Las seis semanas que llevaron a Trump a las puertas del ¡®impeachment¡¯
La peripecia de la denuncia contra el presidente por el esc¨¢ndalo de Ucrania es un paseo por las cloacas y las bondades del sistema estadounidense
Un total de 84 palabras para resumir el esc¨¢ndalo que ha puesto al pa¨ªs m¨¢s poderoso del mundo patas arriba: ¡°He recibido informaci¨®n por parte de m¨²ltiples funcionarios del Gobierno estadounidense de que el presidente de Estados Unidos est¨¢ usando el poder de su cargo para pedir la interferencia de un pa¨ªs extranjero en las elecciones de 2020. Esta interferencia incluye, entre otras cosas, la presi¨®n a un Gobierno extranjero para investigar a uno de los rivales pol¨ªticos dom¨¦sticos m¨¢s importantes del presidente. El abogado personal del presidente, Rudolph Giuliani, es una figura central de este esfuerzo. El fiscal general Barr parece estar tambi¨¦n involucrado¡±.
Con brevedad, precisi¨®n y crudeza, al estilo de un telegrama, arranca la denuncia an¨®nima del caso de Donald Trump y Ucrania, un buen reflejo de la velocidad a la que ha combustionado el esc¨¢ndalo. Un informante procedente de los servicios de inteligencia presenta el escrito un 12 de agosto. Y el 23 de septiembre por la noche, en un vuelo de Nueva York a Washington, la veterana dem¨®crata Nancy Pelosi, presidenta de la C¨¢mara de Representantes, ya empieza a escribir a mano el borrador del discurso con el que anunciar¨¢ la puesta en marcha de la investigaci¨®n para una posible destituci¨®n de Donald Trump. El famoso impeachment.
Con las prisas, Pelosi se deja el papel en el avi¨®n. Da igual, al d¨ªa siguiente, el 24, parece llevarlo muy bien aprendido. La C¨¢mara baja, de mayor¨ªa dem¨®crata, ha puesto en marcha la maquinaria del impeachment. Arguye las presiones del mandatario republicano al presidente ucranio para lograr que la justicia de ese pa¨ªs investigue al exvicepresidente Joe Biden, el precandidato para 2020 mejor situado en las encuestas, y al hijo de este, Hunter, a ra¨ªz de sus negocios en Kiev. Como en la trama rusa, este caso envuelve a un Gobierno extranjero y la b¨²squeda de trapos sucios que, de existir, irremediablemente da?ar¨¢n las posibilidades de salir elegido a su contrincante dem¨®crata. El desenlace, sin embargo, se antoja radicalmente distinto.
Para entender c¨®mo en seis semanas se ha desatado una tormenta que no se produjo tras casi dos a?os de pesquisas sobre la injerencia del Kremlin hay que regresar a una llamada telef¨®nica del 25 de julio y a una reuni¨®n en Madrid el 2 de agosto; al papel de un confidente an¨®nimo que se rasga las vestiduras ante lo que est¨¢ descubriendo y a un funcionario con nombre y apellidos, Michael Atkinson, que da un pu?etazo sobre la mesa y acude al Congreso. Por ¨²ltimo, a una mujer, Nancy Pelosi, que da un paso al frente. La historia de Ucrania y el impeachment es un examen a la salud del sistema estadounidense, un paseo por sus cloacas y por sus bondades. Estalla en 2019, pero los or¨ªgenes se remontan incluso a la revoluci¨®n del Maid¨¢n, en 2014.
Los negocios de Biden en Ucrania
Biden padre, por entonces vicepresidente de la Administraci¨®n de Obama, viaja en varias ocasiones a Kiev para ayudar a consolidar al nuevo Gobierno de Poroshenko y, poco despu¨¦s, a su hijo Hunter lo contrata Burisma Holding, una de las mayores compa?¨ªas de gas del pa¨ªs, con un salario mensual de 50.000 d¨®lares. La Casa Blanca no consider¨® que hubiera un conflicto de intereses, pese a lo pol¨¦mico del fichaje (sobre todo porque el due?o de la empresa en cuesti¨®n, Mikola Zlochevski, es un oligarca cercano al expresidente Yanuk¨®vich investigado por abuso de poder, lavado de dinero y enriquecimiento il¨ªcito, pero nunca condenado).
