Nuevo cap¨ªtulo de la Lava Jato: El hundimiento de un expresidente de Brasil
Temer se convierte en el segundo exmandatario preso por un caso de corrupci¨®n que cumple cinco a?os y ha tocado a todos los que ostentaron el cargo tras la dictadura que siguen vivos
Dos de los siete presidentes que ha tenido Brasil desde el fin de la dictadura duermen entre rejas hundidos por la corrupci¨®n. Michel Temer, 78 a?os, lleva dos noches en una sala de 20 metros cuadrados sin ventanas pero con ba?o, ducha y aire acondicionado en una sede de la polic¨ªa federal en R¨ªo de Janeiro. Lula da Silva, 73 a?os, cumple casi un a?o recluido en una celda habilitada especialmente para acogerle en instalaciones policiales en Curitiba (Paran¨¢), epicentro de la investigaci¨®n sobre la Lava Jato. En esa telenovela de cientos de cap¨ªtulos con h¨¦roes, villanos, tramas y subtramas en que se ha convertido el caso, el arresto de Temer supone un giro de guion que ha causado impacto, aunque era una posibilidad desde hace varios cap¨ªtulos. Exactamente, desde el 1 de enero, cuando el veterano pol¨ªtico perdi¨® la inmunidad al entregar la banda presidencial a Jair Bolsonaro.
El juez Marcelo Bretos le acusa de nada menos que ¡°ser el l¨ªder de una organizaci¨®n criminal¡± que durante 40 a?os cobr¨® sobornos a cambio de contratos p¨²blicos, infl¨® presupuestos de obras, blanque¨® dinero e incluso ten¨ªa un departamento de contrainteligencia para obstaculizar las pesquisas.
Esta trama en torno a Petrobras y la constructora Odebrecht fue creciendo y ha pasado una enorme factura a la vieja pol¨ªtica brasile?a. Otros tres mandatarios son investigados en casos derivados de la Lava Jato, incluidos los dos que fueron destituidos por impeachment, Dilma Rousseff (a la que Temer sucedi¨® en 2016) y Fernando Collor de Mello. Otro muri¨®. El ¨²nico los siete a salvo es Fernando Henrique Cardoso, que fue mencionado en la pesquisa, pero por unos hechos declarados prescritos. En cinco a?os otros 150 poderosos pol¨ªticos y empresarios han entrado en prisi¨®n mientras el descontento ciudadano con la clase pol¨ªtica aumentaba.
Como tel¨®n de fondo del arresto, se libra un nuevo cap¨ªtulo de la batalla entre los jueces y fiscales de la Lava Jato, lo que queda de la clase pol¨ªtica de toda la vida y el Tribunal Supremo. Un pulso en el que destacan el juez que encarcel¨® a Lula y ahora es ministro de Justicia, Sergio Moro, y el presidente de la C¨¢mara de Diputados, Rodrigo Maia, cuyo suegro fue ministro y est¨¢ entre los detenidos con Temer. Como en las telenovelas, a veces es dif¨ªcil seguir la trama y las relaciones cruzadas del elenco. Mientras, cunde el temor a que el arresto del expresidente, que a¨²n tiene aliados en el Congreso, complique la aprobaci¨®n de impopulares proyectos como la reforma de las pensiones que el presidente Bolsonaro tiene en la agenda y son cruciales para reactivar la econom¨ªa.
Una de las claves del ¨¦xito electoral de Bolsonaro es que el tsunami de la Lava Jato no le ha tocado. Aunque uno de sus hijos, Flavio, senador, es investigado por blanqueo de dinero al margen de la trama. El presidente atribuy¨® el arresto ¡°a los acuerdos pol¨ªticos (de Temer) para garantizar la gobernabilidad¡± pero uno de los dirigentes de su partido, Major Olimpo, emple¨® el tono que tanto gusta a los bolsonaristas: ¡°C¨¢rcel para todos los que dilapidaron el patrimonio del pueblo brasile?o y avergonzaron la pol¨ªtica. Tienen que pagar, s¨ª, ante la justicia¡±.
