Ingenio y tecnolog¨ªa: las t¨¢cticas de los j¨®venes en las protestas de Hong Kong
Los manifestantes se inspiran en el Movimiento de los Paraguas de 2014, pero son m¨¢s conscientes de los riesgos que hoy implica una movilizaci¨®n a cara descubierta
¡°Dame tu tel¨¦fono. ?Tienes Telegram? Cambia esto en los ajustes de privacidad. Elimina las conversaciones. Quita estos s¨ªmbolos¡±, recomienda Rick, uno de los miles de j¨®venes que el mi¨¦rcoles pasado rode¨® el Parlamento de Hong Kong para protestar contra el proyecto de ley de extradici¨®n. Hace cinco a?os, los estudiantes hongkoneses que rodearon la sede de su parlamento aut¨®nomo durante tres meses en el llamado Movimiento de los Paraguas, no ten¨ªan ning¨²n problema en divulgar su cara y sus datos personales. Hoy, ellos y sus hermanos menores, protagonistas del nuevo movimiento de protesta contra la creciente influencia de China en el territorio aut¨®nomo, son mucho m¨¢s cautos. Son mucho m¨¢s conscientes de los beneficios, pero tambi¨¦n los riesgos, del uso de la tecnolog¨ªa. Pero tan ingeniosos como entonces, o m¨¢s, a la hora de movilizarse.
¡°No nos ha quedado otro remedio¡±, explica ¡°Yip¡±, un veterano del Movimiento de los Paraguas que hoy es profesor auxiliar en una de las mejores universidades de Hong Kong, y que el mi¨¦rcoles estuvo entre las primeras l¨ªneas de manifestantes. ¡°No podemos votar. El gobierno no nos escucha, aunque salgamos a la calle un mill¨®n de personas como el domingo pasado, porque est¨¢ m¨¢s pendiente de lo que digan en Pek¨ªn. Solo nos queda organizar protestas, y en esto nos hemos convertido en expertos. Los j¨®venes de Hong Kong, quiz¨¢, no saben mucho de cosas como Historia y Literatura, porque nuestro sistema educativo no lo considera importante. Pero pregunta a cualquier chico de 18, 20, 25 a?os: todos tienen nociones de guerrilla urbana¡±.
La experiencia acumulada en los casi tres meses en que el Movimiento de los Paraguas ocup¨® las calles del centro de Hong Kong les sirvi¨® para aprender de log¨ªstica: en las concentraciones del mi¨¦rcoles era notable la coordinaci¨®n entre l¨ªneas, la rapidez con la que se establecieron puestos de avituallamiento y la eficacia en el abastecimiento. Simplemente moviendo los brazos, los chicos de delante pod¨ªan hacer saber a la retaguardia si necesitaban comida, agua o material de protecci¨®n. Un sistema de relevos encadenados se lo proporcionaba en cuesti¨®n de segundos. Los desechos volv¨ªan de la misma manera a la base para ir a la basura, o al reciclaje.
A diferencia de la de 2014, esta movilizaci¨®n carec¨ªa de l¨ªderes. Simplemente, los participantes se fueron poniendo de acuerdo a trav¨¦s de la aplicaci¨®n de mensajer¨ªa encriptada Telegram, que permite crear canales y grupos que fueron coordinando y comunicando informaci¨®n en tiempo r¨¦cord. ¡°Todo se organiz¨® en unas pocas horas¡±, recuerda ¡°Yip¡±. ¡°No hab¨ªa unos l¨ªderes que se tuvieran que poner de acuerdo entre ellos sobre lo que quer¨ªamos. Eso estaba claro: la retirada del proyecto de ley de extradici¨®n. Adem¨¢s, las redes de mensajer¨ªa nos permitieron compartir informaci¨®n y consejos de manera mucho m¨¢s eficaz que hace cinco a?os¡±.
¡°Lo llamamos la estrategia de las ara?as, tendiendo redes en Internet para envolver al tigre¡±, en este caso el gobierno aut¨®nomo de Hong Kong o incluso la propia China, apunta este manifestante. Como muchos de ellos, no quiere facilitar m¨¢s que un apodo y se niega a difundir su imagen, para evitar represalias.
En cuesti¨®n de apenas unas horas, desde la medianoche a primeras horas de la ma?ana del mi¨¦rcoles, decenas de miles de j¨®venes -muchos muy j¨®venes, a¨²n en edad escolar- hab¨ªan rodeado el Parlamento, pertrechados con cascos contra las porras, pl¨¢sticos contra la humedad, y gafas de buceo contra los gases lacrim¨®genos.
