¡°Tenemos que demostrar que no somos solo un discurso¡±
El diputado venezolano y coordinador de la ayuda humanitaria analiza los retos de la oposici¨®n
Miguel Pizarro (Caracas, 1988) es diputado en la Asamblea Nacional, en la que preside la Comisi¨®n de Seguimiento de la Ayuda Humanitaria. Dirigente de Primero Justicia, el partido del excandidato presidencial Henrique Capriles, es una de las voces progresistas de referencia en la oposici¨®n y defiende la necesidad de ir m¨¢s all¨¢ de la dicotom¨ªa entre imperialismo y liberaci¨®n de los pueblos. Pizarro, con una tradici¨®n familiar de izquierda, es uno de los referentes de la llamada Generaci¨®n 2007, que ese a?o impuls¨® un movimiento estudiantil de protesta contra el proyecto de reforma de la Constituci¨®n promovido por el expresidente Hugo Ch¨¢vez. De ese movimiento forma parte tambi¨¦n Juan Guaid¨®, que este lunes regres¨® a Venezuela. Horas antes de su vuelta, Pizarro recibi¨® a EL PA?S en su oficina, en permanente agitaci¨®n pese a ser d¨ªas festivos en Venezuela.
Pregunta. ?Qu¨¦ autocr¨ªtica hace sobre el intento de ingreso de la ayuda humanitaria?
Respuesta. El 23 de febrero hubo tres factores clave para que la ayuda no entrase. El primero es el uso de grupos irregulares y paramilitares por parte del r¨¦gimen. Por eso la decisi¨®n pol¨ªtica del repliegue. No decidimos implementar el plan B y el plan C porque era absolutamente irresponsable. Lo segundo tiene que ver con el l¨ªmite que el propio r¨¦gimen cruz¨®. Nunca hab¨ªa llegado al punto de incendiar un cami¨®n de alimentos y medicinas o de masacrar a una poblaci¨®n ind¨ªgena como es el caso del pueblo pem¨®n. Lo tercero, la autocr¨ªtica, tiene mucho que ver con mejorar la presencia de la dirigencia pol¨ªtica para poder contener la indignaci¨®n y la frustraci¨®n. El poco espacio narrativo que le queda al r¨¦gimen en la opini¨®n p¨²blica tiene que ver con quienes desde la frustraci¨®n y la indignaci¨®n reaccionan violentamente contra los piquetes de orden p¨²blico.
P. ?Se subestim¨® el chavismo?
R. No tiene que ver con subestimar, sino con reconocer los l¨ªmites humanos. El nivel de insensatez de quemar un cami¨®n con medicinas y alimentos no tiene que ver con subestimarlo. El uso de la violencia a ese nivel te obligaba a tomar a decisiones responsables. Nosotros podr¨ªamos estar diciendo hoy que la ayuda entr¨®, 300 muertos despu¨¦s.
P. Ustedes buscaban una ruptura entre los militares, pero el chavismo demostr¨® tener el control del apartado del Estado.
R. Creo que hay grietas, aunque a¨²n no se pueden caracterizar de quiebres. Hemos dado avances que antes eran impensables. Si en diciembre le hubieran dicho a cualquier ciudadano que un evento de ayuda humanitaria en la frontera hubiera propiciado que m¨¢s de 600 miembros de las Fuerzas Armadas cruzaran y se pusieran del lado de la Constituci¨®n, todo el mundo les hubiese llamado locos. Todav¨ªa falta, pero hoy hay certidumbre absoluta de que es un muro que se puede romper, que tiene grietas y filtraciones. Lo que corresponde es seguir forzando dilemas. Viene un gran reto ahora, demostrar que no somos solo un discurso. Hay una mayor¨ªa que quiere solucionar esto por la v¨ªa pol¨ªtica, pac¨ªfica y hay una minor¨ªa que quiere llevar a este pa¨ªs a la confrontaci¨®n entre hermanos.