Ese es el hilo del que Trump y Giuliani tiran durante meses para tratar de buscar un posible caso de corrupci¨®n en el hijo del veterano dem¨®crata. Acusan al vicepresidente de haber logrado la destituci¨®n del fiscal general de entonces, Viktor Shokin, con el fin de frenar una investigaci¨®n contra Hunter, pero no ha trascendido que haya habido nunca ninguna investigaci¨®n en marcha sobre los Biden en Ucrania. El exvicepresidente s¨ª reclam¨® el relevo de Shokin, amenazando incluso -seg¨²n reconoci¨® ¨¦l mismo en p¨²blico-, con cortarles ayudas prometidas, pero esa demanda era compartida por expertos de organizaciones anticorrupci¨®n que justamente denunciaban la inacci¨®n del fiscal, incapaz de lograr ninguna condena rese?able.
El inter¨¦s por lograr una investigaci¨®n sobre los Biden entra en terreno pantanoso mucho antes de este verano, seg¨²n la denuncia del confidente an¨®nimo, que ha sido identificado por la prensa estadounidense como un empleado de la CIA que fue asignado a la Casa Blanca durante un tiempo, y afirma haber contado con la colaboraci¨®n de media docena de fuentes.
La pistola humeante del caso
La llamada entre Donald Trump y su hom¨®logo ucranio, Volod¨ªmir Zelensky, el 25 de julio representa, sin embargo, lo m¨¢s parecido a la pistola humeante del caso, la prueba m¨¢s incriminatoria. En ella, el estadounidense pide insistentemente a Zelensky que investigue a Biden y a su hijo y le repite en varias ocasiones que su abogado personal, Giuliani, y el fiscal general de EE UU se pondr¨¢n en contacto con ¨¦l para ayudarle. El confidente an¨®nimo no escucha directamente la conversaci¨®n, pero varios funcionarios que s¨ª lo hacen quedan alarmados por el contenido y por lo sucedido despu¨¦s, ya que, seg¨²n el denunciante, abogados de la Casa Blanca trataron de ocultar la transcripci¨®n.
El 26, al d¨ªa siguiente de la conversaci¨®n de los mandatarios, el representante especial del Gobierno de EE UU para Ucrania, Kurt Volker [que dimiti¨® el pasado viernes], se re¨²ne con Zelensky y otros pol¨ªticos ucranios para discutir c¨®mo ¡°navegar¡± las peticiones de Trump. El 2 de agosto Giuliani se cita en Madrid con uno de los asesores del presidente ucranio, Andriy Yermak, para hacer un seguimiento de los ¡°casos¡± que han discutido.
Varios funcionarios explican al denunciante que, en realidad, ese solo es uno de los muchos encuentros que el abogado de Trump ha tenido con diferentes consejeros de Zelensky. La denuncia cita otra reuni¨®n de Giuliani con el nuevo fiscal general ucranio, Yury Lutsenko, a finales de enero en Nueva York y otra, a mediados de febrero, en Varsovia. El 9 de mayo The New York Times public¨® que el abogado planeaba viajar a Kiev para presionar al Gobierno ucranio a impulsar dos investigaciones que iban a beneficiar a Trump, una sobre la injerencia electoral de 2016 y otra sobre el hijo de Biden. Levant¨® tal polvareda de cr¨ªticas que cancel¨® la visita.
D¨ªas despu¨¦s de las noticias de ese viaje cancelado, varios funcionarios de la Administraci¨®n empiezan a compartir con el denunciante su preocupaci¨®n por las maniobras del asesor del presidente. Giuliani parece impacientarse el 21 de junio, cuando en su cuenta de Twitter publica: ¡°El nuevo presidente de Ucrania a¨²n guarda silencio sobre la interferencia ucrania de 2016 y la supuesta mordida de Biden a Poroshenko. Es hora de que sus l¨ªderes investiguen ambos [asuntos] si quieren purgar los abusos de la gente de Hillary Clinton a Ucrania¡±.
