La familia de Mugabe gana la batalla del entierro del dictador
Mugabe, fallecido en Singapur el 6 de septiembre, ha sido finalmente enterrado en su pueblo natal de Zvimba
El expresidente de Zimbabue Robert Mugabe, fallecido en Singapur el 6 de septiembre, ha sido enterrado este s¨¢bado en su pueblo natal de Zvimba, en Kutama, en una ceremonia privada, peque?a y tradicional. Su cuerpo reposar¨¢ lejos del Cementerio de los H¨¦roes Nacionales, lugar donde le quer¨ªa ver el presidente y antiguo aliado, Emmerson Mnangagwa, el hombre que forz¨® su salida del poder en noviembre de 2017. Esta partida la ha ganado la esposa del dictador, Grace Mugabe.
Una corona de flores despidi¨¦ndole con la palabra Dad (padre, en ingl¨¦s) y un retrato con el pu?o alzado acompa?aban el f¨¦retro en Zvimba, el pueblo donde Mugabe, que gobern¨® durante 37 a?os, creci¨®; donde vivi¨® el abandono de su padre a los 10 a?os; donde estudi¨®, aplicado, en la misi¨®n cat¨®lica, y donde encamin¨® su vida como profesor, antes de convertirse, lejos de la aldea, en revolucionario, en preso pol¨ªtico, en presidente y en dictador.
Los restos del expresidente han estado en el centro de una fuerte disputa entre el Gobierno de Mnangagwa, apodado El cocodrilo y al que no le gusta perder, y la familia desde que Mugabe muri¨® hace tres semanas, a los 95 a?os, en Singapur. El Gobierno, con Mnangagwa a la cabeza, quer¨ªa reconciliarse con Mugabe enterr¨¢ndole en el impresionante camposanto dedicado a los ¡°h¨¦roes¡± de Zimbabue ¡ªcasi todos del partido ZANU PF, el de Mugabe, el de Mnangagwa y el ¨²nico que ha gobernado en Zimbabue desde la independencia en 1980¡ª. As¨ª, Mnangagwa hubiera podido disimular la enorme brecha causada desde que derroc¨® a Mugabe en noviembre de 2017. Pero la familia no lo ha permitido. Mugabe, resentido con el hombre que fue su amigo y aliado durante d¨¦cadas antes de derrocarlo, expres¨® que quer¨ªa la sepultura en su pueblo natal y Grace Mugabe no ha descansado hasta tumbar los planes oficiales.
Despu¨¦s del funeral de Estado, celebrado hace dos semanas, de ceremonias canceladas en el ¨²ltimo minuto y de un largo tira y afloja, y tras tener la familia guardado celosamente el f¨¦retro en su lujosa mansi¨®n, conocida como la Casa Azul por el color de sus tejados, el Ejecutivo de Mnangagwa cedi¨® oficialmente el pasado jueves. ¡°En l¨ªnea con las pol¨ªticas de respetar la voluntad de las familias de los h¨¦roes difuntos¡±, se?al¨® un comunicado, ¡°el Gobierno est¨¢ cooperando con la familia¡±.
Esta disputa representa un nuevo cap¨ªtulo del cara a cara entre las dos facciones del partido ZANU PF, la muestra de una divisi¨®n interna y de una lucha por el poder que acab¨® desplazando al nonagenario dictador cuando ya todos los zimbauenses cre¨ªan que le ver¨ªan gobernar hasta el d¨ªa de su muerte. Grace Mugabe esperaba heredar la batuta y su marido le estaba preparando el camino.
¡°Puede que haya quien piense que la familia ha hecho algo que no era apropiado¡±, manifest¨® este s¨¢bado Walter Chidhakwa, portavoz de los Mugabe, citado por la agencia Reuters, ¡°pero lo que hemos hecho era la voluntad de nuestro padre¡±. Un portavoz del ZANU PF, Simon Khaya Moyo, se?al¨® por su parte que la decisi¨®n no hab¨ªa sido ¡°la m¨¢s afortunada¡±.
Mientras tanto, fuera de las ¨¦lites de Zimbabue, el d¨¦j¨¤ vu del colapso econ¨®mico y la represi¨®n inunda el d¨ªa a d¨ªa. Las colas para poner gasolina llegan a las tres horas, el d¨®lar zimbabuense se est¨¢ desplomando al tiempo que la inflaci¨®n ya llega a los tres d¨ªgitos y el aire seco avisa de que se acerca una de las peores sequ¨ªas en d¨¦cadas.
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