Moro cuestiona la autenticidad de las revelaciones sobre el ¡®caso Lava Jato¡¯

Aunque formalmente solo lleva seis meses en pol¨ªtica, el exjuez Sergio Moro ha elegido defenderse en ese terreno, el de pol¨ªtica, sin entrar en los farragosos entresijos de la ley, de las pol¨¦micas revelaciones que arrojan dudas sobre su imparcialidad en el caso Lava Jato. Moro, 46 a?os, que este mi¨¦rcoles ha comparecido a petici¨®n propia ante el Senado, en Brasilia, no ha reconocido la autenticidad los mensajes que intercambi¨® con los fiscales del proceso ¨C¡°no s¨¦ si han sido manipulados porque no conservo los originales¡±¡ªque publica por goteo el medio digital The Intercept Brasil. El ministro m¨¢s popular del Gobierno de Jair Bolsonaro ha presentado a los investigadores como v¨ªctimas de un pirateo organizado por un grupo criminal para, ha recalcado, revertir ¡°las conquistas (contra la corrupci¨®n) de la sociedad brasile?a¡±.

Casi ninguno de los senadores que le ha preguntado ha entrado en el detalle de lo que revelan los mensajes que, seg¨²n el periodista Glenn Greenwald, les entreg¨® una fuente an¨®nima. La exclusiva indica que Moro y los fiscales de la Lava Jato ten¨ªan un fluido intercambio de mensajes en Telegram en el que aparentemente el juez deriva al Ministerio P¨²blico una potencial fuente de denuncias o le sugiere cambiar el orden de unas diligencias. Como la ley brasile?a proh¨ªbe a los jueces que aconsejen a las partes, la defensa del expresidente encarcelado Lula da Silva intenta conseguir que la anulaci¨®n. El senador independiente Fabiano Contarato, que fue comisario de polic¨ªa 27 a?os, ha sido uno de los m¨¢s duros al acusarle de ¡°violar lo m¨¢s sagrado en el proceso penal, el principio de isonom¨ªa, la igualdad ante la ley¡±. La sesi¨®n ha durado casi nueve horas.

Al dar el primer paso para comparecer ante el Senado, Moro debilita los esfuerzos de la oposici¨®n para crear comisi¨®n de investigaci¨®n. Y ha aprovechado la ocasi¨®n para reivindicar su contribuci¨®n a que ¡°la tradici¨®n de impunidad de la gran corrupci¨®n (de Brasil) fuera interrumpida¡± en lo que considera no un m¨¦rito solo de la judicatura y la polic¨ªa sino una conquista colectiva de los brasile?os.

Moro no se ha salido de la l¨ªnea de defensa que ha desgranado en un par de entrevistas desde que el esc¨¢ndalo estall¨® hace diez d¨ªas: pudo decir algunas cosas de las publicadas de manera sensacionalista, pero es posible que los mensajes hayan sido editados, fueron obtenidos ilegalmente porque son fruto de un ataque inform¨¢tico y ¡°en la tradici¨®n jur¨ªdica brasile?a es habitual que jueces, fiscales y polic¨ªas hablen entre s¨ª de las diligencias¡±. En cualquier caso sus sentencias, ha recalcado, ¡°se basaron en pruebas s¨®lidas¡±.

El hombre que dict¨® la primera condena contra el izquierdista Lula da Silva por corrupci¨®n en 2017 ha defendido su imparcialidad, bajo sospecha desde que colg¨® la toga para ser ministro de Bolsonaro, que despeg¨® en campa?a tras el veto judicial a la candidatura de Lula. El antiguo juez ha argumentado que el que la Fiscal¨ªa recurriera 44 de sus 45 sentencias prueba que no hubo colusi¨®n entre el Ministerio P¨²blico y ¨¦l como juez sentenciador, y que la absoluci¨®n del 21% de los juzgados de su tribunal demuestra su imparcialidad.

Moro se ha esforzado por no mencionar ni una sola vez el nombre del medio que le ha puesto contra las cuerdas como nunca, por repetir machaconamente la palabra sensacionalismo y ha dejado caer que Telegram, red que abandon¨® hace un par de a?os, fue creada en Rusia. Tambi¨¦n ha reclamado a The Intercept que publique ¨ªntegros todos los mensajes.

El senador e hijo del presidente, Flavio Bolsonaro, se ha hecho eco en la sesi¨®n de una denuncia ap¨®crifa que circul¨® el fin de semana en Twitter para lanzar una acusaci¨®n en la que ha mezclado a Greenwald, su marido, el diputado de ultraizquierda David Miranda, y el parlamentario al que sustituy¨®, Jean Wyllys.

Como ha apuntado uno de los senadores durante la sesi¨®n, Brasil vive inmersa en una batalla de narrativas pol¨ªticas. Donde los partidarios del partido de los Trabajadores de Lula ven la confirmaci¨®n de sus sospechas sobre la parcialidad del juez, los bolsonaristas ven un intento de empa?ar la reputaci¨®n del gran h¨¦roe del combate a la corrupci¨®n de cuello blanco. Lula est¨¢ condenado en un segundo caso de corrupci¨®n y es investigado en seis m¨¢s. El Tribunal Supremo tiene previsto analizar la semana que viene una petici¨®n de la defensa de Lula para suspender a Moro como juez por parcial.

Pero el expresidente es solo una peque?a parte de una megainvestigaci¨®n judicial que ha llevado a la c¨¢rcel a decenas y decenas de anta?o poderosos pol¨ªticos y empresarios en toda Latinoam¨¦rica. Esta misma semana la constructora Odebrecht, que ten¨ªa un engrasado sistema de pago de sobornos, ha solicitado el mayor concurso de acreedores de Brasil y los fiscales piden 16 a?os de c¨¢rcel al expresidente de Per¨² Alejandro Toledo, pr¨®fugo de la justicia en Estados Unidos.