Baguz, el sepulcro sirio del califato del ISIS
La ¨²ltima zona que control¨® el Estado Isl¨¢mico es a¨²n escenario de ataques yihadistas espor¨¢dicos
En Baguz, un poblado en el desierto del este de Siria junto a la frontera con Irak, ha encontrado su sepultura el califato del Estado Isl¨¢mico (ISIS, por sus siglas en ingl¨¦s). Bajo la ¨¢rida tierra de este oasis est¨¢n enterrados en una enorme fosa com¨²n los cuerpos de cientos de yihadistas y sus familiares, ca¨ªdos durante la ofensiva lanzada en marzo por las Fuerzas Democr¨¢ticas Sirias (FDS, milicias kurdo-¨¢rabes) y apoyada desde el aire por los cazas de la coalici¨®n internacional que encabeza Estados Unidos. En un escaso kil¨®metro cuadrado del desierto se rindieron finalmente unas 75.000 personas, remanente del califato que en 2014 y desde la ciudad de Mosul proclam¨® su control sobre un territorio a caballo entre Siria e Irak y someti¨® a 7,7 millones de personas.
¡°Los ¨²ltimos d¨ªas de combates fueron muy duros¡±, relata Al Roj, miliciana a cargo de una unidad que criba el per¨ªmetro de Baguz en busca de minas, armas, granadas y munici¨®n que ha dejado atr¨¢s el ISIS. Tras un r¨¢pido avance de las fuerzas aliadas que expulsaron en octubre de 2017 a los yihadistas de la que proclamaron su capital, Raqa, la batalla final por Baguz dur¨® cuatro largos meses. Mientras los milicianos relatan los feroces combates que libraron casa por casa, una enorme excavadora arrastra una bola de mantas y madera que un mes atr¨¢s serv¨ªa de endeble refugio a los yihadistas. ¡°En Baguz se concentraron no solo los combatientes extranjeros m¨¢s recalcitrantes, sino tambi¨¦n muchas mujeres y ni?os, por lo que tuvimos que paralizar la ofensiva en numerosas ocasiones para acordar su salida y la liberaci¨®n de nuestros compa?eros capturados¡±, explica la miliciana.
El pasado 23 de marzo, las FDS proclamaron el hist¨®rico ¡°fin del califato¡± en Baguz. Y, sin embargo, los bombardeos y combates prosiguieron hasta hace una semana, cuando las fuerzas kurdas evacuaron a¨²n a unas 500 mujeres y ni?os junto con docenas de yihadistas que se hab¨ªan escondido en cuevas. Las FDS denegaron todo acceso a la prensa durante la refriega final.
¡°Estaban en las cuevas bajo ese acantilado, pero ya no queda nadie¡±, afirma otro miliciano, se?alando con su fusil a una falla cercana. Fuentes locales aseguran que abatieron a varios radicales y apresaron a otros heridos tras enfrentamientos con el ¨²ltimo grupo de unos 15 combatientes. Entre las filas aliadas, dos milicianas perdieron la vida cuando una yihadista deton¨® un cintur¨®n de explosivos mientras era cacheada. Cerca de 11.000 milicianos, la gran mayor¨ªa kurdos, han muerto luchando contra el ISIS en el ¨²ltimo lustro.
Ropas, armas, pintadas y banderas del ISIS han quedado esparcidas tras la ca¨ªda del ¨²ltimo basti¨®n de los yihadistas en Siria. Un enjambre de moscas sobrevuela restos de comida putrefactos. A pesar de que 40.000 ni?os han salido de este pedazo de desierto, no se avista un solo peluche o juguete. Cientos de veh¨ªculos quemados y agujereados son remolcados por camiones. Son los ¨²nicos transportes, junto con los camiones cisterna repletos de crudo, que atraviesan este desierto minado por c¨¦lulas durmientes del ISIS.
