La Polic¨ªa disuelve por la fuerza a los manifestantes que rodeaban el Parlamento en Hong Kong
La presi¨®n ciudadana fuerza un aplazamiento de la pol¨¦mica ley de extradici¨®n a China
Con abundantes dosis de gas pimienta, porras e incluso balas de pl¨¢stico. As¨ª ha disuelto este mi¨¦rcoles por la fuerza la polic¨ªa hongkonesa la sentada de decenas de miles de personas, la mayor¨ªa muy j¨®venes, que rodeaban el legislativo aut¨®nomo de Hong Kong para impedir la tramitaci¨®n del proyecto de ley de extradici¨®n, que permitir¨ªa por primer vez la entrega de sospechosos a China y que ha desatado la ira de numerosos ciudadanos. Al menos 70 personas, entre manifestantes, periodistas y agentes de polic¨ªa han resultado heridas, seg¨²n los medios del territorio aut¨®nomo. El Parlamento ha aplazado, sin precisar hasta cu¨¢ndo, la sesi¨®n para tramitar el proyecto de ley.
La jornada hab¨ªa comenzado con un tono jovial. Miles de j¨®venes hab¨ªan guardado vigilia desde la noche anterior para rodear el Parlamento. A medida que fue avanzando el d¨ªa, los n¨²meros aumentaron a las decenas de miles, hasta llegar a cortar algunas de las principales avenidas de la ciudad. Las escenas eran muy similares a las de las sentadas del Movimiento de los Paraguas que, hace cinco a?os, tom¨® el centro de Hong Kong durante casi tres meses para reclamar m¨¢s democracia. El ¨¢rea ocupada era la misma. Muchos de los manifestantes tambi¨¦n eran veteranos de entonces. Como aquella vez, de inmediato se ocuparon de establecer puntos de avituallamiento ¡ªbebidas y algo de comer, pero tambi¨¦n mascarillas y gafas de buceo contra el gas pimienta, toallitas, rollos de pl¨¢stico y paraguas¡ª para detener la posible embestida policial. Como aquella vez tambi¨¦n, algunos estudiantes aprovechaban para repasar sus apuntes; otros cantaban himnos; otros grupos se encargaban de recoger las basuras y del reciclaje.
Otras cosas hab¨ªan cambiado: en lugar de organizarse en grupos de Facebook, o seguir las instrucciones de unos l¨ªderes claros, se pon¨ªan de acuerdo mediante mensajer¨ªa encriptada; unos grupos en contacto con otros, y estos con aquellos. Algo que, seg¨²n aseguran, les ha permitido organizarse mucho m¨¢s r¨¢pidamente.
De vez en cuando, al un¨ªsono, un grito ensordecedor: ¡°?Chit Wuit! ?Chit Wuit!¡± (¡°Retiradlo¡±, en canton¨¦s, en alusi¨®n al proyecto de ley) o ¡°?Cha yau!¡± (¡°¨¢nimo¡±) a los de primera l¨ªnea.
Todo se desarrollaba pac¨ªficamente. Incluso los suministros a las primeras l¨ªneas de la manifestaci¨®n, all¨ª donde los concentrados bloqueaban el acceso al legislativo, estaban perfectamente organizados. Los de delante ped¨ªan a gritos ¡°agua¡±, o ¡°mascarillas¡±, y los de atr¨¢s pasaban las bolsas, o las botellas, en perfectos relevos. Bebida el agua, o vaciadas las bolsas, se devolv¨ªan por el mismo sistema. Se notaba la pr¨¢ctica de hace cinco a?os.
Pero la polic¨ªa tambi¨¦n hab¨ªa aprendido de hace cinco a?os, cuando tras lanzar gas pimienta las protestas de unos cientos de estudiantes se convirtieron en la sentada de medio mill¨®n. Aquellas manifestaciones duraron casi tres meses.
¡°Veremos qu¨¦ pasa esta vez. Temo que la polic¨ªa sea mucho m¨¢s dura¡±, apuntaba Sunny, un muchacho de gafas y aspecto fr¨¢gil que aparentaba muchos menos de los 24 a?os que asegura tener, y que ya particip¨® en las sentadas de 2014. No obstante, se mostraba animoso. ¡°Es nuestra obligaci¨®n estar aqu¨ª¡±, sosten¨ªa, mientras repart¨ªa carteles contra el proyecto de ley. ¡°No s¨¦ si conseguiremos algo, pero por lo menos queremos que se oiga nuestra voz. Este proyecto de ley es peligroso. Significar¨ªa el final de las libertades en Hong Kong. Podr¨ªan detenernos y enviarnos a cualquiera a China¡±.