P. ?Cu¨¢nto da?o ha hecho la idea de una intervenci¨®n militar en la estrategia de Guaid¨®?
Con Venezuela no se puede dar la solidaridad 'post mortem' de la izquierda
R. Creo que hemos sido absolutamente francos en nuestra ruta: cese de la usurpaci¨®n, Gobierno de transici¨®n y elecciones libres. Esa estrategia es clara. Yo entiendo a quienes en el desespero ven que la ¨²nica posibilidad es una soluci¨®n armada, pero antes de la soluci¨®n armada hay mecanismos previos que tenemos que presionar y buscar. Quien hoy tiene la pelota en su terreno sobre el desenlace es quien hoy usurpa el poder, que es quien niega la transici¨®n y quien est¨¢ abriendo la compuerta a esos demonios y a esos fantasmas. Quien tiene la responsabilidad de que no se llegue a esos episodios lamentables son quienes no quieren quitarse del poder y con una narrativa propia de Vietnam hacen ver que hay una gran milicia dispuesta a inmolarse.
P. ?Los sectores extremistas de la oposici¨®n tienen m¨¢s peso del que deber¨ªan?
R. Hay un sector muy extremo que dice que la ¨²nica soluci¨®n es la militar y otro sector igual de extremo que dice que la ¨²nica soluci¨®n es un cese de las hostilidades y que nos sentemos ya mismo a buscar un di¨¢logo que busque confianza. Yo creo que el truco est¨¢ en entender que esos son dos extremos y la mayor¨ªa est¨¢ en el centro. Hay que mantener toda la presi¨®n posible y ser abierto y flexible para la construcci¨®n de una soluci¨®n pol¨ªtica. No es solo garrote o solo zanahoria. No creo que haya nadie que prefiera una salida abrupta con efectos colaterales da?inos a una transici¨®n.
P. ?Se le ha dado demasiado peso al protagonismo de Estados Unidos?
R. Hemos construido la coalici¨®n internacional m¨¢s grande de los ¨²ltimos 30 o 40 a?os. Hemos logrado el apoyo de alguien de la democracia cristiana, como Angela Merkel; socialistas, como Pedro S¨¢nchez y una derecha mucho m¨¢s liberal como Trump o Jair Bolsonaro. Es una alianza muy variopinta. Seguramente hay algunos que tienen una ret¨®rica mucho m¨¢s ofensiva, pero no implica que nuestra alianza est¨¦ basada en quien tiene m¨¢s preponderancia en la opini¨®n p¨²blica. Esta gira de Juan Guaid¨® por pa¨ªses sudamericanos era para nuclearlos alrededor de la presi¨®n diplom¨¢tica, pol¨ªtica y econ¨®mica. La narrativa de la Guerra Fr¨ªa te permite escudarte en Trump versus Putin, pero qu¨¦ tipo de revoluci¨®n de izquierdas asesina a ind¨ªgenas, qu¨¦ tipo de revoluci¨®n proletaria mata a campesinos y atenta contra un convoy humanitario y una poblaci¨®n vulnerable.
P. ?Por qu¨¦ cree que hay sectores de izquierda, a escala global, que se resisten a apoyar a Guaid¨®?
R. Estamos luchando todav¨ªa contra la vieja narrativa de la polarizaci¨®n venezolana. Hay mucha izquierda en el mundo que todav¨ªa sigue viendo la pel¨ªcula de la revoluci¨®n que fund¨® Ch¨¢vez contra un movimiento reaccionario del empresariado venezolano que lo enfrent¨®. Para movimientos como Podemos en Espa?a, que fueron parte de la construcci¨®n de asesor¨ªa econ¨®mica y de un proceso ideol¨®gico alrededor de la revoluci¨®n de Ch¨¢vez, reconocer tiempo despu¨¦s que eso ha derivado en todo esto pasar¨ªa por hacer una autocr¨ªtica y una revisi¨®n sobre sus propios postulados con la que tal vez no se sienten c¨®modos. Lo m¨¢s sencillo es refugiarte en la narrativa de la Guerra Fr¨ªa: Rusia contra Estados Unidos, el imperialismo norteamericano frente a la emancipaci¨®n de los pueblos.