Pero no son solo explosivos y municiones lo que retiran los milicianos de la tierra de Baguz. Tambi¨¦n los m¨®viles de los yihadistas muertos, a los que extraen las valiosas tarjetas de memoria. Estas piezas son analizadas en una base militar no muy lejana, donde un joven ingeniero de telecomunicaciones se encarga de analizar su contenido. ¡°Hemos identificado 173 centros medi¨¢ticos del Daesh [acr¨®nimo peyorativo del ISIS en ¨¢rabe] en Raqa¡±, explica el analista. ¡°Los registros de llamadas suponen una importante fuente de informaci¨®n a la hora de rastrear a renombrados yihadistas o de descifrar el sistema operacional del grupo terrorista¡±, a?ade.
A pesar del ambiente victorioso de las FDS que reina ahora en Baguz, los movimientos en los alrededores recuerdan que el ISIS no est¨¢ acabado. En apenas una semana el Estado Isl¨¢mico ha reivindicado media docena de atentados contra convoyes de las milicias que han matado a m¨¢s de 20 personas. Los veh¨ªculos que viajan hacia el norte, pasando por los yacimientos de crudo de Al Omar ¡ªlos m¨¢s importantes del pa¨ªs¡ª hasta Al Shadadi, lo hacen a toda velocidad, a sabiendas de que se trata de un avispero de c¨¦lulas durmientes camufladas entre una poblaci¨®n abiertamente af¨ªn al ISIS.
Mot¨ªn
Con la ca¨ªda del califato, m¨¢s de 78.000 mujeres yihadistas y sus hijos han quedado confinados en tres campos de acogida y m¨¢s de 5.000 terroristas han sido encarcelados en celdas kurdas en el noreste, pero muchos yihadistas y simpatizantes siguen habitando estas tierras. ¡°No puedes meter a media provincia en prisi¨®n¡±, argumenta desde el anonimato un l¨ªder tribal local.
Adem¨¢s, recientemente, las fuerzas especiales kurdas tuvieron que sofocar un mot¨ªn en el centro penitenciario de Derik (noreste), donde custodian a los combatientes extranjeros m¨¢s peligrosos y radicales. ¡°Docenas de ellos se hab¨ªan reagrupado entre las celdas y el patio y pretend¨ªan reventar una pared para escapar¡±, relata en su base de Derik el jefe de una de las unidades antiterroristas kurdas que participaron en la operaci¨®n. ¡°Acabado el califato, nos toca trabajar a nosotros para desmantelar las c¨¦lulas durmientes del Daesh. Antes estaban localizados en un mismo sitio, pero ahora es un enemigo m¨¢s peligroso porque no sabemos cu¨¢ndo ni d¨®nde van a golpear¡±, apostilla Amargui, de la secci¨®n femenina de la YAT (unidad antiterrorista), que tambi¨¦n intervino para parar el mot¨ªn.
Las FDS, adem¨¢s, han llamado a los pa¨ªses de origen a que repatr¨ªen a sus nacionales yihadistas o, en su defecto, a la creaci¨®n de una corte penal internacional para juzgarlos por sus cr¨ªmenes. Propuestas a las que Europa es reacia. Espa?a se plantea repatriar a tres mujeres nacionales y a los 15 menores que EL PA?S localiz¨® en el campo de acogida de Al Hol, en el noreste sirio.
Tras el rastro de Abubaker Al Bagdadi
Entre el humo de incontables pitillos y sorbos de t¨¦, los oficiales debaten sobre la suerte del autoproclamado califa Abubaker al Bagdadi y sus adjuntos. Los menos le sit¨²an en el desierto de Palmira, en zona bajo control del Gobierno de Damasco. Los m¨¢s, lo hacen en Idlib, ¨²ltima provincia insurrecta en la frontera occidental siria con Turqu¨ªa donde gobiernan grupos yihadistas afines a Al Qaeda. Ninguno parece dar cr¨¦dito a quienes le ubican en Irak.
Desde el tejado de una derruida villa se avista el ?ufrates, que parte la tierra en dos en Baguz. La ribera oriental ha quedado bajo control de las FDS. La occidental en manos del Ej¨¦rcito regular sirio, asistido por los cazas rusos desde el cielo y las milicias aliadas proiran¨ªes en tierra que a su vez han combatido al ISIS en esta des¨¦rtica zona. ¡°Con la ayuda de contrabandistas y barcazas, docenas de yihadistas han logrado escapar r¨ªo abajo y proseguir m¨¢s tarde por tierra hasta Idlib¡±, relata un oficial kurdo.
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