Dios proveer¨¢ (Lago Okeechobee, Florida)
El Gobierno de Duque desconoci¨® lo que hizo Santos para empezar una conversaci¨®n leal sobre el fracaso de la guerra contra las drogas
Los pa¨ªses cat¨®licos viven a la espera de una buena nueva. Se toman las malas noticias con una resignaci¨®n triste, deshonrosa, que es m¨¢s bien una disciplina de cilicio. Pero quiz¨¢s sea este un buen momento para que Colombia deje de encogerse de hombros, por dem¨¢s de rodillas, ante los Estados Unidos de Am¨¦rica. El Gobierno de Duque cometi¨® el peor error de su corta vida cuando decidi¨® desconocer ¨Cno solo menospreciar sino despreciar¨C lo que hizo el Gobierno de Santos, en la dimensi¨®n desconocida de la diplomacia internacional, para empezar una conversaci¨®n leal sobre el fracaso de la guerra contra las drogas. Duque rept¨®. Se at¨® a la suerte del megal¨®mano e insensato Donald Trump. Y, animado por el crecimiento de los cultivos de coca, camin¨® hacia atr¨¢s desde el principio de su mandato en busca de aquel prohibicionismo que exacerba la violencia y engorda a los narcos, pero suele conseguir el apoyo de los gringos.
Fue un error a tres bandas. Fue desandar a los tiempos en los que, entregados a no ser m¨¢s que el pa¨ªs de Pablo Escobar, ped¨ªamos dinero para librar guerras ajenas. Fue reducir el mundo a Norteam¨¦rica: fue negar, con anteojeras, los pulsos de poder que est¨¢ viviendo el planeta. Y apost¨¢rselo todo ¨Cdesde los acuerdos de paz con las FARC hasta la comunicaci¨®n m¨ªnima con Venezuela¨C a complacer a los insaciables Estados Unidos de Trump.
Colombia seguir¨¢ varada en su guerra sangrienta mientras no logre la obviedad de la despenalizaci¨®n
Sali¨® mal, muy mal. Hace 15 d¨ªas nom¨¢s, el alucinado de Trump, en plena campa?a para una peligrosa reelecci¨®n que a duras penas le conviene a ¨¦l, sali¨® a decirle al planeta ¨Cante el Lago Okeechobee del estado de Florida¨C que Duque es un buen tipo que dijo que iba a detener las drogas pero que ¡°no ha hecho nada por nosotros¡±. Y el mi¨¦rcoles pasado, cuando la canciller¨ªa colombiana empezaba a reponerse de lo que parec¨ªa ser otra salida en falso, una trumpada de aquellas, el presidente populista e inveros¨ªmil de los Estados Unidos aprovech¨® una visita a San Antonio, Texas, para acusar a la culposa Colombia de lo divino y de lo humano: de permitir que el tr¨¢fico de drogas creciera en un 50% en los ¨²ltimos meses, ni m¨¢s ni menos, y de haberse propuesto la tarea de enviar all¨¢ arriba ¡°a sus peores criminales¡±.
El presidente Duque respondi¨®, desde Cartagena, con un izquierdoso ¡°solo rindo cuentas a mi pueblo¡± que fue tanto una noticia para su pueblo como una imprecisi¨®n absurda si se tiene en cuenta la tradici¨®n colombiana de pedirles auxilios econ¨®micos a los gringos: USA proveer¨¢. El expresidente Uribe, mentor de Duque y adulador de Trump, insisti¨® en que los Estados Unidos de Am¨¦rica no pueden tener un mejor aliado en el mundo que Colombia para la guerra contra las drogas ¨Co sea, para fracasar en la guerra contra las drogas¨C, pero le ech¨® al Gobierno de Obama ¡°parte de la culpa¡± por apoyar los acuerdos con las FARC ¡°que permitieron pasar de 42.000 a 209.000 hect¨¢reas¡±. Y qued¨®, en el aire de la Semana Santa, la pregunta de qu¨¦ barbaridad responder¨¢n cuando empiecen a arreciar los ataques nacionalistas y racistas de Trump.
Habr¨ªa que ir del b¨ªblico ¡°Dios proveer¨¢¡± al antiguo ¡°Ay¨²date que yo te ayudar¨¦¡±. Habr¨ªa que volver a aquella diplomacia lenta pero segura que no solo tiene clar¨ªsimo que el problema de las drogas es mucho m¨¢s complejo que su prohibici¨®n, sino que Colombia seguir¨¢ varada en su guerra sangrienta ¨Ca la espera siempre de un falso mes¨ªas¨C mientras no logre la obviedad de la despenalizaci¨®n. Habr¨ªa que pensar que ¡°la paz¡± conviene a los negocios, que el mundo es mucho m¨¢s grande que Estados Unidos, que hubo suficiente violencia en esta tierra. No es f¨¢cil. Habr¨ªa que creer un poco m¨¢s en el Estado que en el Gobierno. Pero tambi¨¦n aqu¨ª estamos en elecciones. Y aqu¨ª tambi¨¦n estamos locos.
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