Trump, sin aliados en el G7, exhibe su mejor talante en la cumbre de Biarritz
El presidente de Estados Unidos y sus socios buscan la conciliaci¨®n pese a las diferencias profundas
Ha estado solo, aislado en casi todas las discusiones y a menudo con la mente en otros lugares: en las peleas con la prensa estadounidense o con sus enemigos pol¨ªticos, o en los sondeos electorales para las presidenciales de 2020. Pero en el G7 en Biarritz, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha exhibido su mejor talante. Casi no se ha salido del guion, no ha insultado a ninguno de sus colegas, no ha roto la baraja e incluso se ha felicitado por los ¡°grandes encuentros¡± con sus socios. ?Qu¨¦ le ha ocurrido a Trump? Parece funcionar la estrategia del anfitri¨®n, Emmanuel Macron, para apaciguarlo. De momento.
En las horas posteriores a la conclusi¨®n de los tres d¨ªas de reuniones en la costa vascofrancesa, todo podr¨ªa ocurrir a¨²n. Pero en el tercer y ¨²ltima d¨ªa de reuniones con los l¨ªderes de Francia, Alemania, Reino Unido, Canad¨¢ y Jap¨®n, sigui¨® guardando las formas, y las diferencias profundas y admitidas por todos quedaron envueltas en un ambiente de general cordialidad. Una prueba de este buen ambiente fue la rueda de prensa conjunta que Macron y Trump al t¨¦rmino del G7. Dos mundos, mano a mano: el presidente liberal y multilateralista, y el l¨ªder del nacionalismo populista global.
La sinton¨ªa parec¨ªa total entre Macron y Trump al comparecer ante los periodistas. Macron subray¨® el mensaje "positivo" y de "unidad" en la cumbre. "Hubo una unidad temenda, una gran unidad", enfatiz¨® Trump.
Los motivos que pod¨ªan hacer descarrilar la cumbre eran numerosos. El principal fue la llegada a Biarritz por sorpresa, el domingo por la tarde, del ministro iran¨ª de Exteriores, Javad Zarif, representante de un pa¨ªs enemigo de EE UU y ¨¦l mismo objeto de sanciones por parte de la Administraci¨®n Trump. Zarif se reuni¨® con Macron, pero no con el resto de l¨ªderes. La inc¨®gnita era si el presidente de EE UU estaba avisado y c¨®mo se lo tom¨®. Sus asesores dieron a entender, en un primer momento, que para ¨¦l fue una sorpresa. El lunes por la ma?ana, Trump dijo no: ni fue una sorpresa, ni le parec¨ªa mal el gesto.
Es m¨¢s, Macron lanz¨® una iniciativa para que Trump se re¨²na con el presidente de Ir¨¢n, Hasan Rohani, y Trump pareci¨® aceptar la idea. "Ir¨¢n es un pa¨ªs con un potencial enorme", dijo. "Si las circunstancias fuesen correctas, estar¨ªa dispuesto [a reunirse con Rohan¨ª]".
En otros asuntos, como la imposici¨®n de las multinacionales tecnol¨®gicas, los incendios en la Amazonia o el proteccionismo, Trump y los socios del G-7 tambi¨¦n buscaron la conciliaci¨®n m¨¢s que la exhibici¨®n de las diferencias.
La cumbre se presentaba como un terreno minado. El presidente lleg¨® el s¨¢bado a Biarritz desbocado, tras lanzar el d¨ªa anterior en Washington una r¨¢faga de ataques contra China y contra otros objetivos, entre ellos el presidente de la Reserva Federal de EE UU, Jay Powell. La lista de desacuerdos con sus colegas del G7 era nutrida. Por ejemplo, sobre la escalada en la guerra comercial de Trump con China, que los socios de G7 ven como un riesgo para la econom¨ªa global. O sobre Rusia: Trump quiere que el presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, se siente de nuevo en el G7, del que fue expulsado en 2014. Incluso el nuevo primer ministro brit¨¢nico, Boris Johnson, se aline¨® con sus (todav¨ªa) socios europeos en la mayor¨ªa de cuestiones.
Todo esto sali¨® a flote en las reuniones y todos se dijeron las cosas a la cara. ?C¨®mo se evit¨® el drama de otras ocasiones? Hace un a?o, en Canad¨¢, Trump se enfad¨® con el anfitri¨®n, el primer ministro canadiense Justin Trudeau, y retir¨® su firma del comunicado final. Quiz¨¢ los l¨ªderes mundiales han empezado a tomarle la medida a Trump, a convivir con ¨¦l y a gestionar sus crisis. Ya no es el objetivo pol¨ªtico no identificado que era cuando irrumpi¨® en la escena hace tres a?os. Todos los l¨ªderes del G7 tienen a sus propios Trumps internos, y el original ya es un elemento del paisaje, ya forma parte de lo que Maquiavelo llamaba ¡°la verdad efectiva de la cosa¡±, el mundo tal como es y tal como hay que asumirlo, guste o no.
El m¨¦todo Macron ¡ªuna coreograf¨ªa minuciosa de los tres d¨ªas de c¨®nclave¡ª puede haber ayudado a apaciguar al presidente de EE UU. Hay algo de psicolog¨ªa, la mano izquierda de un pol¨ªtico que juega la carta de la relaci¨®n personal, con Trump pero tambi¨¦n con Putin. A Macron se atribuye, desde que dio sus primeros pasos en pol¨ªtica, un talento particular para tratar con hombre mayores como Trump y ponerlos de su lado. El otro truco para calmar la cumbre ha sido descartar, durante los preparativos de la cumbre, la aprobaci¨®n de un comunicado final, las tradicionales conclusiones que sol¨ªan resumir el consenso entre los l¨ªderes. Con Trump, que el a?o pr¨®ximo presidir¨¢ el G7, esto era un riesgo y el riesgo qued¨® desactivado de antemano.
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