Juan Guaid¨® pedalea cuesta arriba
Analistas y activistas temen que los llamamientos a la movilizaci¨®n se conviertan en rutina
Se ha abierto paso entre analistas y activistas en Venezuela una preocupaci¨®n: que los llamados a la protesta hechos por Juan Guaid¨® se conviertan en rutina. Que los mandos chavistas puedan resistir el embate del l¨ªder pol¨ªtico reconocido como presidente interino por m¨¢s de 50 Gobiernos y que los titubeos de la comunidad internacional le abran campo a una decisi¨®n judicial que permita al Estado bolivariano encarcelarlo sin consecuencias
Guaid¨® sigue recorriendo el pa¨ªs en el marco de su anunciada Operaci¨®n Libertad y los llamamientos que hace siguen siendo concienzudamente atendidos por muchas personas. Sus alocuciones tienen lugar principalmente en zonas empobrecidas que fueron chavistas y donde ahora es recibido con fervor, sin la presencia de colectivos paramilitares o la Guardia Nacional. Juan Guaid¨® est¨¢ operando en medio de enormes dificultades log¨ªsticas y con un feroz veto en los medios de comunicaci¨®n oficialistas. En ocasiones, incluso, con dificultades para contratar equipos de sonido para sus alocuciones callejeras.
Los niveles de respuesta de sus convocatorias siguen siendo buenos, pero a mucha gente le va quedando claro que ser¨¢ necesario aumentar en algunos decibelios la presi¨®n pol¨ªtica. Pocos atinan a responder sobre el c¨®mo. Guaid¨® ha pedido a la poblaci¨®n que se organice en los Comit¨¦s de Ayuda y Libertad, y ha sido expl¨ªcito y reiterativo al momento de exigir compromiso. ¡°No vengo a proponerles paciencia. Vengo a pedirles organizaci¨®n¡±, ha repetido en sus recientes alocuciones en Caricuao, San Martin y Petare, en Caracas, y en su m¨¢s reciente visita a Maracaibo, una de las ciudades m¨¢s castigadas del colapso del pa¨ªs. Ha asegurado que ya hay m¨¢s de mil n¨²cleos formalizados.
El hecho es que, dos meses despu¨¦s, apagones nacionales incluidos, Juan Guaid¨® est¨¢ en la calle pero Nicol¨¢s Maduro sigue en el Palacio de Miraflores. No parecen existir las certezas de antes, en torno a la inminencia de un desenlace. Muchos comienzan a reanudar sus tr¨¢mites para irse del pa¨ªs. Guaid¨® ¨Ccuyo entorno est¨¢ persuadido de los riesgos estancamiento- ha aludido en varias ocasiones la inminencia de la ¡°fase final¡± de la Operaci¨®n Libertad, pero todav¨ªa no ha formalizado modalidades, anuncios concretos ni fechas espec¨ªficas.
Con todo, es justo afirmar que en el entorno de los pol¨ªticos opositores que acompa?an a Guaid¨® no cunde nada parecido a la desesperaci¨®n. Todos interpretan que el juego sigue completamente abierto y con opciones. El fin del ruido en torno a la posibilidad inminente de una intervenci¨®n internacional ha fortalecido el consenso sobre a la necesidad de trabajar el frente interno, movilizando a las masas, procurando fomentar un estado de conciencia y rebanando progresivamente voluntades en el estado chavista.
La llegada de la Cruz Roja y el ingreso masivo de la ayuda humanitaria al pa¨ªs, autorizado finalmente por Maduro, han sido interpretados como un ¨¦xito pol¨ªtico, que reivindica las demandas opositoras y que compensa moralmente los esfuerzos hechos en la frontera del mes anterior.
Lo mismo ocurre con el reconocimiento en la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA) a Gustavo Tarre Brice?o, el nuevo embajador designado por Guaid¨® ante el organismo, y las declaraciones hechas por Michelle Bachelet y Ant¨®nio Guterres a nombre de Naciones Unidas, en torno a la magnitud social y econ¨®mica de la crisis venezolana, que hunden a¨²n m¨¢s a Maduro en la zona del descr¨¦dito. La presi¨®n internacional est¨¢ creando serias complicaciones en el env¨ªo de los despachos petroleros que hace Venezuela a Cuba.
Atrincherado, aunque a¨²n con piso pol¨ªtico, el Gobierno de Nicol¨¢s Maduro luce cada vez m¨¢s desdibujado y puesto en evidencia ante la magnitud de la crisis, de la cual procura desligarse. Las tendencias del descontrol cotidiano en Venezuela han desbordado por completo su cauce. Algunos expertos vienen alertando en torno a la inminencia de una crisis adicional en el servicio de la gasolina, a causa del derrumbe de PDVSA y los efectos de las sanciones.
El l¨ªder bolivariano mantiene intacto el poder¨ªo de su eficaz aparato de inteligencia y la simpat¨ªa expresa de los mandos militares. Maduro ha ido expandiendo y depurando la existencia de batallones de civiles armados como instrumento represivo y de coacci¨®n. Conserva ciertos niveles de adhesiones en algunas entidades federales peque?as o medianas, de car¨¢cter rural, y ha demostrado su habilidad para resistir en condiciones adversas, administrando el caos y el agotamiento de su oponente.
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