Los ¡®¨¢ngeles¡¯ guardianes del opositor ruso Nemtsov velan por su memoria
Un grupo de voluntarios cuida d¨ªa y noche del memorial levantado en el puente de Mosc¨² donde fue asesinado el pol¨ªtico liberal
El viento es helador en el puente Bolshoi Moskovoretsky. Algunas de las velas votivas rojas que ribetean las flores y fotograf¨ªas del oficioso memorial a Bor¨ªs Nemtsov no han aguantado la corriente. Irina Kulik¨®vskaya las va encendiendo poco a poco. Arregla las rosas y coloca las fotograf¨ªas que cubren el lugar donde el l¨ªder opositor, una de las voces m¨¢s afiladas contra Vlad¨ªmir Putin, fue asesinado hace cuatro a?os. El puente de piedra, a solo unos pasos del Kremlin y la Plaza Roja, se ha convertido en un improvisado monumento en honor al opositor. D¨ªa y noche, por turnos, lo vigilan voluntarios que se han convertido en los ¨¢ngeles guardianes del memorial de Nemtsov. Con ¨¦l murieron sus sue?os de otra Rusia, dicen. Pero no permitir¨¢n que tambi¨¦n desaparezca su legado.
El memorial ha sufrido varios ataques, y Kulik¨®vskaya y otras sesenta personas se organizan para tratar de evitar que grupos ultranacionalistas y partidarios del Kremlin lo destruyan. O que los servicios de limpieza de la ciudad de Mosc¨² arrasen con las flores, las fotos y las cartas que siguen llegando. Reclaman a las autoridades rusas que se construya un monumento en honor al pol¨ªtico. Y que se renombre al puente como Bor¨ªs Nemtsov. ¡°Queremos que se haga verdadera justicia¡±, reclama esta profesora de geograf¨ªa jubilada. Kulik¨®vskaya, de 60 a?os, empez¨® a frecuentar el memorial en marzo de 2015. Al enterarse de que lo hab¨ªan desmantelado por primera vez. ¡°Escuch¨¦ que necesitaban gente para velarlo. Hac¨ªa un fr¨ªo tremendo y empec¨¦ a traer t¨¦ caliente al grupo que se estaba organizando para ello. Despu¨¦s, decid¨ª sumarme. Tenemos que preservar la moral y la memoria de Nemtsov¡±, dice.
El carism¨¢tico opositor ten¨ªa 55 a?os cuando fue asesinado. Le descerrajaron cuatro tiros por la espalda cuando volv¨ªa de cenar con su novia, paseando por el puente hacia su casa. Era poco antes de medianoche. Dos a?os despu¨¦s, un tribunal de Mosc¨² conden¨® a un antiguo oficial de seguridad checheno y a sus cuatro c¨®mplices por el crimen. Por ejecutarlo. Se les hab¨ªa prometido un pago de 250.000 d¨®lares (unos 220.000 euros). Los investigadores no han podido determinar quien ide¨® el asesinato ni qui¨¦n lo orden¨®. La familia de Nemtsov y sus partidarios apuntan alto. Se apoyan en las evidencias del caso, que se?alan a oficiales de alto rango de la Rep¨²blica de Chechenia, liderada por el exc¨¦ntrico Ramz¨¢n Kad¨ªrov, aliado del presidente Vlad¨ªmir Putin.
Apoyado en un improvisado coj¨ªn para protegerse del fr¨ªo de la piedra del puente, Grigory Sams¨®nov hace el turno de la ma?ana. Electricista jubilado de 63 a?os, dice que es la ¨²nica forma que ha encontrado para contribuir a la causa. ¡°Si tuviera m¨¢s talento trabajar¨ªa con los defensores de derechos humanos que intentan establecer la verdad sobre su muerte. Al menos sumo cuidando el puente¡±, dice. Enfundado en un pantal¨®n impermeable y un mullido abrigo, Sams¨®nov se levanta de vez en cuando para ondear una enorme bandera de Rusia. ¡°Ten¨ªa un gran respeto por Nemtsov, cre¨ªa que ¨¦l pod¨ªa ser un buen primer ministro y Galina Starov¨®ytova [diputada y una de las grandes figuras de la lucha por la democracia asesinada en 1998] la l¨ªder de la naci¨®n. Pero han asesinado a mis l¨ªderes, los est¨¢n matando¡±, se lamenta.
