Cien d¨ªas de ira contra el presidente serbio
Miles de personas salen a las calles cada s¨¢bado en la mayor protesta en el pa¨ªs desde el levantamiento que acab¨® con Milosevic en 2000
Cuando, el pasado 8 de diciembre, m¨¢s de 10.000 personas se manifestaron en Belgrado al grito de "?basta de camisetas ensangrentadas!" a ra¨ªz de la paliza que unos hombres enmascarados propinaron a un pol¨ªtico opositor, el presidente serbio, Aleksandar Vucic, rebautiz¨® sin querer la protesta. ¡°Ni aunque hubiera cinco millones de personas en las calles", dijo, tendr¨ªa en cuenta sus demandas. En un pa¨ªs de siete millones de habitantes, la frase salt¨® a las redes sociales y el movimiento tom¨® como nombre 1od5miliona (1 de 5 millones), con el que se ha convertido en el mayor del pa¨ªs desde el levantamiento que acab¨® con Slobodan Milosevic en 2000. Hasta decenas de miles de personas salen a las calles cada semana, pero ¡ªcien d¨ªas despu¨¦s de la primera manifestaci¨®n¡ª la elevada popularidad del presidente Vucic sigue intacta.
La protesta de este s¨¢bado en Belgrado transcurri¨® sin incidentes. Los manifestantes portaron rosas y velas frente a la televisi¨®n estatal en memoria de los empleados de la cadena que murieron en los bombardeos de la OTAN, de los que este domingo se cumplen 20 a?os, y para acabar con la ¡°oscuridad medi¨¢tica¡±. Algunos escenificaron un telediario propio.
La cita era una importante piedra de toque para el movimiento,?formado principalmente por ciudadanos, organizaciones estudiantiles y una heterog¨¦nea alianza de partidos de oposici¨®n que va desde la socialdemocracia hasta la derecha nacionalista. No solo por el car¨¢cter simb¨®lico de los cien d¨ªas, sino tambi¨¦n porque el anterior s¨¢bado los manifestantes fueron un paso m¨¢s all¨¢ y ocuparon la sede de la radiotelevisi¨®n estatal para reclamar visibilidad en los informativos. La polic¨ªa les evacu¨® y arrest¨® a 18 personas, posteriormente liberadas. El presidente llam¨® a algunos l¨ªderes de 1od5miliona ¡°fascistas, hooligans y ladrones¡± y advirti¨® de que ¡°el Estado no tolerar¨¢ m¨¢s violencia¡±.
¡°Nos manifestamos principalmente por la creciente violencia contra la oposici¨®n y para pedir libertad de prensa y de expresi¨®n. Sobre el papel, Serbia es un pa¨ªs democr¨¢tico. En realidad, no¡±, afirma por tel¨¦fono uno de sus principales l¨ªderes y fundadores, la activista estudiantil Jelena Anasonovic, de 23 a?os.
El pegamento que aglutina la protesta es el rechazo a Vucic. Le acusan de utilizar las estructuras del Estado, las redes clientelares y los medios afines para silenciar a la disidencia. "Ha transformado el pa¨ªs de una democracia en una autocracia. Y ahora est¨¢ cayendo en la dictadura. La libertad de expresi¨®n est¨¢ marginalizada, o incluso prohibida. No se oyen m¨¢s voces que las del r¨¦gimen en los medios estatales¡±, critica con el mismo tono directo que emplea en sus novelas el escritor Marko Vidojkovic, que ha tomado la palabra en varias de las convocatorias.
Hay, adem¨¢s, un malestar difuso. Serbia sufre una notable sangr¨ªa migratoria (ha perdido un 5% de poblaci¨®n en una d¨¦cada), el salario medio neto apenas supera el equivalente a 400 euros mensuales y la corrupci¨®n es ¡°profunda¡±, seg¨²n Transparencia Internacional, que le otorga un 39 sobre 100 en un ¨ªndice en el que cero supone la mayor percepci¨®n de corrupci¨®n.
Acusan al presidente de utilizar el Estado, las redes clientelares y los medios afines para silenciar a la disidencia
En las manifestaciones se ven algunos chalecos amarillos, la prenda del ¡ªtambi¨¦n diverso y antipresidencial¡ª movimiento de protesta en Francia. Recientemente, algunos l¨ªderes pol¨ªticos han cobrado m¨¢s protagonismo y la alianza opositora ha dado a Vucic un plazo de treinta d¨ªas, que concluye el 12 de abril, para que dimita. Hay una manifestaci¨®n convocada en Belgrado para el d¨ªa siguiente, por si ¡ªcomo es previsible¡ª no lo hace.
