Rusia ¡®hetero¡¯: un pa¨ªs de cuentos y pel¨ªculas sin personajes gais
La ley rusa, que proh¨ªbe la ¡°promoci¨®n¡± de ¡°relaciones no tradicionales¡± ante menores, ha hecho que las tramas LGTBI+ desaparezcan de la cultura para el gran p¨²blico
Putin quiere que Rusia se convierta en un gran armario. Y muy oscuro. El presidente, que se ha posicionado como el gran defensor de los valores cristianos tradicionales frente a un Occidente sin Dios ni moral, desear¨ªa probablemente que en Rusia no hubiese gais, lesbianas, bisexuales o transexuales. Es lo que rezuma su hoja de ruta para un pa¨ªs en el que la ley establece que las relaciones entre personas del mismo sexo son ¡°inferiores¡± a las heterosexuales. As¨ª, como si de una patolog¨ªa contagiosa se tratara, se busca ocultarlas a los menores de edad. Y gracias a la conocida como ley de propaganda homosexual, que proh¨ªbe ¡°promover las relaciones no tradicionales¡±, lo est¨¢n logrando. La norma, que establece multas y sanciones administrativas y se ha convertido en modelo para pa¨ªses como Argelia, Indonesia o Lituania, va a cumplir cinco a?os y ha desterrado del espacio p¨²blico cualquier signo sospechoso de ¡°crear una imagen distorsionada de la equivalencia¡± de estas relaciones, como dice el decreto. Eso significa que los personajes LGTBI+ se han vuelto invisibles en los libros, pel¨ªculas, obras de teatro o incuso en las campa?as de publicidad de acceso al gran p¨²blico.
La bella y la bestia, el gran remake de la animaci¨®n de Disney de 1991, protagonizado por Emma Watson en 2018, est¨¢ catalogado en Rusia como un filme para mayores porque muestra un personaje gay, uno de los primeros en una pel¨ªcula para todos los p¨²blicos. Estuvo a punto de no estrenarse en Rusia,?aunque tras una enorme pol¨¦mica recibi¨® la calificaci¨®n de "apta para el p¨²blico mayor de 16 a?os".
Otra gran bronca tuvo lugar a finales de enero, cuando el hacha de la ley de propaganda rusa elimin¨® a un joven maquillado que aparec¨ªa junto a cinco chicas en una campa?a de publicidad internacional de la marca de cosm¨¦ticos Nyx. Rusia fue el ¨²nico pa¨ªs en el que el muchacho no aparec¨ªa con cinco chicas, porque debi¨® pensar el departamento ruso de la firma estadounidense? -acusado en las redes sociales de homofobia o de, como m¨ªnimo, plegarse a la homofobia Gubernamental-, no es aceptable mostrar a un hombre maquillado.
¡°La ley ha eliminado la posibilidad de hablar o transmitir cualquier tipo de informaci¨®n relacionada con temas LGBTI+. Y eso, por supuesto, incluye a la cultura y la educaci¨®n; una parte vital de la sociedad¡±, apunta el abogado Anton Ryzhov, de la organizaci¨®n Stimul. Es el efecto de la censura de las autoridades, pero tambi¨¦n de la autocensura de autores, editoriales o distribuidoras, temerosos de multas y ataques de grupos ultraconservadores y de la mala publicidad. Esto,?a ojos de psic¨®logos, soci¨®logos y activistas, no solo es peligroso porque ¡°legitima la homofobia¡±, como dice la activista Lena Klimova;?sino que tambi¨¦n lo es porque muestra una imagen distorsionada de la sociedad: una en la que solo existen las relaciones heterosexuales y personas cisg¨¦nero (aquellas cuya identidad de g¨¦nero est¨¢ alineada con el sexo que le asignaron al nacer).
La invisibilizaci¨®n es muy peligrosa, alerta Lindsay Toman, investigadora especializada en estos temas de la Wayne State University de Estados Unidos. ¡°Los medios de comunicaci¨®n son omnipresentes e influyentes en la sociedad actual, por eso deben reflejar nuestro mundo complejo y multidimensional. Los ni?os est¨¢n constantemente inundados de mensajes de programas de televisi¨®n, pel¨ªculas o cuentos infantiles porque esa es una de las formas de socializar a las generaciones m¨¢s j¨®venes. Si los personajes LGTBI+ no est¨¢n representados y normalizados, ser¨¢ m¨¢s dif¨ªcil que los ni?os asuman sus identidades. Y ya sabemos que los adolescentes LGTBI+ tienen tres veces m¨¢s probabilidades de suicidarse que los heterosexuales¡±, recalca la experta. ¡°Con medidas como esta se crea el fen¨®meno psicol¨®gico del ¡®estr¨¦s de las minor¨ªas¡¯, que perjudica el estado f¨ªsico y mental de los representantes del grupo discriminado¡±, coincide el psic¨®logo Kirill Fi¨®dorov, cofundador del movimiento Psicolog¨ªa por los Derechos Humanos.
