La marcha de la locura
Existe el peligro real de que la guerra ideol¨®gica y la desconfianza en las reglas democr¨¢ticas acabe arrastrando a Brasil a una crisis econ¨®mica
La anunciada manifestaci¨®n para el pr¨®ximo domingo, de los seguidores del presidente Jair Bolsonaro contra quienes han convertido a Brasil en un pa¨ªs ¡°ingobernable¡±, podr¨ªa tener consecuencias dif¨ªciles de calcular.?Crece el miedo sobre el resultado de esa marcha en Brasilia para defender a Bolsonaro, que se siente acorralado por aquellos que pretenden impedirle llevar a cabo la misi¨®n que Dios le encomend¨® de devolver al pa¨ªs corrompido su pureza perdida. Miedo que ha empezado a preocupar incluso a pol¨ªticos de su partido y a muchos de los que votaron por ¨¦l y hoy se sienten asustados e intentan disuadirle de esa manifestaci¨®n denominada ¡°marcha de la locura¡±.
No creo que existan precedentes en la historia de las democracias mundiales de un Gobierno, que cinco meses despu¨¦s de haber sido elegido y que deber¨ªa estar viviendo su luna de miel, decide movilizar al pa¨ªs en su defensa al sentirse sitiado por quienes, seg¨²n ¨¦l, intentan impedirle gobernar.
Las manifestaciones, normalmente, las organizan las oposiciones a los Gobiernos para exigirles que cumplan las promesas de sus campa?as electorales. Curiosamente, en Brasil, hasta ahora, la oposici¨®n parece m¨¢s bien muda y desunida contra un Ejecutivo que se presenta incapaz de haber entendido lo que la sociedad pide de ¨¦l.
No es extra?o que a la manifestaci¨®n que se est¨¢ organizando en las redes sociales por las huestes m¨¢s aguerridas y violentas de Bolsonaro se le est¨¦ bautizando tambi¨¦n como ¡°la marcha del miedo¡±. Parece que de repente se han desatado los demonios y se habla sin pudor de ¡°incendiar Brasilia¡±, de ¡°cerrar el Congreso y el Supremo Tribunal Federal¡±, la gran meretriz de la pol¨ªtica. El general de reserva Luiz Eduardo Rocha Paiva ha declarado que si no se?dejara gobernar a Bolsonaro ¡°estar¨ªamos dispuestos a tomar las armas para defender la libertad y la justicia¡±, incitando a una guerra civil. Curiosamente el general desentona con la actitud de moderaci¨®n que hasta ahora han demostrado el resto de sus colegas militares.
Lo de incendiar los otros poderes que comparten la gu¨ªa y gobernabilidad del pa¨ªs con el Ejecutivo nos lleva a recordar que, ya entre los romanos, emperadores como Ner¨®n usaron la artima?a de provocar incendios de verdad, como el que destruy¨® media Roma, para cargar su responsabilidad sobre sus presuntos enemigos.
En el caso de Ner¨®n, el emperador aprovech¨® el incendio de Roma para acusar a los cristianos, considerados los enemigos del Imperio. Los resultados los conocemos: aquellos cristianos, entre los que se encontraban los ap¨®stoles, Pedro y Pablo, fueron arrastrados al martirio, quemados en la hoguera, crucificados o arrojados a los perros para que los devoraran vivos.
Es dif¨ªcil encontrar en Brasil precedentes de una alucinaci¨®n semejante como la que est¨¢ viviendo este Gobierno, que ve por todas partes enemigos e intrigas para derribarle antes, aun, de haber iniciado su camino. Es dif¨ªcil encontrar en el pasado un clima pol¨ªtico basado en la negatividad, en la rabia y en el odio, como si de repente Brasil y los brasile?os se hubiesen convertido en monstruos irreconocibles y enemigos de su propio pa¨ªs.
Es dif¨ªcil tambi¨¦n encontrar un grupo pol¨ªtico tan enamorado de la fuerza de las armas en guerra contra enemigos imaginarios. Su bandera se sustenta en la desconfianza y en la caza de quienes no se arrodillan ante sus nuevos preceptos mortificadores de libertades, que pretenden enmudecer a quienes intentan ver el mundo y la vida con otros ojos que no son los suyos.
La manifestaci¨®n prevista para el domingo pr¨®ximo no ser¨¢ una m¨¢s. Dejar¨¢ huellas profundas, triunfe o fracase. Brasil quedar¨¢ peligrosamente dividido. En caso de que el Gobierno de Bolsonaro consiga llenar las calles del pa¨ªs gritando contra los pilares que hoy sostienen la democracia, no es f¨¢cil prever una escalada de conflictos. Ser¨ªa un pasaporte para que un Gobierno autoritario imponga sus leyes con mano de hierro.
?Y si fracasara? ?Y si no fuesen capaces de movilizar m¨¢s gente de lo que lo hicieron los j¨®venes estudiantes, o si no consiguiera ser pac¨ªfica? En ese caso, el mito Bolsonaro deber¨ªa tener la grandeza de admitir su fracaso, de dimitir y pasar el relevo a alguien que sea capaz de reunificar un pa¨ªs cada d¨ªa m¨¢s peligrosamente esc¨¦ptico de la pol¨ªtica y de la democracia.
Existe el peligro real de que esa guerra ideol¨®gica y esa desconfianza en las reglas democr¨¢ticas acabe arrastrando tambi¨¦n a Brasil a una crisis econ¨®mica que quebrar¨ªa la ya martirizada caravana de millones de pobres y desempleados, que acaban siendo siempre el blanco de las locuras de quienes deber¨ªan protegerles.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.