La econom¨ªa argentina, v¨ªctima de una hist¨®rica crisis de confianza
El pa¨ªs sudamericano oscila desde hace d¨¦cadas entre pol¨ªticas liberales y proteccionistas
El problema hist¨®rico de la econom¨ªa argentina puede reducirse a una palabra: confianza. O m¨¢s bien falta de ella. Las agencias internacionales de calificaci¨®n de cr¨¦dito consideran que Argentina padece una fragilidad financiera cr¨®nica que retrae a los inversores extranjeros, fomenta la fuga de capitales y hunde una y otra vez el valor del peso. En Latinoam¨¦rica, solamente Venezuela muestra un cuadro macroecon¨®mico m¨¢s oscuro.?El riesgo-pa¨ªs (la diferencia de tipos de inter¨¦s respecto a Estados Unidos) constituye un buen indicador del fen¨®meno. Brasil paga por los cr¨¦ditos externos un sobreprecio de 248 puntos; Per¨², de 95 puntos; Uruguay, de 166 puntos; Argentina, de 800 puntos.
El pa¨ªs, muy dependiente de las cosechas y los precios internacionales de los productos agr¨ªcolas, lleva d¨¦cadas dando bandazos entre el liberalismo y el proteccionismo. El peronismo tiende a apoyarse en los sindicatos y a favorecer la industria nacional limitando las importaciones, lo que a largo plazo reduce la productividad de las empresas y genera inflaci¨®n. El liberalismo, representado ahora por Mauricio Macri,?prefiere una econom¨ªa m¨¢s abierta y con m¨¢s confianza en los mercados exteriores, lo que ha conducido tradicionalmente a un mayor endeudamiento y al agravamiento de un d¨¦ficit fiscal que puede considerarse end¨¦mico. Compensar el presupuesto obliga a contraer m¨¢s deuda externa o a imprimir papel moneda, lo cual tambi¨¦n genera inflaci¨®n. La alternativa es la reducci¨®n severa del gasto p¨²blico, lo cual lleva, como en estos momentos, a la recesi¨®n. Macri sufre la peor de las situaciones: una recesi¨®n con alta inflaci¨®n.
El peronista conservador Carlos Menem, que asumi¨® la presidencia en 1989 bajo la crisis de hiperinflaci¨®n heredada de Ra¨²l Alfons¨ªn (2.300% en 1990), intent¨® acabar con el lastre de la divisa d¨¦bil estableciendo la paridad del peso con el d¨®lar. Lo cual acab¨® con la inflaci¨®n, al precio de caer en una deflaci¨®n (bajas de precios) que caus¨® una destrucci¨®n masiva en el tejido industrial y desemboc¨® en el colapso de 2001-2002. Despu¨¦s, el peso volvi¨® al camino de la devaluaci¨®n m¨¢s o menos constante frente al d¨®lar.
Como no hay confianza en el peso, y no se olvidan experiencias tan amargas como el corralito y los ajustes monetarios de 2002, que aniquilaron los ahorros de millones de personas, los argentinos prefieren ahorrar en d¨®lares fuera del circuito bancario: proliferan las cajas de seguridad en todo el pa¨ªs y unos 300.000 millones de d¨®lares, m¨¢s de la mitad del Producto Interior Bruto (PIB), permanecen refugiados en el extranjero. La apuesta colectiva por el d¨®lar conduce a una mayor debilidad de la divisa argentina, en un c¨ªrculo vicioso que genera inflaci¨®n y que, como Macri ha comprobado, resulta complicad¨ªsimo romper.
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