La justicia espa?ola accede a entregar a Per¨² al exmagistrado C¨¦sar Hinostroza
El juez destituido est¨¢ reclamado por delitos de tr¨¢fico de influencias y negociaciones prohibidas a funcionarios
La Audiencia Nacional espa?ola ha accedido este lunes a extraditar a Per¨² a C¨¦sar Jos¨¦ Hinostroza, ex juez supremo de la Corte Suprema de ese pa¨ªs y supuesto l¨ªder de una red de altos cargos judiciales, llamada Los Cuellos Blancos del Puerto, una red corrupta que se infiltr¨® en el sistema de nombramientos judiciales y en la que, entre otros, participan empresarios y pol¨ªticos del partido fujimorista Fuerza Popular. Hinostroza, de 62 a?os, fue detenido en el aeropuerto de Madrid el 9 de octubre, cinco d¨ªas despu¨¦s de que el Congreso del pa¨ªs andino diera luz verde a la apertura de una investigaci¨®n judicial contra ¨¦l por delitos de patrocinio ilegal, tr¨¢fico de influencias, negociaci¨®n incompatible y organizaci¨®n criminal, y apenas seis semanas despu¨¦s de que la Corte Suprema hubiera decretado la prohibici¨®n de salida del pa¨ªs.
Hinostroza est¨¢ acusado de haber realizado gestiones il¨ªcitas para conseguir la ratificaci¨®n del magistrado Ricardo Chang como juez constitucional de Lima. Tambi¨¦n se le imputa haberse prevalido de su cargo en la c¨²pula judicial para la contrataci¨®n de una tercera persona en la Corte Superior de Justicia de Callao y para lograr la mejora laboral de una familiar lejana de otro miembro de Los Cuellos Blancos en el mismo tribunal. Finalmente se le atribuye la contrataci¨®n il¨ªcita del abogado William Alan Franco como personal al servicio de la Corte Supremo de Justicia de Per¨².
Los hechos por los que se investiga a Hinostroza en Per¨² cumplen, seg¨²n la Justicia espa?ola, con el requisito de doble incriminaci¨®n, es decir, que los actos puedan ser considerados delito en los dos pa¨ªses-. La Audiencia Nacional considera que las acusaciones pueden encajar ¨Cde manera abstracta- en los tipos penales de tr¨¢fico de influencias y negociaci¨®n prohibida a funcionarios del C¨®digo Penal espa?ol, y accede a la extradici¨®n para que Hinostroza sea juzgado por los delitos equivalentes de las leyes penales peruanas.
Sin embargo, los magistrados espa?oles rechazan la entrega para el delito de organizaci¨®n criminal. Los jueces de la Audiencia Nacional subrayan que el resto de supuestos integrantes de Los Cuellos Blancos ¨Cantiguos miembros del Consejo Nacional de la Magistratura- no est¨¢n siendo investigados por ese delito en Per¨². ¡°Parece que el reclamado ser¨ªa el jefe de una organizaci¨®n sin miembros¡±, se sorprenden los jueces espa?oles.
Decisi¨®n final del Gobierno
La decisi¨®n final sobre la entrega corresponde ahora, seg¨²n las leyes espa?olas, al Gobierno de Pedro S¨¢nchez, que ya dio su visto bueno el pasado diciembre al inicio del procedimiento de extradici¨®n contra Hinostroza.
El tribunal ha desechado las alegaciones de la defensa del exmagistrado peruano, entre ellas que la causa abierta en el pa¨ªs sudamericano forma parte de una ¡°persecuci¨®n pol¨ªtica¡± contra ¨¦l y que algunos jueces que intervienen en el caso son sus enemigos. Seg¨²n la Audiencia, lo primero son meras ¡°sospechas¡± que ¡°no son suficientes ni eficientes¡± para frenar la extradici¨®n. Respecto a la supuesta animadversi¨®n de los jueces peruanos contra ¨¦l, la Audiencia afirma que es una circunstancia que deber¨¢ ser objetada ante los tribunales del pa¨ªs andino.
Los abogados de Hinostroza en Espa?a denunciaron que las prisiones peruanas, por su mal estado, no garantizan que el exjuez pueda esperar el juicio y cumplir la pena que le pueda ser impuesta en condiciones de ¡°seguridad y dignidad¡±. Po ello, afirman, su extradici¨®n puede suponer una vulneraci¨®n de los derechos humanos del acusado, de los que Espa?a, como Estado al que se demanda la entrega, es garante. Los jueces espa?oles reconocen que las prisiones peruanas, como las de otros lugares, ¡°deber¨ªan mejorar¡± pero que este mal estado ¡°afecta a todos los presos¡± de aquel pa¨ªs, y que este hecho tampoco supone un obst¨¢culo para la extradici¨®n.
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