El verano del miedo
Los l¨ªderes del antiguo r¨¦gimen se han reunido en Biarritz sin abordar ninguna de las amenazas que nos esperan en los pr¨®ximos meses
Hace mucho tiempo que dejamos atr¨¢s la ingenua asociaci¨®n del verano con una ¨¦poca aletargada, ausente de sobresaltos y de feliz aburrimiento. Pero pocos veranos han acumulado semejante conjunci¨®n de tensiones pol¨ªticas, algo as¨ª como una tormenta perfecta en lo que algunos economistas han denominado el verano del miedo.
Los mercados, que valen para lo que valen, se temen lo peor. Los inversores est¨¢n dispuestos a prestar dinero a 10 a?os por mucho menos de lo que piden para los pr¨®ximos dos, lo que en la jerga se llama la curva invertida de tipos y que, seg¨²n los expertos, anticipa una recesi¨®n en toda regla. La guerra comercial ¡ªya no se puede utilizar otro eufemismo¡ª que libran Estados Unidos y China lejos de calmarse se encona un poco m¨¢s cada semana que pasa y amenaza con dejar paso a una muy peligrosa guerra de divisas. La crisis pol¨ªtica entre las dos potencias se est¨¢ trasladando directamente a la econom¨ªa global y el comercio y los datos de producci¨®n industrial ya perciben el frenazo.
Pero no es solo China. Las tensiones con Ir¨¢n y el transporte de petr¨®leo se dejan sentir en las oscilaciones del precio del barril. La apertura de un di¨¢logo con Corea del Norte no parece haber propiciado ning¨²n cambio de escenario y las tensiones en la regi¨®n se acumulan, mientras Rusia y EE UU ya se han quitado las caretas en su soterrada carrera por el rearme. Ahora que la agenda estadounidense va a estar ya totalmente dominada por la din¨¢mica de la reelecci¨®n resulta dif¨ªcil confiar en una soluci¨®n equilibrada a cualquiera de estos conflictos. Algo especialmente dif¨ªcil en el caso de Donald Trump porque para el mandatario estadounidense las victorias solo pueden ser por goleada, real o ficticia.
Al sur del continente, Argentina parece haber entrado en un c¨ªrculo vicioso de dif¨ªcil soluci¨®n cuando el pa¨ªs ya tiene el programa con el FMI mayor de su historia. El fantasma del 2011 hace acto de presencia.
Los problemas se acumulan tanto o m¨¢s a este lado del Atl¨¢ntico. La perspectiva de un Brexit a las bravas se materializa un poco cada d¨ªa y sus consecuencias ser¨¢n da?i?as para todo el continente, econ¨®mica pero tambi¨¦n pol¨ªticamente. Con Alemania bordeando la recesi¨®n, la amenaza de una ruptura de la Gran Coalici¨®n no parece la mejor receta para afrontar un plan de reactivaci¨®n, cicatero en lo que se ha adelantado. Todo en pleno relevo de las instituciones europeas, incluido el Banco Central Europeo, que dejan cuando menos descabezado el tim¨®n de la Uni¨®n. Italia experimenta con un Gobierno socialdem¨®crata-populista que evita las urnas pero abre la puerta a lo desconocido. Claro que, con un Parlamento m¨¢s fragmentado, Italia parece haber logrado lo que en Espa?a se ve cada d¨ªa m¨¢s lejos, sin Gobierno cuatro meses despu¨¦s de las elecciones.
Los l¨ªderes del antiguo r¨¦gimen se acaban de reunir en Biarritz sin hacer apenas menci¨®n al dif¨ªcil oto?o que se aproxima, con golpes de efecto eso s¨ª, y una gran preocupaci¨®n por lo que le sucede al pulm¨®n del planeta. Pero sin m¨¢s profundidades. Y eso da m¨¢s miedo a¨²n.
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