El expresidente que no supo callar
Ser popular y obtener el poder como Vicente Fox no es garant¨ªa para que un presidente no termine aislado y dando l¨¢stima.
No conozco a ning¨²n admirador del expresidente Vicente Fox Quesada. Debe haberlos,claro, porque el mundo es un sitio raro y hay gente que come tierra, bebe orina o masca vidrios y se queda tan tranquila. Pero lo cierto es que, desde hace a?os, cuando a¨²n se encontraba en el poder, el voluble, incongruente, naif y peleonero Fox no es un personaje popular. Puede sostenerse que ning¨²n expresidente lo es, desde luego, porque el poder desgasta y el presidencialismo mexicano roe a quien lo ejerce casi hasta sorberle los tu¨¦tanos. Y quedar desprestigiado sin remedio al regresar a la vida civil ha sido parte del precio a pagar por casi todo aquel que haya llevado las riendas de este pa¨ªs.
Quiz¨¢ por ello los mandatarios, desde la Revoluci¨®n en adelante, han tenido la prudencia de guardar un perfil p¨²blico discreto al concluir su periodo y han evitado andar metidos, semana s¨ª y semana tambi¨¦n, en disputas, escandalitos y ri?as mezquinas. Vaya, hasta Carlos Salinas de Gortari, que entre buena parte de los mexicanos de mi generaci¨®n y las anteriores es visto como el diablo encarnado, hace tiempo que aprendi¨® a quedarse en la sombra y administrar con tacto sus palabras y silencios. En cambio, Fox vive metido en l¨ªos y alegatas y no le para la boca. Tiene el dedo m¨¢s inquieto de las redes sociales. Su logorrea parece incurable. Y, bueno, el espect¨¢culo que resulta de seguir sus declaraciones y mensajes en redes es triste, porque, dig¨¢moslo con delicadeza, no es que Vicente Fox sea un tipo particularmente dotado para manejar las ideas o el mero lenguaje.Tampoco es dado a callar el otro ex mandatario panista, Felipe Calder¨®n, cuya animadversi¨®n por el actual presidente L¨®pez Obrador (su rival en las elecciones de 2006 y el m¨¢s empecinado opositor de su sexenio) tiene una larga historia y resulta m¨¢s que evidente. Pero el caso es distinto.
Calder¨®n no se mantiene en segundo plano porque sus ambiciones pol¨ªticas son enormes y siguen en pie. Aunque no le faltan detractores, y por muy buenas razones, tambi¨¦n tiene partidarios que defienden p¨²blicamente el legado de su gobierno, y funge como l¨ªder moral de la derecha mexicana. Al mantener su pulso con el actual gobierno, Calder¨®n apuesta por empujar la creaci¨®n de su propio partido y defiende su agenda. ?Pero qu¨¦ defiende Fox, que le dio la espalda al PAN al apoyar abiertamente al priista Pe?a Nieto, y que, seg¨²n lo agarre el d¨ªa, lo mismo aspira a convertirse en empresario de la cannabis que lloriquea por la p¨¦rdida de su pensi¨®n y su escolta militar? ?Qu¨¦ pensar de la seriedad de un ex presidente que se empe?a en llamar ¡°Lopitos¡± al mandatario en funciones pero lo exalta con agradecimiento como ¡°se?or presidente¡± apenas le restituyen parte de la escolta dichosa?
Muchos pueden sostener que Fox no es m¨¢s que un personaje aparatoso y rebasado por los acontecimientos sobre quien no tiene caso reflexionar. Pero no olvidemos algo: Vicente Fox lleg¨® a ser carism¨¢tico y muy exitoso. Su expediente de opositor era bien conocido y resultaba casi respetable. Fue el primer pol¨ªtico en conseguir el suficiente consenso social para vencer al PRI en unas elecciones presidenciales. Encabez¨® el primer gobierno de alternancia en la historia moderna de M¨¦xico. Concentr¨® buena parte de las esperanzas de cambio del pa¨ªs y lleg¨® a reunir un capital pol¨ªtico in¨¦dito hasta entonces.
Solo que su soberbia, su ineptitud, la ineficacia de sus pol¨ªticas y su nula capacidad de negociaci¨®n dieron al traste con todo. Si no como un cr¨ªtico que deba ser tomado en consideraci¨®n por el actual gobierno, al menos Fox deber¨ªa ser tenido como advertencia viviente: ser dicharachero y popular y obtener el poder no es garant¨ªa de que un presidente no terminar¨¢ aislado y dando l¨¢stimas.
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