P. ?Siente entonces que tienen que explicar mejor su plan a la izquierda mundial?
Es importante que en Europa se entienda que aqu¨ª estamos en un desenlace, nuestros tiempos son tiempos de urgencia
R. Cuando exist¨ªa la RDA nadie fue capaz de hablar del muro; mientras existi¨® la Uni¨®n Sovi¨¦tica nadie habl¨® en los gulags dentro de la izquierda y despu¨¦s todos lo condenaron. Con Venezuela no se puede dar la solidaridad post mortem de la izquierda. No es de izquierdas, no es revolucionario, no es socialista quien tiene que utilizar grupos paramilitares para impedir el paso de ayuda humanitaria. No es de izquierda qui¨¦n ha hecho multimillonario al 1% del pa¨ªs gracias a la corrupci¨®n. Lo que se juega en Venezuela la izquierda es la posibilidad de reinventarse. No hablar hoy de Venezuela los hace c¨®mplices de algo que en 10 o 15 a?os ser¨¢ la bandera de todo el mundo sobre lo que no puede ocurrir nunca m¨¢s. Cuando aqu¨ª no est¨¦ m¨¢s Maduro, cuando se desclasifiquen los archivos de inteligencias, cuando se tenga claridad de c¨®mo se manej¨® el petr¨®leo y de distribuy¨® la riqueza, no va a haber pol¨ªtico de izquierda que defienda lo que ha sido un fracaso estrepitoso. Tambi¨¦n hay un deber de quienes somos alternativa. No somos la restauraci¨®n, no queremos el cambio pol¨ªtico para pasar de un sistema de salud p¨²blico a uno privado, queremos un sistema p¨²blico de verdad. No queremos cambiar la ¨¦lite corrupta del madurismo por una ¨¦lite empresarial transnacional que venga de la mano de dos o tres pa¨ªses. Nosotros no estamos buscando el cambio para poner a Venezuela en finales de los ochenta o principios de los noventa. Yo tengo 31 a?os, Juan [Guaid¨®], 35, Stalin [Gonz¨¢lez], 38¡ La mayor¨ªa de los que encabezamos este movimiento no somos los herederos de la Cuarta Rep¨²blica, pero s¨ª las v¨ªctimas de la Quinta. Entendemos que Ch¨¢vez lleg¨® al poder producto de un proceso pol¨ªtico que hizo muy f¨¢cil votar por ¨¦l. Pero hemos llegado, en 2019, a un momento en que o inventamos un nuevo polo de poder que haya aprendido de estos ¨²ltimos 40 a?os o dentro de 20 tendremos otro Ch¨¢vez peleando por Miraflores con alguno de nosotros.
P. ?Por qu¨¦ no alzan la voz ante los sectores m¨¢s extremos?
R. Porque la faceta de la competencia interna est¨¢ superada. Hoy la alternativa tiene una cohesi¨®n absoluta sobre hacia d¨®nde tiene que empujar. Despu¨¦s habr¨¢ tiempo para la competencia, para que la gente escoja entre la socialdemocracia, la democracia cristiana, una visi¨®n m¨¢s liberal o m¨¢s de izquierdas. ?Qu¨¦ es ahora un gran reto? Visibilizar mejor nuestros apoyos internacionales.