Los temores de Sunny sobre el comportamiento policial se demostraron fundados. Los agentes avisaron: ¡°usaremos la fuerza¡±. Despu¨¦s de que, pasadas las tres de la tarde, grupos de estudiantes ¡ªalgunos hab¨ªan acumulado adoquines¡ª intentaran forzar la entrada en el Parlamento, y despu¨¦s de que durante toda la jornada el Gobierno aut¨®nomo y los agentes llamaran a despejar la zona, la polic¨ªa carg¨®.
En dos horas, la zona en torno al Parlamento qued¨® casi vac¨ªa de manifestantes. En cuatro, los agentes antidisturbios segu¨ªan usando los gases lacrim¨®genos para despejar las calles y avenidas adyacentes. Aunque los j¨®venes continuaban agrup¨¢ndose en otros puntos de la ciudad. A medianoche ya solo quedaban unas ¨²ltimas barricadas en las cercan¨ªas del cuartel general de la Polic¨ªa, que varios voluntarios se dedicaban a reforzar. La estaci¨®n de metro de Admiralty, la m¨¢s cercana a la "zona cero" de los enfrentamientos, permanec¨ªa cerrada desde la tarde.
¡°Creemos que actuaron entonces para que la gente no se sumara a nosotros a la salida del trabajo, y que les fuera mucho m¨¢s dif¨ªcil echarnos¡±, opinaba Alice, una joven que no quiso dar m¨¢s datos personales y que se describ¨ªa ¡°triste y furiosa¡±.
Otros no se declaraban sorprendidos. El domingo, la polic¨ªa ya hab¨ªa empleado la fuerza para disolver los coletazos de la manifestaci¨®n de un mill¨®n de personas seg¨²n los organizadores (240.000 seg¨²n la Polic¨ªa) que ocup¨® el centro de la ciudad para protestar contra la ley de extradici¨®n.
El jefe de Polic¨ªa, Stephen Lo, asegur¨® que los manifestantes utilizaron ¡°armas muy peligrosas, como barras de metal afiladas, tir¨¢ndonos adoquines y barricadas". "Son actos muy peligrosos que pueden matar a alguien", sosten¨ªa.
La ministra jefa del ejecutivo hongkon¨¦s, Carrie Lam, insist¨ªa en una declaraci¨®n televisada en que? "claramente ya no era una reuni¨®n pac¨ªfica, sino la instigaci¨®n p¨²blica y organizada de unos disturbios. No puede ser un acto que muestre amor por Hong Kong".
Los manifestantes aseguran que con el proyecto de ley peligra el principio ¡°un pa¨ªs, dos sistemas¡± que otorga al territorio aut¨®nomo derechos y libertades desconocidos en la China continental y que el Gobierno central prometi¨® respetar durante 50 a?os en 1997, cuando el Reino Unido devolvi¨® la excolonia a la soberan¨ªa china. Pero desde entonces, afirman, China ha ido aumentando su interferencia en la gesti¨®n del territorio: el secuestro en 2015 de cinco libreros que publicaban vol¨²menes cr¨ªticos con el Gobierno de Pek¨ªn, y que aparecieron bajo custodia china al otro lado de la frontera, es uno de los ejemplos m¨¢s citados. Si contin¨²a el proceso de absorci¨®n, opinan, la identidad hongkonesa acabar¨¢ perdi¨¦ndose sin remedio.
Los cr¨ªticos tambi¨¦n recuerdan las dudas sobre el opaco sistema legal chino, supeditado al Partido Comunista y donde las organizaciones no gubernamentales denuncian casos de tortura, confesiones forzosas y unas leyes que permiten retener a los sospechosos en paradero desconocido sin acceso a un abogado.
El Ejecutivo que preside la ministra jefe Carrie Lam replica que ya ha modificado el proyecto de ley en dos ocasiones y que, para extraditar a los sospechosos que reclame China, exigir¨¢ garant¨ªas a ese pa¨ªs; la solicitud no podr¨¢ tener motivaciones pol¨ªticas ni religiosas, e incluso si los tribunales autorizan la entrega, el Gobierno aut¨®nomo tendr¨¢ la ¨²ltima palabra. Pek¨ªn, que apoya rotundamente la medida, asegura por su parte que el pa¨ªs otorga ¡°gran importancia¡± a la protecci¨®n de los derechos humanos y acusa a ¡°fuerzas extranjeras¡± de promover las protestas.
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