La f¨®rmula m¨¢gica de Von der Leyen
El reparto de cargos apunta a una Comisi¨®n que quiere ser fuerte e independiente de los Gobiernos
Ahora que nuestro pa¨ªs experimenta la dificultad extrema para conformar un equipo de Gobierno entre dos partidos del mismo espacio ideol¨®gico y cuyos l¨ªderes comparten generaci¨®n e incluso ciudad natal, puede valorarse mejor el logro de Ursula von der Leyen a la hora de organizar la Comisi¨®n Europea para los pr¨®ximos cinco a?os. Desde los est¨¢ndares espa?oles actuales parece sencillamente imposible que pueda haber un poder ejecutivo viable donde convivan 27 personalidades de diferentes edades y pasaportes que cubren todo el espectro pol¨ªtico y geogr¨¢fico: desde la derecha nacionalista del Este al socialismo mediterr¨¢neo, pasando por el liberalismo hanse¨¢tico o el estatismo franco-alem¨¢n. Y, sin embargo, este martes se anunci¨® un nuevo colegio de comisarios que, adem¨¢s de contar con todos esos ingredientes heterog¨¦neos, incluye una paridad de g¨¦nero nunca antes alcanzada en Bruselas.
El m¨¦rito de la presidenta es relativo pues ella no puede nombrar ni vetar los nombres que le vienen dados por las capitales (salvo Londres que, en su apuesta por la salida inminente, ha preferido no designar a nadie). Una democracia tan expl¨ªcitamente plurinacional y consensual como la UE no se permite el lujo de que su l¨ªder (aun con las bendiciones del Consejo Europeo y el Parlamento) elija libremente a los ministros. Al menos, no todav¨ªa. Y la cosa va para largo porque B¨¦lgica o Suiza, que son sistemas pol¨ªticos con m¨¢s rodaje y menos complejidad pero tambi¨¦n multiling¨¹es y segmentados ideol¨®gicamente, siguen sin atreverse a dar ese margen de poder al jefe de gobierno.
En Suiza existe incluso una ¡°f¨®rmula m¨¢gica¡± que debe respetar los equilibrios idiom¨¢ticos del pa¨ªs y que prefigura una coalici¨®n federal con un n¨²mero fijo y casi invariable de carteras a todos los partidos. Se evita as¨ª la molestia de gestionar complejas negociaciones, aunque el precio a pagar sea reducir el valor de las elecciones. A quien le guste la din¨¢mica mayor¨ªa-oposici¨®n, dif¨ªcilmente le atraer¨¢ la pol¨ªtica helv¨¦tica o la europea.
En el caso de la UE, la f¨®rmula consiste en que cada Estado miembro elige a ¡°su¡± comisario, de modo que queda garantizada la pluralidad de familias ideol¨®gicas y sensibilidades nacionales, pero tambi¨¦n la doble dificultad para repartir carteras con fuste suficiente y, sobre todo, coherencia. Y ah¨ª s¨ª es justo elogiar a Von der Leyen que ha sabido usado la f¨®rmula m¨¢gica m¨¢s c¨¦lebre: el ¡°abracadabra¡± propio de un prestidigitador pol¨ªtico para dejar m¨¢s o menos contentos e insatisfechos a todos. Su reparto de cargos apunta a una Comisi¨®n que quiere ser fuerte e independiente de los Gobiernos (sobre la base de una triple alianza entre populares, socialdem¨®cratas y liberales que encarnan ella misma y los vicepresidentes Timmermans y Vestager) pero a la vez reconociendo que los cargos ejercidos por los representantes de los grandes Estados (Alemania, Francia, Italia o Espa?a) tienen bastante m¨¢s valor que los que se asignan a Malta, Eslovenia o Chipre.
Especialmente satisfechos deben estar en Par¨ªs por el encargo que recibe Sylvie Goulard aunando Mercado interior, Industria y Defensa o desde luego en Roma que, al modo de la selecci¨®n azzurra en los mundiales y sin importar lo mal que ha jugado en el ¨²ltimo a?o y medio, se lleva en los penaltis la cartera de Econom¨ªa para Gentilone. Menos alegr¨ªa deben sentir en Londres (con un irland¨¦s en Comercio) o en los pa¨ªses de Visegrado (con responsabilidades envenenadas o poco lucidas como Agricultura, Ampliaci¨®n y Estado de Derecho, de cuya erosi¨®n ellos mismos son los principales protagonistas). Ahora los eurodiputados someter¨¢n a audiciones a todos estos nombres. Siempre les gusta cobrarse una v¨ªctima para marcar poder frente a las capitales y la Comisi¨®n. Pero nada hace pensar que pueda descarrillar la nueva legislatura europea. Aunque las elecciones fueran un mes despu¨¦s que las generales espa?olas y los partidos implicados sean much¨ªsimos m¨¢s de dos.
Ignacio Molina es Investigador del Real Instituto Elcano. Este art¨ªculo ha sido elaborado por Agenda P¨²blica para EL PA?S.
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