P. ?Qu¨¦ esperan del Grupo de Contacto de la Uni¨®n Europea?
R. Los tiempos de los venezolanos no son los tiempos del mundo. Aqu¨ª ocurre en un mes lo que en cualquier parte del mundo pasa en cuatro o cinco a?os. Es importante que en Europa se entienda que aqu¨ª estamos en un desenlace. Todos los mecanismos son v¨¢lidos, pero nuestros tiempos son tiempos de urgencia. Y eso es algo que todo el mundo tiene que tener en conciencia. Con el Grupo de Contacto fuimos muy claros. para nosotros el tiempo de la exploraci¨®n se acab¨®. Lo hicimos con Unasur, con el Vaticano, en Rep¨²blica Dominicana¡ Eso de ver si hay mecanismos de construcci¨®n de confianza, de interlocuci¨®n entre todos los actores para explorar una agenda abierta es un tiempo que se agot¨®.
P. La sensaci¨®n es que a la oposici¨®n le sobran argumentos, pero no logra convencer a la otra parte. ?Es hora de negociar?
R. En la pol¨ªtica no basta con tener la raz¨®n. Eso creo que resume lo que pasa en nuestro pa¨ªs. Hay una mayor¨ªa que tiene la raz¨®n hace mucho rato. Hab¨ªa que construir un enorme m¨²sculo ciudadano, producir grietas en la obediencia del poder. Ahora, lamentablemente, la respuesta sobre la negociaci¨®n la tiene quien usurpa el poder. Y no puede ser a trav¨¦s de otro camino que no sea el del cese de la usurpaci¨®n, Gobierno de transici¨®n y elecciones libres. Bajo ese marco estamos dispuestos a todo lo pol¨ªtico, lo social y lo diplom¨¢tico. Este pa¨ªs merece una soluci¨®n lo menos traum¨¢tica posible. La pol¨ªtica no est¨¢ para construir soluciones m¨¢gicas, est¨¢ para construir soluciones posibles. Como en el escenario de la confrontaci¨®n y un escenario b¨¦lico, la pelota est¨¢ en quien usurpa el poder.
No hay nada mejor para este pa¨ªs que poder derrotar a Maduro electoralmente
P. ?Estar¨ªan dispuestos a que un Gobierno de transici¨®n no implicase necesariamente el paso de Maduro a Guaid¨® y que en unas elecciones libres a que Maduro se presentara como candidato?
R. Probablemente me van a moler por repetirlo por vig¨¦sima vez, pero s¨ª, que se presente. No hay nada mejor para este pa¨ªs que poder derrotarlo electoralmente, que la gente en las urnas no solo derrote a un proyecto pol¨ªtico de miseria, de hambre, de divisi¨®n, sino que cierre un ciclo que no lo convierta en un mito. Es necesario abrir esa compuerta, porque quienes estamos seguros de que el cambio es el sentimiento de la mayor¨ªa tambi¨¦n tenemos que dar las garant¨ªas al otro de que est¨¢ compitiendo. Si nosotros pedimos que no nos inhabiliten a nadie y que nos ilegalicen partidos, lo peor que podr¨ªamos hacer nosotros es hacerlo con el otro lado. Lo que no estamos dispuestos es a que mantenga la usurpaci¨®n en el poder y el rol de la candidatura, que utilice todas las herramientas del Estado, porque eso no garantiza una elecci¨®n libre. La transici¨®n no es la estabilidad de Maduro, no es la prolongaci¨®n del r¨¦gimen madurista en el poder y de la ascendencia cubana en el cuartel militar.
P. Es decir, que Maduro no podr¨ªa seguir en el poder hasta que se celebren unas elecciones. ?Pasar¨ªa lo mismo con Guaid¨®?
R. Parte de una elecci¨®n limpia es que dejemos claras las reglas de qu¨¦ es una competencia libre para todos. Por eso son tres etapas. Que se acabe la usurpaci¨®n y que en la transici¨®n se establezcan las reglas que hagan que todo el mundo sienta que est¨¢ compitiendo. La transici¨®n es abierta, hasta que no est¨¢s efectivamente implement¨¢ndola es muy dif¨ªcil tener el dise?o estrat¨¦gico completo, entendiendo que todas las transiciones obligan a concesiones. Aqu¨ª hay gente que, aunque no nos guste, hay que perdonar y que vamos a tener. As¨ª son las transiciones.
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