El desaf¨ªo pol¨ªtico y legal del retorno de los yihadistas europeos
El anunciado fin del califato en Siria y la retirada de las tropas de EE UU obligan a Europa a decidir qu¨¦ hacer con sus nacionales
El califato en Siria podr¨ªa pasar a ser pronto un ignominioso cap¨ªtulo de la historia. El esperado anuncio se prev¨¦ ruidoso y celebrado, pero el fin del terror islamista, al menos en ese rinc¨®n de Siria, plantea a la vez un complejo dilema pol¨ªtico y jur¨ªdico para un pu?ado de pa¨ªses de la UE. ?Qu¨¦ hacer con los yihadistas europeos que viajaron a Siria cautivados por el magnetismo del Daesh y dispuestos a hacer la guerra santa?
Los combatientes que se encuentran bajo custodia de las fuerzas kurdas suman cerca de 800, adem¨¢s de unas 700 mujeres y unos 1.500 ni?os que? se encuentran en campos en condiciones penosas. El ultim¨¢tum lanzado hace una semana v¨ªa Twitter por Donald Trump -o los europeos retornan a los yihadistas y les juzgan ¡°o nos veremos obligados a dejarles libres¡±-, ha dejado patente que los Gobiernos europeos ya no pueden mirar hacia otro lado.
Pero es sobre todo el previsible fin del autodenominado califato y la pr¨®xima retirada de los 2.000 soldados estadounidenses desplegados, el que impone una renovada premura a los europeos. Unos 5.000 ciudadanos europeos viajaron a Siria y a Iraq desde 2014, seg¨²n las cifras de Europol, sin que los Estados Miembros fueran capaces de evitar el reguero de alistamientos, al que ahora deben dar una respuesta clara y colectiva.
A primera vista, ninguna soluci¨®n parece buena ante semejante desaf¨ªo pol¨ªtico y jur¨ªdico. Los dirigentes europeos repiten que la prioridad es la seguridad nacional, lo que equivaldr¨ªa a mantener a los radicalizados lo m¨¢s lejos posible de suelo europeo. Son personas con una temible red de contactos, que saben manejar armas y que en el mejor de los casos vuelven traumatizados de la guerra. Pero al rechazo pol¨ªtico se le superpone en muchos casos una obligaci¨®n legal ineludible. Mientras pa¨ªses como Reino Unido barajan la posibilidad de despojar de la nacionalidad a los regresados, pa¨ªses como B¨¦lgica o Suiza plantean un posible tribunal ad hoc. Francia y Alemania planean un regreso escalonado y con las mayores garant¨ªas para que los juicios resulten un ¨¦xito en aras de la seguridad nacional.
En Alemania, las cifras oficiales indican que 1.050 ciudadanos alemanes viajaron desde 2013 a Siria para combatir en las filas yihadistas. Un tercio de ellos ha regresado y unos 200 murieron en combate. En total, hay 63 personas que viajaron de Alemania a Siria bajo custodia kurda y 42 de ellos tienen pasaporte alem¨¢n. Sobre 18 pesa una orden de detenci¨®n internacional.
Muchos quieren volver. O al menos as¨ª lo aseguran en conversaciones con sus familiares que reproduce la prensa alemana. ¡°Mam¨¢, dime c¨®mo est¨¢s y si sabes c¨®mo sacarme de aqu¨ª y qu¨¦ dicen las autoridades. Solo quiero volver a casa¡±, dec¨ªa Bajram G, a su familia de cerca de Colonia, seg¨²n publicaba Der Spiegel. La situaci¨®n es especialmente complicada para las mujeres y los ni?os, encerrados en campos ¡°en los que las ratas trepan a las camas¡±, explicaba a la publicaci¨®n alemana la familia de Clara, de Oberhausen.
¡°Si se presentan en la frontera alemana y no tienen doble nacionalidad, no veo posible que se les deniegue la entrada¡±, sostiene Martin Heger, catedr¨¢tico de derecho penal europeo de la Universidad Humboldt de Berl¨ªn, porque seg¨²n explica, equivaldr¨ªa en convertirles en ap¨¢tridas. El problema es traerles desde all¨ª, como pide EE UU, sobre todo en los casos en los que la identidad de los yihadistas no est¨¦ clara o no se pueda probar. ¡°Somos responsables de ellos como ciudadanos alemanes para traerles de vuelta¡±, asegur¨® esta semana la ministra de Defensa alemana, Ursula von der Leyen, al sensacionalista Bild.
Una vez en suelo europeo, los dilemas se multiplican. La ministra alemana de Justicia, Katarina Barley, explic¨® que la idea es que los que vengan est¨¦n sometidos una estrecha vigilancia. ¡°Tenemos que asegurarnos de que los ex combatientes del ISIS no se puedan mover con libertad entre nosotros¡±, indic¨® a la prensa alemana. ¡°Algunos tienen ¨®rdenes de detenci¨®n y a los dem¨¢s habr¨¢ que someterles a una estrecha vigilancia en cuanto entren en Alemania¡±.
Despu¨¦s, el problema se plantea con los procesos judiciales, en los que tener acceso a testigos y a pruebas es poco m¨¢s que una quimera. ¡°Por un lado, no queremos que los combatientes del ISIS sean liberados y vuelvan sin haber sido controlados. Pero tampoco podemos correr el riesgo de traerles de vuelta y que no tengamos pruebas ni evidencias para juzgarles por los cr¨ªmenes cometidos en Siria y en Irak¡±, advirti¨® la ministra Von der Leyen.
