargo de migrantes que buscan llegar a Estados Unidos. "Las drogas que se derraman por la frontera matan a decenas miles de estadounidenses. Tendr¨ªamos un enorme recorte en esos n¨²meros si tuvi¨¦ramos un muro", dijo el presidente.
Trump puso la semana pasada a El Paso, que tiene una barrera f¨ªsica con M¨¦xico desde 2008, como ejemplo de c¨®mo levantar un muro puede solucionar la criminalidad. "La ciudad fronteriza de El Paso ten¨ªa ¨ªndices extremadamente altos de cr¨ªmenes violentos, unos de los m¨¢s altos de todo el pa¨ªs, y era considerada una de las ciudades m¨¢s peligrosas de nuestra naci¨®n. Ahora, inmediatamente desde su construcci¨®n, con la presencia de una poderosa barrera, El Paso es una de las ciudades m¨¢s seguras de nuestro pa¨ªs", dijo Trump en el discurso sobre el estado de la Uni¨®n.
Una vez m¨¢s, los hechos no amparan al presidente: El Paso era la segunda m¨¢s segura de 20 ciudades de similar tama?o antes de que se levantara el muro hace 11 a?os, y continu¨® si¨¦ndolo despu¨¦s. Alcanz¨® su pico de cr¨ªmenes violentos (6.500) en 1993, y ha bajado sostenidamente desde entonces, al mismo ritmo antes que despu¨¦s de que se construyera el muro. Ni siquiera aquel pico fue tan alto: Washington, ciudad de tama?o parecido, registr¨® en ese mismo a?o 16.600 cr¨ªmenes violentos.
No es la primera vez que una comunidad fronteriza se ve¨ªa en el medio del polarizador debate nacional sobre inmigraci¨®n. El pasado 10 de enero, en medio de lo que se convertir¨ªa en el cierre gubernamental m¨¢s largo de la historia, el presidente eligi¨® McAllen, otra ciudad texana de la frontera con M¨¦xico, para un televisado encuentro con agentes fronterizos que le ayudaran a convencer al pa¨ªs de la necesidad de levantar el muro para terminar con una supuesta ola de cr¨ªmenes. Un teatro local le recibi¨® con un elocuente cartel en la fachada: "Bienvenido a McCallen, la s¨¦ptima ciudad m¨¢s segura de Estados Unidos".
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