La censura legitima la homofobia mostrando una sociedad distorsionada en la que solo hay relaciones heterosexuales
Rusia despenaliz¨® la homosexualidad en 1993, poco despu¨¦s de la ca¨ªda de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Pero las lesbianas, gais, bisexuales y transexuales a menudo sufren discriminaci¨®n y ataques. Un 37% de los rusos creen que la homosexualidad es ¡°una enfermedad a tratar¡±. Otro 18% considera que debe ser perseguida, seg¨²n una encuesta del Centro Levada. Ser gay o lesbiana es ¡°resultado de la seducci¨®n dentro de la familia, en la calle o en una instituci¨®n¡± para el 15% de los rusos encuestados; y para el 26% es el ¡°resultado de la mala crianza o el mal h¨¢bito¡±. Y esas opiniones han encontrado en la ley su espita, advierte Igor Kochetkov, uno de los activistas por los derechos LGTBI+ m¨¢s reconocidos de Rusia, que alerta del incremento de los ataques contra estos colectivos.
La norma -que el 63% de la poblaci¨®n ve como positiva, seg¨²n Levada- se percibe como uno de los elementos centrales del mensaje nacionalista del presidente Putin y de su acercamiento a la iglesia ortodoxa como s¨ªmbolo identitario de la "gran Rusia". Considerada como discriminatoria por el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo, la ley amenaza a los editores y distribuidores con una multa de entre 800.000 rublos (unos 10.700 euros) y un mill¨®n de rublos (alrededor de 14.000 euros) o la suspensi¨®n de la actividad durante 90 d¨ªas. Y muchos, reconoce Nadezhda Kruchenitskaya, una de las responsables de la editorial Pink Giraffe, no est¨¢n dispuestos -o preparados econ¨®micamente- para asumir el riesgo. ¡°La ley no es clara, as¨ª que el tema en s¨ª ya se vuelve tab¨²¡±, dice Kruchenitskaya.
Las pel¨ªculas, series y obras de teatro tienen una calificaci¨®n por edad, pero la ley establece tambi¨¦n requisitos para la venta o difusi¨®n de libros etiquetados para mayores de 18 a?os. En esta definici¨®n entran no solo aquellos que hablan drogas, alcohol o violencia extrema, tambi¨¦n los que seg¨²n los censores podr¨ªan ¡°promover relaciones no tradicionales entre los menores¡±, que deben venderse de forma sellada. Y as¨ª se hace, la mayor¨ªa de veces envueltos en papel de celof¨¢n: se puede ver la portada pero no leer el contenido de sus p¨¢ginas. El resultado, dice la editora de Pink Giraffe, es que apenas llegan libros con personajes LGTBI a los lectores porque esa letra escarlata que los marca solo para adultos tambi¨¦n los aleja de las estanter¨ªas y mesas centrales de las grandes librer¨ªas.
O no los editan, o los censuran. La historia de la chica trans Coy Mathis, que en Estados Unidos gan¨® una batalla judicial para poder utilizar en el colegio los aseos acordes a su identidad de g¨¦nero, no llegar¨¢ a los ni?os y j¨®venes rusos dentro del libro Cuentos de buenas noches para ni?as rebeldes. La casa rusa que lo ha editado decidi¨® que pod¨ªa vulnerar la ley y directamente elimin¨® su cap¨ªtulo del aclamado libro de Elena Favilli y Francesca Cavallo (editado en Espa?a por Planeta), que cuenta la historia de cien mujeres y ni?as; hero¨ªnas como Mathis en distintas ¨¦pocas y zonas del planeta.
Pero cortar por lo sano no es posible en todas las obras. As¨ª que en algunos casos la censura es todav¨ªa m¨¢s creativa. Hace un a?o, la escritora Victoria E. Schwab, autora de la famosa serie juvenil y fant¨¢stica Shades of magic, acus¨® a la editorial Rosman de alterar en la traducci¨®n al ruso la historia de amor de algunos de sus personajes. La editora se justific¨® con la ley y Schwab rompi¨® su contrato. Ahora, otra firma publica sus obras. Eso s¨ª, marcadas como "+18".
Para evitar problemas o cors¨¦s, algunos autores, sobre todo los minoritarios, est¨¢n optando por la autopublicaci¨®n y La Red. Como Lena Klimova, que ha editado Ni?os 404, una serie juvenil de tem¨¢tica LGTBI+ difundida a trav¨¦s de Internet. Pese a esto, explica Klimova, ha sido apercibida. Aun as¨ª, pese a los intentos ¨Ctambi¨¦n hay una serie de p¨¢ginas prohibidas, pero los agregadores de noticias y buscadores no siempre las ocultan-, la Red en Rusia todav¨ªa no ha sido v¨ªctima del hacha de la ley.
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