Cuba mira el horizonte con angustia
El desabastecimiento de combustible en la isla, agravado por las sanciones de EE UU a los petroleros, provoca colas de hasta seis horas en las gasolineras y obliga a reducir el transporte p¨²blico
Cuba de nuevo mira al horizonte con angustia. Y espera. Con la vista puesta en los duros a?os noventa, aguarda a que la cosa no empeore y por el mar aparezca un barco de petr¨®leo que amortig¨¹e la actual situaci¨®n de desabastecimiento de combustible, que ha puesto otra vez al pa¨ªs a vivir a c¨¢mara lenta. Las colas en las gasolineras de La Habana han sido desesperantes en las ¨²ltimas semanas, igual o peor que en el interior de la isla. Cuatro, cinco, seis, o incluso m¨¢s horas de espera para llenar el dep¨®sito, y eso en caso de encontrar carburante. La situaci¨®n parece haber mejorado en los ¨²ltimos d¨ªas, pero la gente desconf¨ªa; teme que sea solo una apariencia.
El pasado 11 de septiembre, el presidente Miguel D¨ªaz-Canel explic¨® en televisi¨®n los problemas que afrontaba la isla debido al d¨¦ficit de suministro de di¨¦sel, la mayor¨ªa procedente de Venezuela. En lo que quedaba de mes, dijo entonces, s¨®lo entrar¨ªan a la isla uno o dos barcos de petr¨®leo, una ¡°situaci¨®n coyuntural¡± que con el paso de las semanas se ir¨ªa normalizando pero que obligar¨ªa a desempolvar no pocas medidas del Periodo Especial, de tan mal recuerdo. La causa fundamental de esta crisis, dijo el mandatario, no era esta vez la ineficiencia de la econom¨ªa cubana ¡ªsin dejar de reconocerla¡ª, sino el incremento del cerco de Estados Unidos, que persigue y sanciona a los barcos que transportan crudo a la isla y dificulta cada vez m¨¢s las operaciones de abastecimiento. Hay una ¡°persecuci¨®n enfermiza¡± a las compa?¨ªas que traen petr¨®leo venezolano ¡ªla semana pasada fueron sancionadas cuatro¡ª, asegur¨®, considerando que en la pr¨¢ctica se trata de un ¡°bloqueo naval¡± que persigue provocar la asfixia energ¨¦tica y el deterioro de la situaci¨®n con el ¨¢nimo de ¡°arrancar concesiones pol¨ªticas¡±.
Debido a la falta de di¨¦sel, el transporte p¨²blico ¡ªautobuses, taxis colectivos, viejos coches de alquiler privados¡ª ha reducido dr¨¢sticamente rutas y frecuencias, lo que se ha traducido en aglomeraciones en las calles, en nervios y broncas. La polic¨ªa, en las paradas, trata de evitar males mayores y manda parar a los veh¨ªculos estatales para que lleven en su ruta a los pasajeros. Tambi¨¦n, como en las peores ¨¦pocas, muchos centros estatales y f¨¢bricas han reducido su jornada laboral. Otros han acortado la semana de trabajo y hasta se han suspendido temporalmente las clases en centros de estudios y universidades. Algunas empresas han detenido provisionalmente sus actividades, todo para evitar que colapse el sistema de generaci¨®n el¨¦ctrica.
El transporte de personas y cargas entre provincias ¡ªtrenes, aviones y autobuses¡ª se ha reducido al m¨ªnimo y, como medida de ahorro, se proh¨ªbe poner el aire acondicionado en las tiendas y dependencias oficiales, donde el calor es sofocante. En el campo, las autoridades exhortan a volver a la tracci¨®n animal para transportarse y realizar las labores productivas; si no hay petr¨®leo para los tractores, hay yuntas de bueyes. Es la consigna, como en los tiempos del Periodo Especial, cuando se llegaron a emplear 200.000 animales en el trabajo agr¨ªcola.
