Los laboristas piden a May que no extradite a Assange a EE UU
Le recuerdan que impidi¨® la entrega de un pirata inform¨¢tico brit¨¢nico cuando fue ministra del Interior
Hay heridas que no terminan de cerrarse. El Partido Laborista ha recordado en las ¨²ltimas horas c¨®mo las filtraciones de Wikileaks expusieron las atrocidades del ej¨¦rcito de EE UU en las guerras de Irak y Afganist¨¢n. "El Gobierno brit¨¢nico deber¨ªa oponerse a la extradici¨®n de Julian Assange a Estados Unidos por exponer las pruebas de las atrocidades cometidas en Irak y Afganist¨¢n", escrib¨ªa a ¨²ltima hora del jueves en su cuenta de Twitter?el l¨ªder de la oposici¨®n, Jeremy Corbyn.
Era la se?al de salida de una campa?a en contra de la entrega a Washington del cofundador de Wikileaks, que ha cobrado vuelo este viernes por la ma?ana con las declaraciones en la BBC de Diane Abbott, la ministra del Interior en la sombra laborista (el espejo del correspondiente cargo en el Gobierno): "Si recuerdan el caso de Gary McKinnon, los estadounidenses insistieron entonces en que fuera extraditado. Hab¨ªa llevado a cabo un 'hackeo masivo', pero su verdadero delito fue dejar en rid¨ªculo al ej¨¦rcito estadounidense y a sus servicios de seguridad", ha dicho Abbott.
Hac¨ªa referencia la portavoz laborista al asunto al que Theresa May tuvo que hacer frente en 2012, cuando era ministra del Interior en el Gobierno conservador de David Cameron. McKinnon, un joven brit¨¢nico que padec¨ªa s¨ªndrome de Asperger, fue acusado por el sistema judicial estadounidense, en 2002, de infiltrarse en los sistemas inform¨¢ticos del ej¨¦rcito estadounidense. Lleg¨® a penetrar en los ordenadores del Pent¨¢gono y de la NASA. Y lo hizo recluido en su habitaci¨®n, desde una vivienda en el norte de Londres. Estaba obsesionado, al parecer, con todo lo relacionado con los ovnis. Bajo las leyes de EE UU, se enfrentaba a penas de prisi¨®n de hasta 70 a?os.
Presionada por la opini¨®n p¨²blica, May anunci¨® su negativa a entregar al joven en la C¨¢mara de los Comunes. Ech¨® mano de prerrogativas extrajudiciales y justific¨® su decisi¨®n en la condici¨®n mental de McKinnon y en el hecho de que, seg¨²n los m¨¦dicos, sufr¨ªa una depresi¨®n grave que pod¨ªa inducirle a cometer suicidio. Lo parad¨®jico, se?al¨® entonces la oposici¨®n, es que la pol¨ªtica justific¨® el dr¨¢stico giro en la Carta de Derechos Humanos de la UE que hab¨ªa combatido hasta entonces con fiereza. En la misma declaraci¨®n anunci¨® su intenci¨®n de arrebatar a futuros ministros del Interior las capacidades que ella misma estaba utilizando para salvar al joven hacker.
El Gobierno estadounidense, que hab¨ªa calificado los actos de McKinnon como "el mayor hackeo de la historia al sistema inform¨¢tico militar", protest¨® con dureza la decisi¨®n de May y mostr¨® su decepci¨®n con el Reino Unido.
A pesar de que Downing Street no ha expresado oficialmente cu¨¢les ser¨¢n sus siguientes pasos, y traslada cualquier decisi¨®n sobre el futuro de Assange a los tribunales brit¨¢nicos, su respuesta a las cr¨ªticas laboristas ha mostrado que este asunto lleva camino de derivar en un nuevo enfrentamiento pol¨ªtico. "?Por qu¨¦ ser¨¢ que cada vez que alguien tiene un historial de socavar al Reino Unido, a nuestros aliados y a los valores que defendemos puedes pr¨¢cticamente garantizar que el l¨ªder de la oposici¨®n se pondr¨¢ del lado de los que intentan da?arnos?", se preguntaba ret¨®ricamente en el Parlamento este jueves el ministro del Interior, Sajid Javid. Hijo de musulmanes y con un historial de hombre hecho a s¨ª mismo, Javid corteja desde hace tiempo al ala dura de los conservadores e intenta tomar posici¨®n en la futura carrera por el liderazgo de esa formaci¨®n.
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