¡°?Buenos d¨ªas, presidente Lula!¡± : los gritos de ¨¢nimo que llegan a la c¨¢rcel en Curitiba

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Santa C?ndida es un barrio residencial de clase media alta, a 10 kil¨®metros del centro de la ciudad de Curitiba, en el sur de Brasil. All¨ª se encuentra el edificio de la Polic¨ªa Federal, en que est¨¢ encarcelado el expresidente Luiz In¨¢cio Lula da Silva desde abril de 2018. Su llegada agreg¨® nuevos personajes al barrio. En los alrededores de la prisi¨®n, se form¨® una concentraci¨®n de personas, unas decenas de activistas de movimientos sociales y del Partido de los Trabajadores (PT), que se juntan tres veces al d¨ªa, religiosamente, para gritar ¡°buenos d¨ªas¡±, ¡°buenas tardes¡± y ¡°buenas noches¡±. El acto se repite desde el 8 de abril, primer d¨ªa de la pena de Lula, preso por corrupci¨®n y lavado de dinero por un tr¨ªplex en el balneario de Guaruj¨¢. Durante siete meses, esos ¡®lulistas¡¯ estuvieron acampados en las calles de la regi¨®n, pero el ayuntamiento local los ech¨®. Desde entonces, han creado una estructura improvisada, en terrenos arrendados cerca del edificio de la polic¨ªa, para inyectarle ¨¢nimo al expresidente.

9.00

EL PA?S acompa?¨® al grupo por 24 horas en un lluvioso 26 de junio. El d¨ªa empieza con el coro que quiebra el silencio de Santa C?ndida hace m¨¢s de 460 d¨ªas:

¡°?Buenos d¨ªas, presidente Lula!

?Buenos d¨ªas, presidente Lula!

?Buenos d¨ªas, presidente Lula!¡±.

El saludo se repite 13 veces, el n¨²mero del PT. Hay unas 60 personas en el terreno frente al edificio de la Polic¨ªa Federal. El lugar se denomina La Vigilia. Hay cinco tiendas. Una es una biblioteca con libros donados por visitantes. En otras se venden camisetas con la cara de Lula y con frases como ¡°Lucha como una chica¡±. Otra es una cocina. Cuatro grupos se van turnando en la tarea de organizar toda esa estructura: activistas del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), del sindicato Central ?nica de los Trabajadores (CUT), del Movimiento de los Afectados por las Represas, y del Partido de los Trabajadores (PT).

Aquella ma?ana tambi¨¦n hab¨ªa turistas. El estudiante de medicina Ezequiel Lemos fue con su mujer y dos hijos. ¡°Viajamos a Curitiba solo para darle los buenos d¨ªas¡±, cuenta Ezequiel, que creci¨® en el interior del estado de Bah¨ªa. ¡°Nunca ning¨²n otro gobierno hizo tanto... toda nuestra familia fue a la universidad. Hoy tenemos a profesores, m¨¦dicos... Lula represent¨® mucho, mucho, mucho para el Nordeste¡±, dice, mientras los ni?os corren con m¨¢scaras con la cara de Lula.

All¨ª cerca, unos j¨®venes suben la calle y entran en una casa, bautizada como Centro Cultural Marielle Franco, la concejal negra asesinada en marzo de 2018. En el muro de la entrada hay un grafiti con el rostro de Marielle. Tambi¨¦n el de Fidel Castro, Hugo Ch¨¢vez, Rosa Luxemburgo y Lyudmila Pavlichenko, la sovi¨¦tica que mat¨® a centenas de alemanes durante la Segunda Guerra. El muro termina en un cobertizo con sillas de pl¨¢stico puestas en semic¨ªrculo. Al medio hay un profesor, del MST, que da una clase de historia. ¡°Despu¨¦s de 500 a?os, el pueblo brasile?o consigue elegir a un presidente de la Rep¨²blica originario de la clase obrera. Encarna el trabajo del ind¨ªgena, del negro, del agricultor familiar¡±, explica a los presentes.

Faltan diez minutos para las doce. El grupo camina cinco manzanas hasta una casa de dos pisos. All¨ª se encuentra la Casa Lula Libre, un alojamiento para quien se une a la concentraci¨®n. La organizaci¨®n no revela cu¨¢nto paga por arrendar los inmuebles. El dinero proviene de donaciones, aseguran. El alquiler en la regi¨®n var¨ªa entre 225 d¨®lares mensuales y 2.500 por una casa de 450 m².

