¡°Putin es amigo de Serbia pero respeta nuestro camino hacia la UE¡±
El presidente de Serbia impulsa a su pa¨ªs hacia Bruselas pese al obst¨¢culo de Kosovo y las reticencias de algunos socios por su amistad con el presidente ruso
El viaje existencial que ha tra¨ªdo hasta aqu¨ª a Aleksandar Vucic ha sido largo. El presidente de Serbia, en su juventud un ultranacionalista de ret¨®rica encendida, ministro de informaci¨®n con el dictador Slobodan Milosevic, se ha transformado en un europe¨ªsta fervoroso cuya misi¨®n ¨²ltima consiste en lograr el ingreso de su pa¨ªs en la Uni¨®n Europea.
"La sociedad serbia est¨¢ un poco exhausta. Empezamos este proceso en 2000 y ya llevamos 18 a?os en ¨¦l. Ojal¨¢ estemos preparados para acabar esto en 2025 [como propone la Comisi¨®n Europea]. Lo cual no es una certeza, depende de los pa¨ªses de la UE, y al mismo tiempo tenemos el obst¨¢culo de Kosovo", dice Vucic, de 48 a?os, en una entrevista personal concedida en la cumbre UE-Balcanes que se celebr¨® el jueves en Sof¨ªa.
Kosovo es la gran barrera que tendr¨¢ que sortear el presidente. La regi¨®n se independiz¨® hace 10 a?os de manera unilateral de Serbia, que reclama como suyo el territorio. Los socios europeos consideran fundamental un acuerdo entre ambos para concretar la adhesi¨®n. "No es nada sencillo. Hay mucho odio todav¨ªa [entre serbios y albanokosovares] pero necesitamos superarlo y tratar de buscar un compromiso. Si me preguntas si soy optimista, no lo soy. Pero de todos modos vamos a invertir grandes esfuerzos para alcanzar un compromiso. No puedo garantizar que el otro lado vaya a hacer lo mismo", explica para reafirmar su tesis de que los serbios hacen un sacrificio mayor en pos de ser aceptados.
Vucic encuentra fuertes reticencias tambi¨¦n de puertas para adentro. La iglesia ortodoxa, que considera Kosovo el coraz¨®n de Serbia y cuna espiritual de su fe, hizo p¨²blico que si el precio a pagar por ingresar en la UE era abandonar las pretensiones soberanistas sobre Kosovo no merec¨ªa la pena. Esas palabras, ante el temor de una fractura social, le hicieron da?o: "Me dolieron mucho. Pero no se trata de un debate de si con Kosovo o sin Kosovo... se trata de alcanzar un acuerdo y una soluci¨®n".
Si hace 25 a?os areng¨® a los serbios a combatir durante la guerra de los Balcanes, Vucic, al que es f¨¢cil reconocer entre la multitud de la cumbre por sus dos metros de estatura, se muestra ahora conciliador. ?Qu¨¦ ve a largo plazo? "Pienso que cuando miras al futuro lo que quieres es suficientes empleos para la gente joven. De otro modo no habr¨¢ futuro para nosotros. Tenemos que dejar en el pasado nuestros choques, nuestras peleas", a?ade.
No habla en sentido figurado. Vucic sostiene que un conflicto armado a cuenta de Kosovo u otras tensiones ¨¦tnicas que todav¨ªa perduran en la regi¨®n "matar¨ªa a Serbia, naturalmente". "Hemos tenido muchas guerras que no hemos querido en el siglo XX, hay que dejarlas ah¨ª, y traer paz y estabilidad a la regi¨®n completa y a Serbia tambi¨¦n". El pol¨ªtico a quien nadie le hace sombra en su pa¨ªs (arras¨® en la primera vuelta de las elecciones el a?o pasado) cree que se trata de una cuesti¨®n de supervivencia.
Buen malabarista, cuenta con el aprecio de la canciller Angela Merkel y, al mismo tiempo, mantiene una relaci¨®n cercana con el presidente ruso, Vladimir Putin. A primera hora de la ma?ana, seg¨²n cont¨® a Financial Times, recibe una hora de clases de ruso y su escritor favorito es Dostoyevski, lo que casa con su personalidad. Ha rele¨ªdo varias veces Los Hermanos Karamazov, su novela favorita.
-?Putin le ha ofrecido en alguna ocasi¨®n un camino diferente al de la UE?
-No, si le soy sincero. ?l es un amigo de Serbia pero siempre ha respetado nuestra elecci¨®n.
Los l¨ªderes europeos esc¨¦pticos a la entrada de Serbia no ven con agrado esa amistad. Hay quien considera que se puede tratar de un caballo de Troya ruso que se infiltre para erosionar Bruselas desde dentro. Vucic se r¨ªe con la ocurrencia y asegura que no tiene nada de malo en ser amigos de los rusos.
"Los rusos, como los espa?oles, apoyan nuestra unidad territorial. Si vienes a Serbia y preguntas a la gente qu¨¦ prefiere, los espa?oles o los daneses, el 90% dir¨¢ que los espa?oles. Est¨¢ conectado al asunto de Kosovo", contin¨²a. El presidente espa?ol, Mariano Rajoy, se ausent¨® de la cumbre por la presencia de los l¨ªderes kosovares en las reuniones. Un gesto que ha sido celebrado en Serbia, donde Rajoy "es muy popular, aunque a ¨¦l posiblemente no le importe", bromea Vucic.
Su poder pol¨ªtico supera lo institucional, como ha ocurrido a menudo en la historia de su pa¨ªs. El a?o pasado se present¨® a las elecciones a la presidencia, siendo primer ministro, y en su antiguo cargo dej¨® a Ana Brnabic, una joven tecn¨®crata abiertamente lesbiana. Fue un gui?o aperturista, en su af¨¢n de proyectar una imagen moderna.
En ocasiones se le critica sus excesos personalistas y una obsesi¨®n por controlar el discurso en la prensa, donde no abunda la pluralidad en los medios tradicionales. ?l no lo ve as¨ª: "La fomento [la pluralidad]. Lo que sea que diga sobre m¨ª a veces es lo peor que pueden decir sobre alguien. Incluso cuando dicen que Vucic es gay (...) Pero por supuesto tenemos que crear un espacio democr¨¢tico en el que puedan trabajar".
En una ocasi¨®n, Vucic estuvo a punto de ser linchado. Acudi¨® en 2015 al monumento a las v¨ªctimas de la matanza de Srebrenica, homenaje a los 8.000 musulmanes asesinados a manos de las tropas serbias comandadas por el criminal de guerra Ratko Mladic. Los que all¨ª le esperaban no hab¨ªan olvidado su pasado, y le arrojaron piedras, zapatos, botellas. Tuvo que huir a la carrera.
¡ª ?Piensa volver por all¨ª alg¨²n d¨ªa?
¡ª S¨ª.
¡ª ?Por qu¨¦?
¡ª Porque no entiendo a la gente que me atac¨®. No entiendo el sentimiento, sus emociones. Pero estoy seguro de que habr¨¢ ocasiones para volver cuando mi postura sea respetada. Entonces rendir¨¦ tributo a las v¨ªctimas.
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