Un D¨ªa del Padre a oscuras
Muchos porte?os no pudieron siquiera hacerse un caf¨¦. La dependencia el¨¦ctrica del pa¨ªs es enorme
A las siete de la ma?ana suena el m¨®vil y al otro lado de la l¨ªnea avisan de que Argentina y buena parte de Uruguay est¨¢n sin electricidad. Es domingo, diluvia, hace fr¨ªo y se celebra el D¨ªa del Padre. El lunes, adem¨¢s, es feriado nacional. Lo primero que viene a la cabeza es la punter¨ªa de la cat¨¢strofe. Cuesta imaginar las consecuencias de un apag¨®n semejante en la madrugada de un d¨ªa laborable, sin buses, trenes ni subterr¨¢neos en hora pico para los cuatro millones de personas que cada d¨ªa ingresan a Buenos Aires desde el conurbano (las localidades del extrarradio). Lo mismo en las grandes ciudades del interior. Este domingo, en cambio, el impacto se sinti¨® puertas adentro de los hogares, que amanecieron sin agua, en muchos casos sin calefacci¨®n. Muchos porte?os no pudieron siquiera hacerse un caf¨¦. Nuestra dependencia el¨¦ctrica es enorme.
En los barrios no funcionan los sem¨¢foros y las gasolineras est¨¢n cerradas. Corre la voz de que a unas pocas calles hay una que tiene grupo electr¨®geno y ya hay una larga fila de autos, ¡°por las dudas de que esto dure mucho tiempo¡±. ¡°Est¨¢n sin luz en Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Brasil y Chile¡±, comenta una mujer mayor en el chino, el supermercado del barrio. Cuando le aclaran que el corte solo afecta a Argentina y Uruguay, se las ingenia para salir airosa: ¡°Dicen que en Constituci¨®n ya hay luz¡±, y cambia de tema, mientras busca velas con la linterna de su m¨®vil en las estanter¨ªas.
Sin televisi¨®n ni internet, los vecinos se informan desde sus tel¨¦fonos. Y arden los grupos de WhatsApp. All¨ª circula que ¡°en Colegiales ya funcionan los sem¨¢foros¡±, se?al de que poco a poco todo vuelve a la normalidad. A media ma?ana, crece el temor de que las bater¨ªas no duren lo suficiente. ?Qu¨¦ hacer con los almuerzos del D¨ªa del Padre?, se preguntan otros, mientras avisan de que ¡°mejor cancelar la reserva en el restaurante¡± y ¡°hacer algo r¨¢pido en casa¡±. Las primeras horas del ¡°apocalipsis¡± est¨¢n bajo control, pero nadie se anima a pronosticar qu¨¦ pasar¨¢ si la situaci¨®n dura m¨¢s de la cuenta. A¨²n est¨¢ en el recuerdo aquel corte de 1999, que afect¨® a 150.000 hogares de Buenos Aires durante 11 d¨ªas, en medio de una ola de calor sin precedentes. Las manifestaciones hicieron tambalear al Gobierno de Fernando de la R¨²a.
En 2002 hubo otro apag¨®n masivo que afect¨® a siete millones de personas en Buenos Aires y ocho provincias, pero solo dur¨® tres horas. Eran los tiempos del colapso econ¨®mico argentino y aquel incidente se vivi¨® como una se?al m¨¢s en un pa¨ªs que se ca¨ªa a pedazos. Esta vez, el alcance del corte ha sido mayor, aunque las autoridades han prometido una r¨¢pida soluci¨®n. El humor social no est¨¢ para experiencias traum¨¢ticas, sobre todo porque en octubre habr¨¢ elecciones generales y los votantes podr¨¢n recordar al presidente Mauricio Macri que desde el inicio de su gesti¨®n, en 2015, las tarifas de electricidad se multiplicaron por siete.
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