Los ¡®chalecos amarillos¡¯ vuelven a protestar en Par¨ªs en una manifestaci¨®n con altercados violentos
237 personas han sido detenidas, seg¨²n un balance de la polic¨ªa divulgado al final de la jornada
Cada vez movilizan a menos personas, y cada vez son menos los que simpatizan con ellos en Francia, pero los chalecos amarillos volvieron este s¨¢bado a recuperar el centro de la escena pol¨ªtica con una violencia que no se hab¨ªa visto desde las primeras manifestaciones?en Par¨ªs, en oto?o.
Era el d¨ªa despu¨¦s del final del llamado gran debate nacional, dos meses de miles de reuniones por todo el pa¨ªs que han servido al presidente Emmanuel Macron, que ha interrumpido un viaje de esqu¨ª para regresar a Par¨ªs, para calmar los ¨¢nimos y retomar la iniciativa. Era, tambi¨¦n, el decimoctavo fin de semana de protestas, casi cuatro meses. El nuevo estallido de tensiones en Par¨ªs abre interrogantes sobre el futuro del movimiento.
Unos 10.000 chalecos amarillos, m¨¢s que en las semanas recientes, tomaron de nuevo la plaza de l¡¯?toile, donde se ubica el Arco del Triunfo, y los Campos El¨ªseos, la gran avenida comercial y tur¨ªstica, y causaron varios incendios. Un incendio en la planta baja de un banco dej¨® bloqueados a una mujer y su beb¨¦ en el segundo piso del edificio, informa la agencia France Presse. Ambos fueron rescatados.
Desde la ma?ana, un grupo considerable ¡ªm¨¢s de un millar, seg¨²n el ministro del Interior, Christophe Castaner¡ª saquearon comercios, lanzaron objetos a la polic¨ªa y provocaron incendios. Las im¨¢genes, presentes durante todo el d¨ªa sin interrupci¨®n en las cadenas de informaci¨®n continua, recordaron a las del 1 de diciembre pasado, cuando los violentos tomaron el Arco del Triunfo e incendiaron decenas de veh¨ªculos en las calles adyacentes.
Esta vez, el asalto se cobr¨® otro s¨ªmbolo, no nacional como el Arco del Triunfo, sino del lujo parisino: el restaurante Fouquet¡¯s, en los Campos El¨ªseos, arrasado por los manifestantes. La revuelta tiene algo de lucha de clases y al mismo tiempo territorial: la Francia de las clases medias empobrecidas y de las provincias contra el Par¨ªs m¨¢s opulento, la capital global. Casi todas las manifestaciones, que se celebran cada s¨¢bado desde el 17 de noviembre, se han desarrollado en los alrededores de los Campos El¨ªseos, donde se encuentran algunos de los comercios m¨¢s caros, y en los barrios m¨¢s acomodados de Par¨ªs.
Aucun doute permis : ils appellent ¨¤ la violence et sont l¨¤ pour semer le chaos ¨¤ Paris.
— Christophe Castaner (@CCastaner) March 16, 2019
Des professionnels de la casse et du d¨¦sordre ¨¦quip¨¦s et masqu¨¦s ont infiltr¨¦ les cort¨¨ges.
Ma consigne au @prefpolice : r¨¦pondre avec la plus grande fermet¨¦ ¨¤ ces attaques inadmissibles. pic.twitter.com/ihOzZRittU
El antielitismo es uno de los rasgos de los chalecos amarillos, que irrumpieron con la ic¨®nica prenda fluorescente el pasado oto?o en protesta contra el aumento del precio del carburante. En seguida la revuelta se fij¨® otros objetivos, desde la dimisi¨®n de Macron hasta un cambio de sistema. Al carecer de l¨ªderes y programa, el movimiento sirvi¨® de contenedor para todo tipo de tendencias y reclamaciones: desde la extrema izquierda a la extrema derecha, desde pacifistas hasta antisemitas y violentos con fines insurreccionales.
Algunos l¨ªderes oficiosos de los chalecos amarillos hab¨ªan descrito la convocatoria del s¨¢bado como un momento decisivo, necesario para revertir la tendencia a la marginalizaci¨®n. Maxime Nicolle, un chaleco amarillo aficionado a las teor¨ªas de la conspiraci¨®n y con amplias audiencias en la red social Facebook, hablaba de una ¡°jornada memorable¡±. Otros llamaban a ¡°sitiar el El¨ªseo¡±, la sede de la presidencia de la Rep¨²blica, cerca de los Campos El¨ªseos.
Unos 5.000 agentes de la polic¨ªa se desplegaron en Par¨ªs. Como en otras ocasiones, no lograron impedir los actos vand¨¢licos. Los agentes detuvieron a 237 personas, de las cuales 144 segu¨ªan bajo custodia por la noche en vista a su posible comparecencia ante un juez. El Gobierno franc¨¦s ha sido cuestionado en las ¨²ltimas semanas, incluso desde instancias internacionales como el Consejo de Europa o la Alta Comisionada por los Derechos Humanos de la ONU, por el empleo de balas de goma en algunas manifestaciones.
¡°No hay duda: llaman a la violencia y est¨¢n ah¨ª para sembrar el caos en Par¨ªs¡±, escribi¨® el ministro Castaner en la red social Twitter. ¡°Profesionales del altercado y del desorden, equipados y enmascarados se han infiltrado en los desfiles¡±. El primer ministro, ?douard Philippe, que por la tarde se desplaz¨® a la zona de los disturbios, pidi¨® a las fuerzas del orden ¡°firmeza total¡±. ¡°Que los que se libran a estos actos inaceptables puedan ser juzgados y castigados con severidad¡±, a?adi¨®. Y lanz¨® una cr¨ªtica a los pol¨ªticos de la oposici¨®n que en el pasado se han mostrado comprensivos con los alborotadores o con sus objetivos. ¡°Todos los que excusan o alientan estos actos se convierten en c¨®mplices¡±, dijo. Macron interrumpi¨® su fin de semana de esqu¨ª en los Pirineos para regresar a Par¨ªs el mismo s¨¢bado por la noche.
El debate, desde el principio de la protesta en noviembre, es si esta es o no es violenta. Es verdad que la inmensa mayor¨ªa de chalecos amarillos son pac¨ªficos. Tambi¨¦n que quienes causan los destrozos son, en parte, casseurs, o violentos vocacionales que aprovechan las manifestaciones para actuar. En diciembre y tambi¨¦n este s¨¢bado se ve¨ªan, entre los chalecos amarillos, personas vestidas de negro y enmascarados. Pero la violencia no es del todo ajena al movimiento. Hay chalecos amarillos participando en los destrozos y en las agresiones. Entre los pac¨ªficos es habitual escuchar justificaciones de la violencia. Y con frecuencia son indistinguibles unos y otros.
Es m¨¢s, la violencia, en la primera etapa del movimiento, funcion¨®. Fue despu¨¦s del fin de semana del 1 de diciembre, el de la ocupaci¨®n del Arco del triunfo, cuando Macron y su Gobierno, hasta entonces intransigentes ante las demandas de los chalecos, empezaron a hacer concesiones.
La inc¨®gnita ahora es si este ¨²ltimo estallido es la expresi¨®n desesperada de un revuelta que se apaga, o si los chalecos amarillos retomar¨¢n la iniciativa perdida.
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