Refugiados pendientes de la expulsi¨®n pese a aprender un oficio
Cientos de solicitantes de asilo aguardan a que el Gobierno de Austria apruebe suspender las deportaciones mientras se forman aunque les deniege la acogida, como pide el Parlamento
Ali Z. sonr¨ªe de oreja a oreja mientras muestra este jueves las instalaciones de la carpinter¨ªa en la que inici¨® en agosto pasado una formaci¨®n profesional. ¡°Estoy muy contento de poder trabajar, me gusta lo que aprendo aqu¨ª¡±, asegura este joven afgano, de 22 a?os. ¡°Est¨¢ muy motivado y es aplicado¡±, confirma orgullosa la propietaria de la empresa, Michaela Krbecek, que ha peleado durante casi un a?o ante los servicios de empleo austriacos y en los tribunales para poder colocarle como aprendiz. Con lo que ha costado, espera poder conservarlo en este peque?o taller de Feldkirchen an der Donau, una poblaci¨®n de unos 5.000 habitantes rodeada de campos de cultivo a unos 20 minutos de Linz, la capital de Alta Austria (noroeste).
Sobre Ali y otros 880 peticionarios de asilo en formaci¨®n pende la amenaza de deportaci¨®n a sus pa¨ªses de origen si se rechaza definitivamente su solicitud -la mayor¨ªa ha perdido en primera instancia-, hayan acabado o no sus aprendizajes. Al menos hasta que el Gobierno concrete la petici¨®n parlamentaria de detener las expulsiones en estos casos hasta que terminen sus estudios.
El Ejecutivo socialista permiti¨® a partir de 2012 que los refugiados pendientes de acogida -un proceso que puede durar a?os- accedieran a una formaci¨®n profesional en sectores faltos de mano de obra cualificada (especialmente en la hosteler¨ªa, empresas artesanales y t¨¦cnicos en ciertas industrias). Pero la llegada al poder del conservador Sebastian Kurz (?VP) y la ultraderecha (FP?), con la promesa de mano dura en la pol¨ªtica migratoria tras la entrada en el pa¨ªs de casi 170.000 personas (entre 2015 y 2018), cambi¨® las tornas. Las expulsiones por denegaci¨®n del asilo comenzaron a acelerarse el a?o pasado y en septiembre de 2018 el Ejecutivo cerr¨® tambi¨¦n la puerta a la posibilidad de que los solicitantes pudieran iniciar un aprendizaje. Decenas de migrantes han sido expulsados con los estudios empezados.
Un sinsentido social y tambi¨¦n econ¨®mico, subraya Rudi Anschober (Los Verdes), consejero regional de Integraci¨®n y Medio Ambiente de Alta Austria, que lanz¨® el a?o pasado una petici¨®n online bajo el lema ¡°formaci¨®n en vez de expulsi¨®n¡± apoyada por 80.000 personas, 135 Ayuntamientos, 2.000 empresarios y numerosas personalidades.
La creciente presi¨®n social y de los partidos de la oposici¨®n para reclamar un freno a las deportaciones en estos casos ha surtido efecto. La semana pasada, en la recta final de la campa?a para las elecciones adelantadas del domingo tras romperse la coalici¨®n entre ?VP y ultras, los democristianos de Kurz cedieron y apoyaron en el Parlamento requerir al Ministerio del Interior un cambio legal que permita a los afectados acabar su formaci¨®n aunque se desestime el asilo.
¡°Esta amplia alianza de la sociedad civil ha demostrado c¨®mo se puede hacer pol¨ªtica de otra manera¡±, destaca en una visita al taller de Feldkirchen Anschober, que mantiene las espadas en alto. La petici¨®n parlamentaria a¨²n debe traducirse en una norma concreta, y no se decretado la paralizaci¨®n de las expulsiones mientras tanto. ¡°Hago un llamamiento a que se acelere el asunto¡±, apunta el consejero de Los Verdes, porque ¡°no hay nada peor que no saber qu¨¦ ser¨¢ de ti ma?ana¡± y que de un d¨ªa para otro aparezca la polic¨ªa ¡°te saque de tu lugar de trabajo y te suba a un avi¨®n¡±, como ha ocurrido ya.
Anschober apuesta por la soluci¨®n de Alemania, que permite la formaci¨®n y a?ade dos a?os m¨¢s de residencia para que los afectados puedan ganar experiencia laboral. Permitir el acceso a los aprendizajes ¡°es una oportunidad de integraci¨®n ¨®ptima, porque ayuda a los peticionarios de asilo a aprender el idioma y les da una perspectiva vital y profesional¡±, a?ade.
