El Gobierno franc¨¦s saca a los militares ante los ¡®chalecos amarillos¡¯
La nueva jornada de protestas, una prueba clave para el ministro del Interior
La de este s¨¢bado va a ser la decimonovena jornada de manifestaciones de chalecos amarillos en Francia, pero no ser¨¢ una protesta m¨¢s. Tras la violencia desatada el fin de semana pasado, marcado por nuevos saqueos e incendios en Par¨ªs, el Gobierno ha reforzado las medidas para frenar una situaci¨®n que ha admitido no consigue controlar. Adem¨¢s de la in¨¦dita prohibici¨®n de manifestarse en zonas como la avenida de los Campos El¨ªseos de la capital y de aumentar las multas para quienes no respeten las consignas, el ejecutivo de Emmanuel Macron ha anunciado el despliegue de militares en algunos puntos, una decisi¨®n muy cuestionada por la oposici¨®n pero defendida firmemente por el presidente. Hay mucho en juego, sobre todo para el ministro del Interior, Christophe Castaner. La violencia del ¨²ltimo s¨¢bado le cost¨® el puesto al prefecto de polic¨ªa de Par¨ªs y a otros altos cargos policiales. Pero muchos reclaman la dimisi¨®n de Castaner y una nueva jornada de disturbios podr¨ªa propiciarla.
¡°Impunidad cero¡±. Esa es la consigna que Castaner le ha dado a su nuevo prefecto de polic¨ªa, Didier Lallement, cuya mano ¡°no deber¨¢ temblar¡± a la hora de hacer valer la ley, agreg¨® el?polic¨ªa n¨²mero uno del pa¨ªs, como se conoce en Francia al ministro del Interior, al instaurar esta semana en su puesto al nuevo alto responsable de las fuerzas de seguridad. Pese a estas declaraciones de ¡°firmeza¡±, la gran mayor¨ªa de los franceses, el 76%, no cree que el ministro ser¨¢ capaz de restaurar el orden p¨²blico en las protestas de los chalecos amarillos, seg¨²n una encuesta de Odoxa publicada por Le Figaro y FranceInfo el viernes. No es el ¨²nico en el que desconf¨ªan los ciudadanos. El 70% de los consultados tampoco cree que Macron pueda restablecer la paz, ni tampoco su primer ministro, ?douard Philippe (67%).
Pero la paciencia de los franceses tambi¨¦n empieza a acabarse con los chalecos amarillos. De acuerdo con la encuesta, el 58% de los ciudadanos considera que la violencia ha desacreditado ampliamente el movimiento, mientras que el 55% desea que acaben ya con las protestas. ¡°Este movimiento, tan largamente apoyado y popular hasta comienzos de a?o, est¨¢ empezando a enfrentarse a la opini¨®n p¨²blica y, adem¨¢s, est¨¢ decayendo en t¨¦rminos de participaci¨®n¡±, dijo el presidente de Odoxa, Ga?l Sliman, a Le Figaro.
El problema ¡ªtanto para las autoridades como para los propios?chalecos amarillos que rechazan la violencia¡ª es que la participaci¨®n no es el problema. El s¨¢bado pasado se manifestaron en toda Francia unas 30.000 personas ¡ªde ellas, unas 10.000 en Par¨ªs¡ª, una cifra muy alejada de las primeras convocatorias, en noviembre. Aun as¨ª, los saqueos y escenas de violencia protagonizadas por algunos chalecos y otros encapuchados de negro fueron las m¨¢s graves desde los destrozos del 1 de diciembre, cuando fue vandalizado el Arco de Triunfo.
Bater¨ªa de medidas
Para evitar nuevos disturbios, el Gobierno ha previsto una bater¨ªa de medidas. Para empezar, se han prohibido manifestaciones en algunos de los puntos m¨¢s conflictivos. En Par¨ªs se trata, tal como adelant¨® Philippe a comienzos de semana, de los Campos El¨ªseos y, tambi¨¦n, en un per¨ªmetro alrededor del palacio presidencial y de la Asamblea Nacional, seg¨²n la prefectura de Polic¨ªa, que tambi¨¦n ha prohibido la circulaci¨®n de veh¨ªculos en los alrededores del El¨ªseo y el porte de armas, reales o falsas, as¨ª como de cualquier objeto que pueda ser utilizado como tal. Los?chalecos amarillos tampoco podr¨¢n manifestarse en la plaza del Capitolio en Toulouse o en la Pey-Berland de Burdeos. El per¨ªmetro de las protestas tambi¨¦n ha sido limitado en ciudades como Niza o Marsella.
La presencia policial ser¨¢ robusta un s¨¢bado m¨¢s. Solo en Par¨ªs, se desplegar¨¢n 4.700 polic¨ªas, seg¨²n la prensa francesa. Recibir¨¢n adem¨¢s el apoyo de soldados de la Operaci¨®n Centinela, el dispositivo de vigilancia militar lanzado tras los atentados de 2015. Una decisi¨®n que, aunque no es in¨¦dita, ha generado malestar en parte de la oposici¨®n. Tanto el Ministerio del Interior como el de Defensa han subrayado que los militares en ning¨²n caso se ocupar¨¢n de misiones de mantenimiento del orden ni estar¨¢n tampoco en contacto con los manifestantes. Su despliegue se realizar¨¢ en ¡°lugares precisos¡± como edificios o estaciones alejados de las zonas de manifestaci¨®n. La seguridad de edificios como el palacio presidencial ¡ªque lleva d¨ªas con una vigilancia mayor y rodeado de vallas¡ª o la Asamblea Nacional estar¨¢ por el contrario a cargo de las fuerzas del orden.
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