Con arancel o sin arancel, la vida sigue igual en El Chaparral

Cielo azul en Tijuana. Poco tr¨¢fico. Camionetas suburban esperan la fila del valet parking en decenas de restaurantes de la Zona R¨ªo, calles y avenidas de hoteles y comederos nice. Los p¨¢jaros cantan, el runr¨²n de motores potentes convive con el aroma del caf¨¦ y las tortillas fritas. Son las 9.15 del domingo, es la felicidad. A kil¨®metro y medio de all¨ª la imagen es bien distinta. Otra fila, esta de personas, aguarda junto a la garita fronteriza de El Chaparral. Son cientos esperando su turno para anotarse en la lista. La Lista, mejor dicho, en may¨²sculas, el objetivo de los migrantes que buscan el norte, la libreta que guarda las esperanzas de todos. Apuntarse all¨ª es ya un logro. Da pie a que un d¨ªa, de aqu¨ª a un mes o dos meses, o tres meses, crucen a Estados Unidos a solicitar asilo pol¨ªtico.

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Soluci¨®n ¡®in extremis¡¯

Desde hace al menos medio a?o, cientos de migrantes, la mayor¨ªa centroamericanos, esperan en M¨¦xico la resoluci¨®n de sus solicitudes de asilo en Estados Unidos. Otros tantos inician aqu¨ª sus tr¨¢mites. Y despu¨¦s del acuerdo que alcanzaron el viernes ambos pa¨ªses, parece que cada vez ser¨¢n m¨¢s. Este s¨¢bado, en el acto por la dignidad de M¨¦xico que encabez¨® en Tijuana el presidente, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador, su canciller, Marcelo Ebrard, anunci¨® que como parte del acuerdo EE UU mandar¨ªa al sur a 8.000 solicitantes de asilo. Eso significa que Tijuana, Mexicali y Ciudad Ju¨¢rez, principalmente, acoger¨¢n a un n¨²mero creciente de migrantes en los pr¨®ximos meses y que su maltrecha red de apoyo ser¨¢ expuesta a tensiones cada vez mayores.

El s¨¢bado, L¨®pez Obrador dijo que como parte de los acuerdos alcanzados, Estados Unidos empezar¨¢ a invertir en el sur de M¨¦xico y Centroam¨¦rica para atajar de origen el problema de la migraci¨®n. "Desde la semana pr¨®xima", a?adi¨®, "estaremos ofreciendo ayuda humanitaria, oportunidades de empleo, educaci¨®n, salud y bienestar a quienes esperen en M¨¦xico su solicitud de asilo para ingresar legalmente a Estados Unidos".

La idea de que M¨¦xico sali¨® victorioso de las negociaciones contrasta con la imagen de El Chaparral. La vaporizaci¨®n de la amenaza de los aranceles choca con la realidad de los migrantes que ven su futuro inmediato ¡ªeste mes, el mes que viene¡ª como un conjunto de bardas, vallas y muros burocr¨¢ticos, que los alejan de su meta.

El domingo, a las 9.30 de la ma?ana, La Lista ha cerrado. Ya no reparten m¨¢s n¨²meros hasta el lunes. Cientos de migrantes se han quedado esperando y apenas han protestado. La fila se ha deshecho como se deshace la espuma en la orilla del mar, sigilosamente. La ¨²ltima en apuntarse ha sido una mujer sinaloense de 40 a?os, que iba con sus tres hijos, de 15, 11 y nueve. La mujer ha preferido que su nombre no aparezca aqu¨ª por seguridad. Dice que los tres ni?os nacieron en California, as¨ª que por ellos no hay problema. El problema, dice con un pliegue de verg¨¹enza en los labios, es ella. "Yo me junt¨¦ con un guatemalteco all¨¢ del otro lado. Estuvimos nueve a?os all¨¢, pero hace siete nos volvimos a Guatemala. El mes pasado mataron a mi esposo y tuvimos que huir", dice. Sus dos hijas y su hijo escuchan, ni atentos ni ap¨¢ticos, como se ve la televisi¨®n reci¨¦n despertado. Ausentes. La mujer no sabe qu¨¦ hacer, si mandar a sus hijos a California con sus familiares o aguantarlos con ella. "Nunca se han separado de m¨ª", explica. Lo bueno, al menos, es que un familiar de su marido les ha prestado su casa en Tijuana, as¨ª que no tienen que lidiar con el problema del alojamiento.