Los guardacostas libios, entre falta de medios y graves acusaciones
Miembros de la Guardia Costera de Libia se quejan de la falta de apoyo log¨ªstico europeo y rechazan las denuncias de maltrato
La muerte a principios de julio de 53?migrantes por un ataque a¨¦reo a un centro de detenci¨®n en Tr¨ªpoli ha reabierto el debate sobre la pol¨ªtica de externalizaci¨®n de fronteras europea: la mayor¨ªa de los fallecidos estaban all¨ª recluidos tras haber sido interceptados por la Guardia Costera de Libia, formada y financiada por Europa y duramente criticada por la ONU. El comandante Nasser al Gamudi, al frente de uno de los buques del cuerpo de guardacostas del pa¨ªs norteafricano, responde al tel¨¦fono y trata de exponer su punto de vista ¡ª¡°para que llegue la verdad a Bruselas¡±¡ª. Resume la situaci¨®n que sufren: ¡°Ponemos nuestra vida en peligro. Y a nadie le importa una mierda en Europa¡±.
Al Gamudi habla buen ingl¨¦s y la embarcaci¨®n que comanda, la Sabratah, es una de las seis cedidas por Italia al Gobierno de Tr¨ªpoli para interceptar y rescatar migrantes. Tambi¨¦n ha participado en dos cursos de formaci¨®n organizados por la UE, parte de los controvertidos acuerdos con Libia, capitaneados por Italia, para atajar la migraci¨®n en el Mediterr¨¢neo. ¡°Fueron cursos muy b¨¢sicos y desorganizados. Una p¨¦rdida de tiempo y de dinero¡±, dice. Define la situaci¨®n de los guardacostas como ¡°frustrante¡± porque trabajan ¡°duro¡± y no reciben ¡°ning¨²n apoyo log¨ªstico¡± de la UE.
Cuando se le pregunta por la relaci¨®n con las ONG de salvamento europeas, responde que recuerda haber llamado la atenci¨®n con r¨¢fagas al aire a buques que se adentraban en aguas territoriales libias. ¡°Porque es ilegal¡±, dice. ¡°Hoy me arrepiento¡±, rectifica. ¡°Desde que las ONG empezaron a desaparecer del Mediterr¨¢neo, es muy frecuente que cuando recibimos un aviso de rescate y acudimos, lleguemos demasiado tarde. Encontramos las embarcaciones hundi¨¦ndose y a la gente muri¨¦ndose. Las ONG deber¨ªan ayudar. No somos capaces de hacer el trabajo solos. No tenemos casi medios¡±. En su opini¨®n, ha llegado el momento de que las ONG vayan a Libia y discutan este asunto con ellos, y con otros actores, como los italianos, los espa?oles y la maltrecha Operaci¨®n Sophia de la UE. ¡°La situaci¨®n es muy delicada¡±.
Al comandante Al Gamudi lo conocimos un d¨ªa de mar brava del pasado invierno en la base naval de Tr¨ªpoli. Dos d¨ªas antes hab¨ªa realizado su ¨²ltimo ¡°rescate¡±. Dos personas murieron de hipotermia. Una, seg¨²n su versi¨®n, ya hab¨ªa fallecido cuando la encontraron; la otra expir¨® en su barco. Con escasos medios y un presupuesto exiguo, en ocasiones, cont¨®, se hab¨ªan visto obligados a proteger del fr¨ªo a los migrantes con las fundas para cad¨¢veres. En el puerto de Tr¨ªpoli, los guardacostas libios cuentan con tres de las embarcaciones cedidas por Italia; las otras tres se reparten entre Misrata y Zauia. Son buques de los a?os ochenta ya amortizados por la Guardia Di Finanza italiana con los que vigilan cerca de 600 kil¨®metros de costas.
Peligro
Los barcos no estaban adaptados para operaciones de salvamento. Miden unos 30 metros de eslora. ¡°A veces, tenemos delante a 500 personas¡±, dijo Al Gamudi en aquella visita. ¡°Y solo podemos subir a 300, 400 como mucho¡±. A lo que se a?ade que ninguno de los rescatados quiere ser rescatado: saben que es el final de su sue?o. ¡°Arriesgo mi vida por 200 d¨®lares (180 euros) al mes¡±. Al ser interrogado sobre las denuncias de las ONG y organismos internacionales hacia su labor, asegur¨® que en su barco ning¨²n migrante ha sufrido malos tratos.
Para ahorrar combustible, ya no patrullaban. Los guardacostas esperaban la llamada del Centro de Coordinaci¨®n de Rescate Mar¨ªtimo de Roma, que se coordina a su vez con un buque de la Marina Militar de Italia, atracado en Tr¨ªpoli, y este con los marinos libios. Nasser invit¨® a subir a su buque y mostr¨® los frigor¨ªficos vac¨ªos: ¡°En las noticias ves que llega mucho dinero de la UE, pero no tenemos nada tangible. La cooperaci¨®n est¨¢ yendo un poco lenta¡±. Hace unas semanas, por tel¨¦fono, es m¨¢s contundente: ¡°Estamos hartos de la relaci¨®n con los italianos. Son poco profesionales¡±.
En enero, el comandante de la Base Naval de Tr¨ªpoli, Anwar Sherif, defendi¨® otra visi¨®n de las cosas. ¡°Todas las operaciones de salvamento han sido peligrosas para nuestro equipo, y para los barcos¡±, argument¨®. ¡°Estos no fueron dise?ados para llevar a cabo rescates. Por eso nos acusan de que las operaciones no son seguras. Necesitamos lanzar un mensaje a nuestros socios de Europa: no seguiremos exponiendo a tales riesgos a nuestros miembros hasta el infinito. Estamos listos para ofrecer nuevas soluciones si nos dan m¨¢s apoyo t¨¦cnico y log¨ªstico¡±. ¡°No somos responsables de resolver los problemas del Gobierno italiano ni de ning¨²n otro. No trabajamos para otros pa¨ªses, solo hacemos una labor humanitaria, deber¨ªa ser un trabajo cooperativo¡±, a?adi¨®. En su opini¨®n, el cerrojo italiano, y la falta de colaboraci¨®n, podr¨ªa provocar ¡°una cat¨¢strofe humanitaria¡±.
Concedi¨® que las ONG hab¨ªan rescatado a miles de personas, pero a?adi¨®: ¡°Cuando los inmigrantes ven que hay un buque libio y una ONG a pocos metros, ven Europa dentro de ese barco, no quieren ser interceptados por la marina libia, saltan al agua para alcanzar a la ONG y no saben nadar. Genera un conflicto y existe falta de coordinaci¨®n¡±.
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