Temer es el ¨²ltimo pol¨ªtico atrapado (por ahora) en la enorme tela de ara?a. La edici¨®n de EL PA?S en Brasil public¨® en primicia a partir de 2017 algunos de los documentos que supuestamente prueban el cobro de sobornos y que los fiscales citan en su solicitud de arresto de Temer. Nadie pod¨ªa imaginar el 17 de marzo de 2014 que lo que nac¨ªa como una investigaci¨®n sobre el supuesto lavado de dinero en un lavacoches pudiera convertirse el mayor esc¨¢ndalo de corrupci¨®n de la historia de Brasil y alumbrara ramificaciones en toda Latinoam¨¦rica.
Pero este megaesc¨¢ndalo que sac¨® a la luz una corrupci¨®n sist¨¦mica de la que se beneficiaban empresas y pol¨ªticos de todos los partidos ha sido el detonante de profundos cambios que en Brasil han cristalizado en un presidente de ultraderecha y una oposici¨®n irrelevante. La sacudida tambi¨¦n es fuerte en Per¨², con la l¨ªder opositora, Keiko Fujimori, en la c¨¢rcel, y varios expresidentes hundidos: Alejandro Toledo, pr¨®fugo en Estados Unidos, Ollanta Humala estuvo encarcelado y otros dos tienen vetada la salida del pa¨ªs. La trama salpic¨® v¨ªa campa?as electorales a los colombianos Juan Manuel Santos y ?lvaro Uribe. En M¨¦xico no se ha abierto una sola investigaci¨®n pese a las acusaciones contra un ministro de Enrique Pe?a Nieto ni tampoco en la chavista Venezuela.
A Temer le esperan al menos cuatro noches m¨¢s bajo custodia porque su petici¨®n de h¨¢beas corpus solo ser¨¢ analizada el mi¨¦rcoles. En su primer interrogatorio mantuvo silencio tras haber defendido que, con sus conocimientos como abogado constitucionalista, la prisi¨®n preventiva era ¡°absolutamente improcedente¡±.
En la misma operaci¨®n fueron detenidos siete supuestos c¨®mplices del expresidente del Movimiento Democr¨¢tico Brasile?o (MDB), lo que aqu¨ª llaman un partido fisiol¨®gico, sin ideolog¨ªa y especializado en dar la mayor¨ªa a los partidos gobernantes a cambio de puestos clave con acceso a contratos p¨²blicos.
Con la llegada de 2019 Temer pas¨® a ser un ciudadano m¨¢s. Los casos regresaron a la justicia ordinaria y la investigaci¨®n prosigui¨®. Nunca fue querido. Lleg¨® a la c¨²spide tras el impeachment contra Rousseff, del Partido de los Trabajadores de Lula, y sali¨® del Palacio de Planalto con una popularidad del 7% tras presenciar c¨®mo un veterano diputado con una carrera pol¨ªtica irrelevante lograba capitalizar la ira de los brasile?os por la corrupci¨®n. El capit¨¢n del Ej¨¦rcito Bolsonaro supo captar como nadie el profundo hartazgo de sus compatriotas con la vieja clase pol¨ªtica ¨Ca la que ¨¦l, sin embargo, pertenece desde hace tres d¨¦cadas¡ª, sus ansias de patear el sistema y apostar por una novedad rompedora como ¨¦l.
Temer tuvo que pasar adem¨¢s por la humillaci¨®n de que el pa¨ªs entero viera por televisi¨®n el minuto a minuto de su ca¨ªda gracias al descomunal despliegue de la prensa incluso con c¨¢maras en helic¨®pteros. El p¨²blico vio esa primera mirada de sorpresa y disgusto a los polic¨ªas armados con fusiles autom¨¢ticos, su traslado al aeropuerto para volar a R¨ªo de Janeiro y su entrada en la sede policial donde dormir¨¢ al menos cuatro noches m¨¢s.
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