Vivir en la diana de los grupos hom¨®fobos en Rusia
Tras el asesinato de una conocida activista LGTBI, otros se?alados denuncian el desamparo y los constantes ataques
A Vitaly Besp¨¢lov le han agredido m¨¢s de una vez. Rubio, de cabello frondoso y brazos tatuados, este joven ruso de 28 a?os cuenta que cuando viv¨ªa en Siberia occidental, donde creci¨®, sufri¨® varios ataques por ser gay. Tras un tiempo, decidi¨® mudarse a San Petersburgo, conocida por ser una de las ciudades m¨¢s abiertas de Rusia. ¡°Me siento mucho m¨¢s seguro, aunque a veces puedo escuchar a mi espalda como me llaman maric¨®n¡±, comenta. Conocido activista por los derechos LGTBI, tambi¨¦n se enfrenta a insultos y amenazas diarios en las redes sociales. Se ha convertido en algo lamentablemente rutinario.
El d¨ªa que supo que su nombre estaba en una macabra lista difundida en Internet por un grupo hom¨®fobo secreto denominado Sierra ¡ªen la que se le nombraba junto a otros objetivos LGTBI a los que dar un ¡°escarmiento¡±¡ª dio un respingo. Llam¨® a su amiga Yelena Grig¨®rieva, que tambi¨¦n estaba entre los se?alados; juntos trataron de quitarle hierro al asunto. Y de seguir viviendo. ¡°Recuerdo que Lena y yo nos re¨ªmos y que ella, despu¨¦s, me escribi¨®: 'Estoy orgullosa de estar en la lista junto a gente tan genial¡±. Unos d¨ªas m¨¢s tarde, el 21 de julio, Grig¨®rieva, bisexual, feminista y muy conocida por su activismo, fue hallada muerta en plena calle de San Petersburgo, oculta tras unos matorrales. Hab¨ªa sido apu?alada ocho veces.
La polic¨ªa ha detenido a un sospechoso por el asesinato de Grig¨®rieva. La mujer, de 41 a?os, era muy activa tambi¨¦n en causas como la liberaci¨®n de los marinos ucranios detenidos en Rusia o la defensa de que la anexi¨®n rusa de Crimea es ilegal. Oficialmente todav¨ªa no han presentado cargos contra el arrestado, un hombre de 39 a?os. Aunque los medios locales, citando fuentes de la investigaci¨®n, se?alan que no se est¨¢ tratando como un delito de odio sino como una ¡°disputa personal¡±. Todo pese a que la v¨ªctima hab¨ªa denunciado en varias ocasiones las amenazas que recib¨ªa, seg¨²n explica su amigo Alex¨¢nder Mir¨®nov.
No se recopilan estad¨ªsticas de delitos de odio en Rusia. Aunque organizaciones como la Red rusa LGTBI, tratan de monitorizarlos. En 2017, contabilizaron 107 casos de agresiones f¨ªsicas a personas gais, lesbianas, bisexuales o transexuales. Aunque la abogada y activista Tatiana Glushkova cree que son solo la punta del iceberg. Adem¨¢s, explica, apenas se denuncian, fuera de grandes ciudades como San Petersburgo o Mosc¨² los reportes oficiales son casi inexistentes. Quienes sufren los ataques tienen miedo. Y si se judicializan, los casos apenas salen adelante, recalca. ¡°El m¨®vil LGTB-f¨®bico no se toma casi nunca en cuenta; incluso si el propio criminal lo reconoce¡±, lamenta Glushkova, de la asociaci¨®n especializada Stimul.
Recuerda angustiada el brutal asesinato de Vlad Tornovoi, en Volgogrado en 2013. El joven, de 23 a?os, fue golpeado con una piedra en la cabeza y violado con botellas de cerveza por dos excompa?eros de instituto. La investigaci¨®n descubri¨® que ambos estaban tras otras agresiones hom¨®fobas. Fueron condenados a 20 a?os de privaci¨®n de libertad. Sin embargo, se declar¨® que el asesinato hab¨ªa sido la consecuencia de un robo con violencia, pese a que a Tornovoi no le faltaba ni un rublo en el bolsillo, ni su tel¨¦fono m¨®vil.
El activista Yevgueni P¨ªsemski o la fundadora del proyecto 404, de apoyo a ni?os y adolescentes LGTBI Yelena Klimova, tambi¨¦n fueron se?alados en funesta la lista, inspirada en la pel¨ªcula de terror?Saw (Sierra), que ha terminado por dar nombre entre los colectivos LGTBI tambi¨¦n al grupo que se esconde detr¨¢s de la web cargada de brutales amenazas, que el regulador ruso de telecomunicaciones cerr¨® unos d¨ªas antes del asesinato de Grig¨®rieva. ¡°Hemos preparado regalos crueles a los representantes LGTB+ y sus simpatizantes¡±, dec¨ªa, como revela una recuperaci¨®n de los archivos digitales. En otro post mostraba un montaje con varias de las personas se?aladas ahorcadas.