12.00

Faltan dos minutos para las doce, una cola se forma en el patio de la casa. Est¨¢ a punto de servirse la comida: lomo de cerdo, polenta, arroz, frijoles y ensalada. Cada uno lava su plato. Cada habitaci¨®n tiene entre cuatro y seis literas triples. Los pasillos est¨¢n llenos de tiendas de campa?a de estudiantes de todo Brasil. En la Casa Lula se alojan unas 50 personas al d¨ªa.

14.00

Est¨¢ lloviendo cuando unas 30 personas se vuelven hacia el edificio de la Polic¨ªa Federal.

?Buenas tardes, presidente Lula!

?Buenas tardes, presidente Lula!

Lo repiten cinco veces y despu¨¦s vuelven, bajo la lluvia, al alojamiento.

19.00

Hacia las siete sigue lloviendo, pero hay m¨¢s de 50 personas que esperan para darle las buenas noches al expresidente. La escena se transmite en directo por Facebook.

Una l¨ªder empieza a hablar por el meg¨¢fono: ¡°Anunciamos el fallecimiento del compa?ero Pedro, del campamento...¡±. Todos gritan:

¡°?Pedro, presente! ?Presente! ?Presente!¡±.

Ya han muerto tres personas que han participado en la concentraci¨®n este ¨²ltimo a?o. Ninguno por actos violentos, aunque a un activista le dispararon desde un coche que pasaba por el lugar en abril de 2018. Sobrevivi¨® y el caso se est¨¢ investigando. Tambi¨¦n ha habido nacimientos. ¡°Han nacido unos tres o cuatro ni?os durante la concentraci¨®n... Yo incluso conoc¨ª a mi novia aqu¨ª¡±, dice Regina da Cruz, presidente de la CUT de Paran¨¢.

Son casi las siete y el grupo grita:

¡°?Buenas noches, presidente Lula!

?Buenas noches, presidente Lula!

?Buenas noches, presidente Lula!¡±.

Lo repiten diez veces m¨¢s.

19.30

Hay cola en la Casa Lula Libre. El men¨² es arroz, frijoles, estofado de carne con patatas y ensalada. Algunos fuman y charlan afuera. La mayor¨ªa se ha ido a dormir a las nueve. A las diez, el silencio reina.

8.30

Una joven grita en La Vigilia, todav¨ªa vac¨ªa: ¡°Lula Maravilla. Te queremos¡±. Es Marciele de Paula, de 19 a?os. Ha venido de Quatro Barras, una ciudad del estado de Paran¨¢. Se ha mudado a un piso de estudiantes. No tiene ingresos y su familia no la ayuda. Al preguntarle hasta cu¨¢ndo se quedar¨¢, responde: ¡°Hasta que salga Lula¡±.

Se oye un ruido a una manzana. Una de las vecinas, en una casa de dos pisos, ha encendido la aspiradora. Los vigilantes afirman que todas las ma?anas repite el gesto durante el saludo de buenos d¨ªas, desde hace m¨¢s de 400 d¨ªas. La vecina apaga la aspiradora para atender a EL PA?S y dice que no quiere hablar. Pero cambia de idea. ¡°Los he mortificado bastante a estos. Tambi¨¦n mi marido, mi hijo... Hab¨ªa tiendas de campa?a, le prendimos fuego a todo¡±.

No se identifica. ¡°Ese canalla, quiero que se muera. Ese de ah¨ª [Lula] es basura, basura. Mira la pobreza que hay a su alrededor. ?Ves a alg¨²n rico ah¨ª?¡±, pregunta.

Quince vecinos se niegan a hablar con EL PA?S. Menos Manuel Ar?o, de 79 a?os, que juega con su nieta en la puerta de casa. Vive al lado de un alojamiento de estudiantes de la concentraci¨®n. No se molesta con los cambios de rutina de su barrio. ¡°Hay m¨¢s movimiento en la calle. Pero nunca me han incomodado¡±, dice Ar?o.

9.00

Decenas de personas llegan a La Vigilia. El grupo canta. Planean hacer una fiesta en homenaje a Lula entre los saludos de buenas tardes y buenas noches.

Antes, terminan de dar los 13 buenos d¨ªas al l¨ªder:

¡°Bien alto para que lo escuche el presidente: Tres, dos, uno¡±.

¡°?Buenos d¨ªas, presidente Lula!

?Buenos d¨ªas, presidente Lula!¡±.