Algunos juristas consideran poco realista esa opci¨®n y sostienen que la ¨²nica v¨ªa es juzgarles solo por pertenencia a organizaci¨®n terrorista y no por cr¨ªmenes concretos que puedan haber cometido. El tiempo aqu¨ª tambi¨¦n juega en contra. Una vez que vuelvan, no se les puede encarcelar sin pruebas indefinidamente.
Respecto a la posibilidad de crear tribunales ad hoc en Siria como barajan algunos pa¨ªses, Heger explica que ¡°es complicado seg¨²n la ley alemana, debido a nuestro pasado nazi y los juicios a grupos de poblaci¨®n concretos¡±. Adem¨¢s, la falta de infraestructura diplom¨¢tica alemana en el pa¨ªs en guerra complicar¨ªa la asistencia consular para garantizar un juicio justo.
La opci¨®n de crear tribunales especiales es por la que en principio se decantan los belgas y los suizos. ¡°Para m¨ª, la prioridad sigue siendo la seguridad de la poblaci¨®n suiza y las fuerzas de seguridad suizas¡±, dijo la ministra de Justicia suiza, Karin. ¡°?Ser¨ªa posible juzgarles sobre el terreno? Eso es lo que yo preferir¨ªa¡±, a?adi¨® Keller-Sutter esta semana. Suiza cifra en 93 los nacionales del pa¨ªs helv¨¦tico que se han sumado a la yihad.
B¨¦lgica mientras, estudia el retorno sin condiciones de los ni?os menores de diez a?os y caso por caso para los menores de 18 y mayores de diez. Para los adultos, propone que sean juzgados por una instancia supranacional creada ad hoc. Las cifras que maneja Bruselas de nacionales pendientes de regresar son 10 hombres, 17 mujeres, 31 ni?os. La situaci¨®n sin embargo est¨¢ lejos de haberse aclarado. Un juez ha fallado que el Estado tiene obligaci¨®n de repatriarlos, pero el Gobierno belga ha recurrido la decisi¨®n.
En Francia les llaman los revenants, palabra con doble sentido: los que vuelven y los fantasmas. Nadie los quiere. El Gobierno franc¨¦s hab¨ªa defendido hasta hace poco tambi¨¦n que fuesen juzgados en Siria o en Irak, pero los servicios consulares segu¨ªan los casos y la posibilidad de que se les aplicase la pena de muerte hab¨ªa suscitado debate en Francia.
Fuera de control
Con el anuncio de retirada estadounidense, todo cambi¨®. Francia no tiene un tratado de extradici¨®n con las Fuerzas Democr¨¢ticas Sirias (FDS) y menos con la Siria de Bachar el Asad. La posibilidad de que, con la marcha de EE UU, estos detenidos quedasen fuera de control ha llevado a un cambio de pol¨ªtica. Par¨ªs se prepara ahora para acoger a estos franceses y a sus hijos. La ministra de Justicia ha dicho que estudiar¨¢ ¡°caso a caso¡±. Suman entre 130 y 150. De ellos 50 son adultos, hombres y mujeres. El resto, menores.
Los adultos ser¨¢n puestos a disposici¨®n judicial e imputados una vez que aterricen en suelo franc¨¦s, en grupos de diez en diez, seg¨²n el diario Le Monde. Fuentes de la fiscal¨ªa citadas por la agencia France Presse se?alan que quienes partieron despu¨¦s de los atentados de enero de 2015 en Par¨ªs sab¨ªa bien ad¨®nde iban y se considerar¨¢ que pueden ser acusados por ¡°asociaci¨®n de malhechores terrorista criminal¡±. En el caso de las mujeres, puede haber una distinci¨®n, a la hora de aplicar las penas, entre las que simplemente siguieron al marido o las que activamente participaron en la guerra. Otra cuesti¨®n son los menores. Seg¨²n la ministra Belloubet, el 75% son menores de siete a?os, muchos de ellos nacidos en el territorio b¨¦lico. En estos casos, los menores vivir¨¢n con una familia de acogida o con familiares que se hayan quedado en Francia.
En Reino Unido el caso de Shamima Begum, una brit¨¢nica que cuando s¨®lo ten¨ªa 15 a?os (2015) huy¨® a Siria para convertirse en esposa de un combatiente del ISIS, centra se ha convertido en un s¨ªmbolo de la complejidad del retorno, sobre todo de las mujeres. La joven permanece en un campo de refugiados junto a su beb¨¦ -nacido hace s¨®lo una semana- y desea retornar a Londres con sus padres. Pero el Gobierno brit¨¢nico se dispone a retirarle la nacionalidad para evitarlo, apoy¨¢ndose en el rechazo de un sector de la opini¨®n p¨²blica a una mujer, que no se declara arrepentida de sus actos y sigue justificando las acciones del ISIS.
La decisi¨®n de Londres todav¨ªa no es firme porque ha topado con el derecho internacional, que s¨®lo considera admisible despojar a un ciudadano de su nacionalidad si eso no le convierte en ap¨¢trida. Y a pesar de que el ministro del Interior brit¨¢nico, Sajid Javid, alegaba a principios de semana que Begun tiene la doble nacionalidad bangladesh¨ª, y por lo tanto la cobertura de un segundo Estado, el gobierno de Dhaka se ha apresurado a desmentirle.
Si Begum acabara finalmente regresando a su patria, deber¨ªa responder al interrogatorio de los servicios de seguridad. As¨ª lo han hecho desde 2012 ¨Cla mayor¨ªa en las primeras etapas de la guerra siria- unos 400 combatientes procedentes de Siria o Irak. S¨®lo uno de cada diez acab¨® procesado por ¡°cometer acciones directas en Siria¡±, seg¨²n ha revelado el secretario de Estado de Interior, Ben Wallace.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.