El dif¨ªcil periplo de la denuncia
A mediados de julio, el confidente se entera de un cambio en la pol¨ªtica de ayudas de EE UU a Ucrania, por el cual la entrega de 391 millones de d¨®lares ha quedado bloqueada. El 25 de julio, tiene lugar la famosa llamada. ¡°Har¨¦ que Giuliani te llame y tambi¨¦n que el fiscal general te llame y llegaremos al fondo del asunto. Estoy seguro de que lo resolver¨¢s¡±, dice Trump en esa conversaci¨®n, como trascender¨¢ justo dos meses despu¨¦s, el 25 de septiembre, al hacerse p¨²blico el resumen escrito de la llamada.
Es entonces cuando ese informante an¨®nimo da un paso al frente, aunque el periplo entre que da la voz de alarma y logra que algo se mueva tambi¨¦n tiene algo de odisea. La primera queja la presenta a principios de agosto ante Courtney Simmons Elwood, abogada general de la CIA, que lo pone en conocimiento la Casa Blanca, el Consejo de Seguridad Nacional y el Departamento de Justicia, seg¨²n The New York Times. Cuando el confidente descubre que Elwood ha hablado con la Casa Blanca, teme que no le crean y entierren el asunto, as¨ª que el 12 de agosto acude con su informe a Michael Atkinson, inspector general para la comunidad de inteligencia. Ese cauce le ofrece, adem¨¢s, muchas m¨¢s protecciones legales.
A finales de agosto, la oficina del director de Inteligencia Nacional, con el interino Joseph Maguire al frente, tambi¨¦n remite el caso al Departamento de Justicia, pero este no abre investigaci¨®n y Maguire no informa al Congreso. Atkinson s¨ª lo hace, advierte a la C¨¢mara y al Senado de que existe una denuncia de la que no puede hablar. La presi¨®n de los dem¨®cratas acaba haciendo explotar la olla a presi¨®n. El fin de semana previo a la Asamblea de Naciones Unidas en Nueva York trasciende el motivo de la denuncia y las placas tect¨®nicas del Partido Dem¨®crata se empiezan a mover.
El giro de Nancy Pelosi
Nancy Pelosi, la persona m¨¢s poderosa del Partido Dem¨®crata, tercera autoridad de la naci¨®n y experta en la jungla de Washington, llevaba todo el a?o sofocando a los legisladores m¨¢s combativos, que reclamaban un impeachment contra Trump por la trama rusa. Lo poco concluyente del fiscal especial del caso, Robert S. Mueller, que no hall¨® pruebas de conchabanza entre Trump y el Kremlin, la acab¨® de convencer. El proceso no solo fracasar¨ªa en el Senado, de mayor¨ªa republicana, sino que ayudar¨ªa a victimizar a Trump ante sus bases y resultar¨ªa contraproducente pol¨ªticamente.
El caso de Ucrania, sin embargo, le hizo cambiar de postura. Frente a lo enrevesado de la trama rusa, este caso es muy concreto, muy sencillo de entender y dispone de una pistola humeante que nunca tuvo el asunto de la injerencia rusa. La presi¨®n de muchos legisladores se recrudeci¨® y, tras una serie de reuniones, el lunes por la tarde tomo una decisi¨®n.
El martes, en su discurso, la presidenta de la C¨¢mara de Representantes cit¨® a uno de los padres de la patria: ¡°En los tiempos m¨¢s oscuros de la Revoluci¨®n Americana, Thomas Paine escribi¨®: ¡®Los tiempos nos han encontrado para luchar por la democracia¡±. Los riesgos pol¨ªticos siguen ah¨ª -la popularidad de Bill Clinton creci¨® tras su fracasado impeachment-, pero Pelosi, seg¨²n dijo el martes, cree que Trump no les ha dejado otra opci¨®n. ¡°Debemos poner el pa¨ªs antes que el partido¡±. Trump ya ha empezado a denunciar una ¡°caza de brujas¡± y las primeras citaciones para declarar ante el Congreso ya se han empezado a emitir. El tiempo ha encontrado a todos.
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