El ¡°juego¡±, de hecho, empez¨® mucho antes. Hace m¨¢s cinco a?os, en Siberia occidental y desde all¨ª se fue extendiendo, seg¨²n cuenta la propia web de Sierra, que desarroll¨® lo que denomina ¡°vigilancia gay¡±. El grupo, que en febrero dec¨ªa tener 300 usuarios activos, promet¨ªa online cuantiosas ¡°recompensas¡± por cada persona LGTB ¡°cazada¡±. Hab¨ªa algunos nombres conocidos en abierto. Aunque para acceder a la supuesta base de datos de los objetivos, con informaci¨®n personal, los ¡°jugadores¡± deb¨ªan pagar menos de tres euros. Para borrar un nombre de la lista, los afectados deb¨ªan pagar m¨ªnimo 25 euros. De cuando en cuando, publicaba alguna foto de las supuestas ¡°heridas¡± causadas a los objetivos. Hace unas semanas se public¨® la lista en la que se nombraba a la activista asesinada.
Besp¨¢lov no cree que alguien de Sierra haya matado a Grig¨®rieva. Aunque s¨ª que su muerte se debe a un ataque hom¨®fobo. ¡°Sus m¨¦todos son intimidar e insultar, saben que no ser¨¢n castigados por ello, pero tambi¨¦n me doy cuenta de que esa lista y otras pueden inspirar a personas¡±, recalca.
En Rusia, mantener una relaci¨®n con una alguien del mismo sexo no es delito. Sin embargo, denuncia el activista, la homofobia es una constante. Y en algunas zonas del pa¨ªs, de 144 millones de habitantes, la situaci¨®n es dram¨¢tica. Como en Chechenia, donde las organizaciones de derechos humanos han documentado casos de torturas, detenciones ilegales y asesinatos extrajudiciales por parte de las autoridades. Chechenia y su l¨ªder, Ramzan Kad¨ªrov, aliado del presidente ruso Vlad¨ªmir Putin, se han convertido en un modelo para los grupos hom¨®fobos de Rusia, como muestran los archivos digitales de Sierra.
Adem¨¢s, lamenta?Glushkova, desde 2013 parece que el Estado ampare y promueva la hostilidad abierta hacia las personas LGTBI gracias a la conocida como ¡®ley de propaganda gay¡¯, que proh¨ªbe y castiga la difusi¨®n a menores de 18 a?os de cualquier material que visibilice relaciones ¡°no tradicionales¡±. Desde pel¨ªculas a libros o incluso campa?as publicitarias. Una norma que seg¨²n el Tribunal de Estrasburgo vulnera los derechos humanos, ¡°refuerza el estigma y los prejuicios y alenta la homofobia¡±. Solo el 47% de la ciudadan¨ªa rusa cree que las lesbianas y los gais deban tener los mismos derechos que las personas heterosexuales, seg¨²n una encuesta reciente del centro independiente Levada. Y esa es la cifra m¨¢s alta desde 2005.
La lista de Sierra es un caso m¨¢s, dice Tatiana Glushkova, que alerta contra otra forma de ¡°cacer¨ªa¡± de personas LGTB. Sobre todo hombres. Son las que llama ¡°citas-trampa¡±. El patr¨®n siempre es el mismo: el agresor crea un perfil falso en alguna aplicaci¨®n online de citas gais, queda con la v¨ªctima y le invita a su casa u otro lugar, donde en realidad esperan m¨¢s personas que le agreden; a veces tambi¨¦n le chantajean con hacer p¨²blica su homosexualidad.
¡°Incluso si no hay nada detr¨¢s de ese grupo y esa lista brutal, la pol¨ªtica estatal y nuestro miedo hacen que la metaf¨®rica Sierra sea bastante real¡±, dice abrumado dice P¨ªsemki. Casado en el extranjero con su esposo desde hace una d¨¦cada y fundador de la web especializada LGTBI Parniplus, ha sufrido muchas amenazas. Hace unos a?os, cuando demand¨® al regulador ruso de Internet por bloquear su web, la situaci¨®n se puso tan seria que decidi¨® marcharse del pa¨ªs.
Ahora que ha vuelto, han instalado un sistema de v¨ªdeo vigilancia en su casa y trata de tener cuidado. ¡°Mi subconsciente controla continuamente c¨®mo comportarme en la calle, si hago un gesto de cari?o a mi esposo¡ Luego lo pienso y es lamentable, pero el miedo hace que parezca normal. Siempre piensas en la seguridad. Se convierte en la norma¡±, dice. ¡°No me siento seguro en Rusia¡±, zanja.
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