Radiograf¨ªa del fan¨¢tico ¡°que solo sabe contar hasta uno¡±
En este clima del resurgimiento del fan¨¢tico cada vez m¨¢s personas votan por lo airado, lo chocante, lo siniestro, lo enloquecedor y hasta por morir y matar
El tema del extremismo y de la identidad del fan¨¢tico, sea en el ¨¢mbito pol¨ªtico, cultural o psicol¨®gico, agita a todo el mundo y es de fuerte actualidad para la sociedad brasile?a, que se debate entre extremos dif¨ªciles de conciliar. Entre las definiciones que se barajan del fan¨¢tico, ninguna me parece m¨¢s aguda que la del reci¨¦n fallecido escritor israel¨ª, Amos Oz, considerado como uno de los mayores y m¨¢s libres pensadores de nuestro tiempo. En su obra?M¨¢s de una luz?define al fan¨¢tico como ¡°el que sabe contar solo hasta uno¡±. Su realidad acaba en ¨¦l. Su matem¨¢tica se agota ah¨ª. No caben ni dos, porque, seg¨²n ¨¦l, ¡°una de las realidades contundentes que identifican a un fan¨¢tico es su aspiraci¨®n ardiente a cambiar al otro para que sea como ¨¦l¡±.
El fan¨¢tico abraza toda la realidad para que no pueda haber alguien diferente a ¨¦l. No caben en sus cuentas ni la suma, ni la multiplicaci¨®n. Seg¨²n el escritor, ¡°no quiere que haya cortinas en el mundo, ni sombra de vida privada o diferente de la suya¡±. El verdadero fan¨¢tico ¡° se cree mandado por Dios para purificar al mundo y hacerlo todo igual, sin diferencias¡±.
En esta l¨ªnea de raciocinio, para el fan¨¢tico, ¡°la justicia es m¨¢s importante que la vida¡± y el ¡°odio ciego hace que quien se haya al otro lado de la barricada resulte id¨¦ntico a ¨¦l¡±. Una vez m¨¢s, el fan¨¢tico solo consigue contar hasta uno. El dos o no existe para ¨¦l, o debe ser asimilado o destruido.
Esa presencia fuerte del fanatismo es hoy, seg¨²n el escritor, m¨¢s peligrosa despu¨¦s del nazismo o del estalinismo. Entonces, por un tiempo, los nazis, por ejemplo, se avergonzaban de su condici¨®n y hasta llegaban a ocultarla. Hoy resulta hasta m¨¢s grave, ya que la vacuna parcial que hab¨ªamos recibido se est¨¢ agotando y los fan¨¢ticos act¨²an a cara descubierta, casi con orgullo. ¡°Odio, fanatismo, animadversi¨®n al otro, al diferente y brutalidad pol¨ªtica se proclaman a la luz del sol¡±, escribe Oz.
Y as¨ª en este clima del resurgimiento del fan¨¢tico ¡°cada vez m¨¢s personas votan por lo airado, lo chocante, lo siniestro, lo enloquecedor y hasta por ¡°morir y matar¡±, apunta Amos Oz, que muri¨® sin recibir el Nobel de Literatura seguramente por sus posturas abiertas a favor del di¨¢logo entre Israel y Palestina, su gran obsesi¨®n democr¨¢tica y humanista. Y a?ade que quiz¨¢s no sea hoy inocente ni casual ¡°la infantilizaci¨®n de las multitudes en todo el mundo¡±, con el fin de alimentarlas con el man¨¢ de la fascinaci¨®n del fanatismo.
¡°Todos los tipos de fan¨¢ticos tienden a vivir en un mundo de negro o blanco¡±, indica Amos Oz, que confirma su definici¨®n de alguien ¡°que sabe contar solo hasta uno¡±. No cabe para ¨¦l la riqueza de la suma de las diferencias. El verdadero fan¨¢tico es ajeno y insensible a la idea que pueda haber algo o alguien diferente de ¨¦l. As¨ª acaba privado de todo lo que enriquece. El fan¨¢tico no entender¨¢ nunca valores como la amistad con alguien que pueda enarbolar una bandera distinta de la suya, como el di¨¢logo, la pol¨ªtica de g¨¦nero, la riqueza de compartir ideas y pensamientos que no sean los suyos.
El fan¨¢tico de hoy es incapaz de disfrutar de la luminosidad que produce la mezcla de los colores. Para ello, tendr¨ªa que aprender a sumar y multiplicar la luz en un gran caledoscopio que refleje la riqueza de la vida y de sus contrastes. Desgraciadamente, ¡°solo sabe contar hasta uno¡±. Todo el resto no existe para ¨¦l, o s¨®lo le interesa domesticado o muerto.
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