A algunos suministradores extranjeros de mercanc¨ªas les han advertido de que temporalmente se ralentizar¨¢ la extracci¨®n de contenedores del puerto. Y tambi¨¦n el traslado desde los almacenes, pues no hay petr¨®leo para los camiones. Por supuesto, al caer la distribuci¨®n, la escasez de art¨ªculos y alimentos en las tiendas ¡ªya de por si desabastecidas¡ª aumenta. Falta la mantequilla y despu¨¦s aparece, y lo mismo con el jab¨®n, la harina, el agua mineral¡ el cuento de nunca acabar.
Aunque la situaci¨®n est¨¢ lejos de parecerse a la de los crudos a?os del Periodo Especial, cuando los apagones llegaron a ser de 14 horas diarias?¡ªhasta el momento pr¨¢cticamente no ha habido, o han sido cortos¡ª, las dificultades aumentan d¨ªa a d¨ªa y con ellas la inquietud y ansiedad de la gente. Para defenderse de lo que se vive ya y prepararse para lo que se intuye que viene, los cubanos han acudido a Internet y a las redes sociales. Se han creado varios grupos solidarios de WhatsApp llamados Donde hay combustible. Sus miembros se avisan de d¨®nde sacan gasolina o di¨¦sel, cu¨¢nta cola hay, c¨®mo es el ambiente. ¡°Ramoncito te lo llena¡± ofrece all¨ª sus servicios: por un m¨®dico precio, el tal Ram¨®n pasa por tu casa en su coche, te lo deja en garant¨ªa y se lleva el tuyo, con el que hace la cola y te lo llena. A veces la gente est¨¢ tensa y pone comentarios pol¨ªticos; los administradores del grupo r¨¢pidamente intervienen: ¡°Este espacio es para encontrar gasolina, no para hablar mierda¡±. Otros tratan de pescar en r¨ªo revuelto: ¡°s¨¦ que esto es para el di¨¦sel, pero vendo bicicleta el¨¦ctrica¡±.
La prensa oficial empez¨® a hablar el fin de semana de ¡°vuelta a la normalidad¡±, pero destacando unas palabras recientes del presidente D¨ªaz-Canel. ¡°Hab¨ªamos abandonado cosas que aplicamos en el Per¨ªodo Especial, y nos acomodamos a lo que ten¨ªamos despu¨¦s. Pero hay medidas que deber¨¢n quedarse para siempre, aunque tengamos chorros de combustible¡±. En el horizonte popular, de nuevo, incertidumbre y angustia.
Psicolog¨ªa de plaza sitiada
De la ineficiencia de la econom¨ªa y la empresa socialista, sesenta a?os dan fe. Los economistas cubanos son los primeros en reconocerlo. Pero si la Cuba del siglo XXI no pudo o no quiso hacer las reformas necesarias para activar la econom¨ªa y la productividad, hoy el factor Trump no debe subestimarse. Nunca, coinciden representantes de empresas, bancos y hombres de negocios extranjeros, ha sido tan dif¨ªcil operar con Cuba debido a las presiones norteamericanas. Sanciones, persecuci¨®n financiera, multas, activaci¨®n del t¨ªtulo III de la ley Helms-Burton, restricciones a las remesas, el efecto de la suspensi¨®n de los cruceros ¡ª15% de ca¨ªda de las cifras de visitantes¡ª, son solo algunas de ellas. En la ¨²ltima sesi¨®n de la Asamblea General de la ONU, el canciller cubano, Bruno Rodr¨ªguez, evalu¨® los da?os del embargo el a?o pasado en m¨¢s de 4.000 millones de d¨®lares. EE UU dice que el Gobierno de Cuba es el responsable, y La Habana frente a Trump se enroca e instala en una psicolog¨ªa de plaza sitiada. En medio de la pol¨ªtica, como siempre, los cubanos de a pie sufren y aguantan.
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