Adem¨¢s, hacen falta. Hay 1.800 plazas de formaci¨®n profesional sin cubrir solo en Alta Austria (1,4 millones de habitantes de los 8,7 del pa¨ªs), y las previsiones indican que en 2020 la escasez de mano de obra cualificada rondar¨¢ las 29.000 personas en esta regi¨®n -la C¨¢mara de Comercio austriaca estim¨® 162.000 a nivel nacional en abril de 2018-. ¡°Nosotros buscamos sin ¨¦xito un aprendiz durante dos a?os y entonces decidimos formar a un solicitante de asilo¡±, explica Michaela Krbecek. A Ali le conoci¨® porque da clases de alem¨¢n a refugiados como voluntaria, y ah¨ª surgi¨® la idea. La empresaria pens¨® que los papeles tardar¨ªan unas semanas, pero se top¨® con la negativa de los servicios de empleo porque el Gobierno conservador ya hab¨ªa eliminado el acceso de refugiados como Ali a la formaci¨®n profesional. Pero ¡°rendirse no era una opci¨®n¡±, por lo que recurri¨® ante los tribunales, que le dieron la raz¨®n en un fallo que Anschober espera que siente jurisprudencia, ya que hay otros dos procesos similares abiertos.
Los jueces dictaminaron que deb¨ªan prevalecer sobre la decisi¨®n del Gobierno las directrices europeas de acogida, que establecen la apertura del mercado laboral cuando el peticionario de asilo lleva 9 meses pendiente de la resoluci¨®n de su caso. El afgano Ali Z., que huy¨® de Herat hace tres a?os despu¨¦s de que una banda mafiosa asesinara a su padre y le amenazara a ¨¦l y su familia, seg¨²n cuenta en alem¨¢n, cumpl¨ªa los requisitos. Ahora est¨¢ pendiente de la revisi¨®n de la resoluci¨®n negativa a su solicitud de asilo. ¡°Quiero quedarme m¨¢s all¨¢ de los tres a?os que dura mi aprendizaje, establecerme aqu¨ª y tener familia¡±, a?ade Ali.
En quedarse tambi¨¦n conf¨ªa Qorban Rahimi, afgano de 19 a?os, que realiza una formaci¨®n profesional doble de administrativo y t¨¦cnico en una empresa de limpieza de Linz. ¡°Llevo m¨¢s de cuatro a?os en Austria y hago todo lo posible para integrarme y ser aceptado¡±, cuenta en un alem¨¢n fluido. Tambi¨¦n Rahimi perdi¨® su caso de asilo y ha recurrido. En octubre tiene otra vista y el peligro de una deportaci¨®n est¨¢ ah¨ª. ¡°Pienso en ello todos los d¨ªas, estoy en el aire y no es agradable no saber si me quedar¨¦. No puedo planificar mi futuro¡±, afirma. Su jefe y compa?eros en la firma TopRein le apoyan, al igual que la familia austriaca que le ha ¡®adoptado¡¯ y ayudado a abrirse paso desde que lleg¨® a Linz tras pasar primero por varios centros de refugiados y despu¨¦s de cuatro meses de viaje desde Afganist¨¢n, de donde huy¨® de los talibanes. Se mantiene con su trabajo, estudia y es ¡°voluntario los s¨¢bado en Caritas¡±, recalca. ¡°Hago todo lo posible por quedarme¡±.
La factura del abogado la paga la ultraderecha
El Gobierno del democristiano Sebastian Kurz y su socio de coalici¨®n, la ultraderechista FP?, que se disolvi¨® en mayo tras 15 meses de gesti¨®n, ha aplicado una pol¨ªtica migratoria restrictiva tras la crisis de 2015 y ha tomado medidas para frenar las entradas y hacer Austria poco atractiva para refugiados. Kurz recalca que el pa¨ªs ya no puede acoger a m¨¢s (casi una cuarta parte de la poblaci¨®n es extranjera o de origen migratorio) y se opone al reparto de personas rescatadas en el Mediterr¨¢neo central impulsado recientemente por Francia y Alemania en una cumbre en Malta. Pero ha sido especialmente la ultraderecha la que ha presionado para levantar muros a la migraci¨®n. Y en algunos casos, se ha pasado de frenada. El exdiputado Joan Gudenus, que protagoniz¨® junto al exl¨ªder Heinz-Christian Strache el v¨ªdeo del ¡®caso Ibiza¡¯, acus¨® p¨²blicamente a un refugiado que realiza su formaci¨®n profesional en un supermercado de Alta Austria de estar vinculado a grupos terroristas. Se equivoc¨®. Le adjudic¨® un perfil de Facebook que no era suyo. El consejero regional Rudi Anschober llev¨® a Gudenus a los tribunales y logr¨® una indemnizaci¨®n en un acuerdo extrajudicial. Parte del dinero ha cubierto los gastos legales para lograr el permiso de aprendizaje de Ali Z.
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