Pero, adem¨¢s, esta vez, la gran mayor¨ªa llevaba mascarillas y evitaba dar su nombre, para evitar ser reconocidos. Para llegar y marcharse de la zona de las manifestaciones, en lugar de la tarjeta de metro -la omnipresente Octopus, con la que se puede pagar en muchos otros comercios, pero que revela en qu¨¦ estaci¨®n se utiliz¨®-, compraban billetes individuales. Despu¨¦s de la disoluci¨®n por la fuerza por parte de la Polic¨ªa, comenzaba un apag¨®n digital: unos a otros se recomendaban c¨®mo eliminar cualquier rastro en el tel¨¦fono o en internet, qu¨¦ decir para justificar visitas a Urgencias, o c¨®mo obtener asesor¨ªa legal en caso de ser detenidos.
Es algo, alegan ¡°Yip¡± y otros varios manifestantes, que aprendieron del Movimiento de los Paraguas. Entonces, aunque los juicios no llegaron hasta a?os despu¨¦s, los l¨ªderes de aquella protesta quedaron todos fichados y muchos cumplen hoy penas de c¨¢rcel. Un destino que no quieren imitar. Especialmente, puntualizan, si se acaba aprobando la ley de extradici¨®n contra la que protestan. En ese caso, China podr¨¢ pedir la entrega de cualquier cr¨ªtico, con la excusa de una acusaci¨®n cualquiera. Y si Hong Kong la concede -afirman-, qui¨¦n sabe qu¨¦ pasar¨ªa del otro lado de la frontera, bajo un sistema legal supeditado al poder del Partido Comunista.
Entre sus motivos para la sospecha, alegan, el hecho de que la propia aplicaci¨®n de mensajer¨ªa encriptada Telegram, la preferida en estas protestas, denunciara que el mi¨¦rcoles sufri¨® un ¡°potente ataque¡± desde ordenadores en China para interrumpir su servicio. Dos de los 81 heridos en las cargas policiales del mi¨¦rcoles fueron detenidos en el hospital.
Para este domingo est¨¢ convocada una nueva gran manifestaci¨®n de protesta para exigir la retirada del proyecto de ley de extradici¨®n, que por primera vez permitir¨¢ entregar sospechosos a China. Pese a las negativas del gobierno local, muchos hongkoneses temen que se emplee por motivos pol¨ªticos y que acabe diluyendo la libertad de asociaci¨®n o de expresi¨®n que representan una de las marcas de identidad de Hong Kong frente al resto de la China continental. Los participantes en la movilizaci¨®n del mi¨¦rcoles aseguran que asistir¨¢n.
Himnos, huelgas de hambre y retiradas de divisas
No solo estos j¨®venes, sino muchos otros opositores al proyecto de ley, llevan a cabo peque?os, o grandes, gestos de protesta. ¡°Siempre perfectamente legales, por supuesto¡±, sonr¨ªe "Yip".
As¨ª, decenas de miembros de grupos cristianos se re¨²nen diariamente en los puntos donde la Polic¨ªa hongkonesa vigila el acceso al parlamento aut¨®nomo para cantar himnos religiosos a los agentes durante horas y horas. En un paso elevado que tambi¨¦n da acceso al parlamento, los manifestantes han creado un ¡°muro de la democracia¡± donde cualquiera puede pegar carteles contra el proyecto de ley o el uso de la fuerza policial.
Un poco m¨¢s all¨¢, un grupo de intelectuales cumple una huelga de hambre. Miles de madres, tambi¨¦n organizada a trav¨¦s de las redes, se concentraron este viernes en las calles de Hong Kong para protestar contra una declaraci¨®n de la ministra jefa, Carrie Lam, en la que comparaba su decisi¨®n de no retirar la denostada propuesta de ley con la de una madre que no consiente los caprichos de su hijo por su propio bien.
Otras protestas son m¨¢s sutiles, pero igual o m¨¢s efectivas. El mi¨¦rcoles, algunos propon¨ªan no salir del metro en la ¨²ltima estaci¨®n, para paralizar el sistema de transporte. Otros instaban a sus conciudadanos a sacar sus ahorros de bancos chinos y convertirlos en divisa extranjera.
¡°Tengo mucha fe en el pueblo de Hong Kong¡±, comentaba el profesor adjunto de la Universidad Baptista de Hong Kong Yau Wai Ping, uno de los participantes en la huelga de hambre. ¡°Los ciudadanos van a estar a la altura de estas circunstancias. Los j¨®venes est¨¢n marcando el camino. A largo plazo, no puedo ser pesimista¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.