Nemtsov hab¨ªa sido vicejefe de Gobierno de Rusia. Responsable de la reforma econ¨®mica en la d¨¦cada de los noventa. Su nombre son¨® como favorito para suceder a Boris Yeltsin, a quien finalmente relevar¨ªa el jefe de la polic¨ªa secreta, Vlad¨ªmir Putin. Con los a?os, Nemtsov, f¨ªsico de formaci¨®n, se convirti¨® en uno de los l¨ªderes de la oposici¨®n liberal rusa y feroz cr¨ªtico contra la corrupci¨®n y contra el Kremlin. Hab¨ªa fundado un movimiento llamado Solidaridad, el mismo nombre de la federaci¨®n sindical creada en 1980 que se alz¨® contra el Gobierno sovi¨¦tico en Polonia. La organizaci¨®n de Nemtsov tuvo, sobre todo al principio, mucho empuje. Hasta que la constante represi¨®n de las autoridades de sus actos y protestas empez¨® a desanimar a sus seguidores de acudir a las manifestaciones. Cuando muri¨®, Nemtsov trabajaba en un an¨¢lisis del papel del Gobierno ruso en la guerra de Ucrania. La editora de la revista New Times, Yevgenia Albats, coment¨® que estaba ultimando un art¨ªculo que se iba a titular Putin y la guerra.
Como Kulik¨®vskaya y Sams¨®nov, la mayor¨ªa de los ¨¢ngeles guardianes de Nemtsov son mayores. Jubilados. ¡°No solo porque tenemos m¨¢s tiempo, tambi¨¦n porque muchos j¨®venes no conocen qui¨¦n fue Nemtsov¡±, dice la exprofesora. El domingo, en la manifestaci¨®n por la memoria del opositor en Mosc¨², se reunieron unas 10.800 personas seg¨²n la organizaci¨®n independiente Contador Blanco ¡ªunas 6.000 seg¨²n la polic¨ªa¡ª. La marcha, una de las pocas autorizadas, reuni¨® a todos aquellos que se oponen de alguna manera a Putin y al Gobierno ruso, que pudieron manifestarse con menos temor a ser detenidos ¡ªcasi todas las protestas no autorizadas terminan con decenas de arrestos¡ª.
La conmemoraci¨®n del asesinato del extrovertido opositor tambi¨¦n visibiliz¨® la fragmentaci¨®n y debilidad de la oposici¨®n rusa. Desdentada desde hace a?os, no est¨¢ sabiendo capitalizar la p¨¦rdida de popularidad del presidente ruso, que aunque todav¨ªa es alta para los est¨¢ndares occidentales est¨¢ en descenso por impopulares reformas como el aumento de la edad de jubilaci¨®n y la p¨¦rdida de poder adquisitivo de la ciudadan¨ªa.
Este mi¨¦rcoles, repesentantes diplom¨¢ticos europeos --como el embajador de la UE, Markus Ederer-- y el embajador de EE UU en Rusia, Jon Huntsman, se han acercado hasta el puente para hacer una ofrenda floral.?La profesora Kulik¨®vskaya explica que la marcha y el memorial son importantes. ¡°Nos recuerdan qui¨¦n fue Nemtsov y que hay que encontrar a todos los involucrados en su muerte¡±, se?ala. El grupo de voluntarios reparte chapas y alg¨²n otro material con el nombre del opositor o con su rostro. Un nombre que ahora lleva la plaza donde se erige la embajada de Rusia en Washington. Algunos, como el jubilado Sams¨®nov llevan un silbato al cuello para alertar si se produce una situaci¨®n de peligro. Y las hay. Hace a?o y medio, un grupo de radicales dio una paliza a uno de los voluntarios que lo mand¨® al hospital. El hombre, de 35 a?os, falleci¨® una semana despu¨¦s. Las autoridades, no obstante, afirmaron que su muerte no tuvo relaci¨®n con la agresi¨®n. ¡°Mientras mi salud me lo permita estar¨¦ aqu¨ª velando por el memorial. Hasta que sea un monumento real. Es nuestro deber¡±, dice el exelectricista.
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