Alianza por Serbia agrupa a una treintena de partidos y organizaciones; algunos anecd¨®ticos y otros con presencia parlamentaria, como el Democr¨¢tico, de centro-izquierda y que estuvo tres veces en el Gobierno; el Popular del exministro de Exteriores Vuk Jeremic, de centroderecha; o el ultranacionalista y hom¨®fobo Dveri. "Su ¨²nico elemento en com¨²n es que son anti-Vucic¡±, resume Srdjan Bogosavljevic, exdirector de Ipsos en Serbia y profesor de Estad¨ªstica en la Universidad de Sarajevo. ¡°Son partidos tan heterog¨¦neos que, desde un punto de vista estad¨ªstico, pueden efectuar protestas juntos, pero no llevarlas a ning¨²n lado¡±.
La Alianza firm¨® un ¡°Acuerdo con el pueblo¡± en el que se comprometen a defender la libertad de prensa y la convocatoria de elecciones ¡°libres y justas¡±, a las que acudir¨ªan en una lista conjunta. Si ganan, formar¨ªan un Gobierno tecnocr¨¢tico de transici¨®n que, al a?o, convocase nuevos comicios. En las actuales circunstancias, sin embargo, rechazan participar en comicios y en la labor parlamentaria. Vucic les ha retado a un adelanto de las legislativas y ha lanzado una gira por el pa¨ªs con tintes de campa?a electoral.
Popularidad intacta
¡°Est¨¢ acabado¡±. Es un eslogan de los d¨ªas contra Milosevic que se escucha en las manifestaciones de ahora. La realidad parece contradecirles. La popularidad de Vucic y la intenci¨®n de voto de su partido conservador llevan meses intactas, explica Bogosavljevic. ¡°Hay m¨¢s gente que piensa que el pa¨ªs va en buena direcci¨®n que en mala. Y tambi¨¦n un 34% de la poblaci¨®n a la que le disgusta profundamente Vucic, m¨¢s por su ret¨®rica o por la influencia en los medios que por la econom¨ªa o la pol¨ªtica exterior¡±, agrega.
En tres d¨¦cadas, el hoy presidente ha recorrido el largo trecho que va de ministro de informaci¨®n con Slobodan Milosevic (y autor de la frase ¡°por cada serbio muerto, mataremos cien musulmanes¡±) a firme defensor del ingreso del pa¨ªs en la UE, sin renunciar al tradicional nexo con Mosc¨². ¡°No me averg¨¹enza decir que estaba equivocado¡±, ha se?alado en m¨¢s de una ocasi¨®n.
Tras ser primer ministro, arras¨® en las elecciones presidenciales de 2017, con un 55% de los votos. La misi¨®n de observaci¨®n de la OSCE consider¨® v¨¢lido el proceso, pero denunci¨® una ¡°cobertura medi¨¢tica desigual, alegaciones cre¨ªbles de presi¨®n sobre votantes y empleados estatales y mal uso de recursos administrativos¡±. Su partido tiene mayor¨ªa absoluta en la Asamblea Nacional y gobierna en todos los Ayuntamientos, menos tres. El a?o pasado, la Comisi¨®n Europea mostr¨® su "creciente preocupaci¨®n" por la falta de avances en libertad de expresi¨®n y, seg¨²n Reporteros sin Fronteras, Serbia ¡°se ha convertido en un pa¨ªs donde ejercer el periodismo puede ser peligroso¡±, con agresiones, amenazas y campa?as de difamaci¨®n.
Bogosavljevic apunta otra clave sobre la dificultad de 1od5milliona para arrastrar aut¨¦nticas multitudes. Tradicionalmente, la principal preocupaci¨®n de los serbios ha sido el desempleo. En los ¨²ltimos meses, se disputa el primer puesto en las encuestas con el asunto de Kosovo, el territorio que en 2008 declar¨® su independencia de Serbia, reconocida por m¨¢s de cien Estados. El cambio, matiza, tiene menos que ver con lo emocional ¡ªen tanto que cuna f¨ªsica y espiritual de la naci¨®n serbia¡ª y m¨¢s con lo pr¨¢ctico, ya que un acuerdo de normalizaci¨®n con Pristina abrir¨ªa a Serbia las puertas de la Uni¨®n Europea. Y Vucic impulsa un trueque geogr¨¢fico?entre enclaves con poblaci¨®n mayoritaria ¨¦tnicamente del otro pa¨ªs (albaneses, en el sur de Serbia, y serbios, en el norte de Kosovo) que d¨¦ luz al acuerdo final. ¡°La gente est¨¢ mucho m¨¢s preocupada por Kosovo o por el paro¡±, explica Bogosavljevic. ¡°Por eso, la protesta tiene muchas personas, pero no supone ahora mismo una amenaza para el Gobierno¡±.
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